5.Adolescencia

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—¡Hey! Taemin ah, ¿por qué esa sonrisa?— Moonkyu sacudió los hombros de su amigo.

—Creo que es bastante obvio Moonie—. Jongin le interrumpió. —Sólo tienes que ver esa sonrisa estúpida.

Moonkyu se acercó a Taemin y jaló las comisuras de su boca, borrando la mueca feliz que tenía. Al soltarle, la sonrisa volvió a su lugar, como si estuviera hecha de goma.

—Espera Moon, dale dos segundos más—. Jongin contó con los dedos, hasta que el horror y decepción aparecieron en el rostro de Taemin.

—Soy el peor amigo del mundo...— Taemin se dejó caer en su lugar. —¡El peor!— Se apoyó sobre sus codos.

—Tienes que tomar una decisión, ahora—. Moonkyu no fue condescendiente, dijo las cosas como eran.

—¿Por qué ustedes dos suenan tan maduros?— Y el puchero que hizo Taemin era tan infantil. —Hasta ayer seguíamos peleando por quién se iba a terminar las galletas.

—Perdónanos, Tae, pero nos preocupamos por ti—. Jongin le abrazó. —Yo te quiero, Moonie, él supongo que también lo hace—. Se encogió de hombros. —Y sabes que no me gustaría verte con nadie...— Eso lo agregó de manera más ruda, casi susurrando, a pesar de saber que Moonkyu le había escuchado y había puesto los ojos en blanco por ese comentario.


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Taemin se detuvo en la puerta de su salón. Jinki le había acompañado de nuevo, últimamente habían estado tomando el almuerzo fuera de la escuela, haciendo que el mayor acompañara a Taemin de regreso (hasta el salón), aún cuando el mismo Taemin le decía -insistía- que ese gesto no era necesario. El mayor besó el dorso de mano derecha, como un gesto de despedida, a lo cuál Taemin se sonrojó. Un vil reflejo, no sentía esa emoción que sintió tiempo atrás, no había iniciativa de su parte. Si seguía saliendo con Jinki, era por simple compromiso, hacia el mayor. Se volvieron a despedir, esta vez en serio, Taemin no miró atrás, creía que eso era cursi, nunca había tenido motivos para hacerlo.

Se sentó en su lugar, apoyándose en su mano. Dejó escapar un suspiro, ya no era divertido, nunca lo había sido. En un principio fue interesante, pero ahora, incluso se sentía insulso, fuera de lugar. Por otro lado, también era cierto que si quería mantener la amistad con Jonghyun, debía darle fin pronto, a lo que fuera que hubiese, o que quedara entre Jinki y él mismo.

Suspiró, la clase había comenzado hacer rato y él ni en cuenta, tampoco le llamaba mucho la atención esa materia. Tomó algunos apuntes, mientras su cabeza divagaba en otras cosas, como el cómo iba a terminar con Jinki, o cómo se disculparía con Jonghyun...Incluso, en que él tal vez podría hacer algo para que Jonghyun al fin diera el primer paso y hablara al fin con quien había sido su amor platónico por ya algún largo rato.

¿La clase ya había terminado? Se levantó de su asiento, sin prestar atención a su alrededor, mientras caminaba por los pasillos sumergido en ese plan maquiavélico. Recogió varios libros de su casillero y se dirigió a la siguiente aula, era la clase de historia. Sonrió, en esa clase se sentía liberado de sus problemas, como si fueran parte de un mundo al que no perteneciese, en el pasado, todo era mejor. El ahora, era algo que prefería dejar a un lado, cuando se trataba de sumergirse en lo que ya era parte del ayer. Además, contaba con que su profesor, era alguien a quien podía contarle sus problemas, sin temer a las consecuencias.

Mientras el día pasaba, más absorto en sus pensamientos quedaba, como si se negase a la realidad. No, estar en un mundo perfecto creado por su mente, donde todo es como debería de ser. Las clases terminaron, el tiempo pasó. Se encontraba en el pasillo, sin dirección a dónde ir. Unas manos se colocaron sobre sus hombros, regresándolo a tierra. Era su profesor.

Ojos BonitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora