Comienza la guerra

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En la universidad...

-Grace, dime que escuché bien.—preguntó ansiosa Danna.

-¿A que te refieres?—escribió ella.

-Vamos Grace ese pedazo de hombre te dijo que trabajaría contigo y tú me dices que no sabes a lo que me refiero.—chillaba casi histérica.

-Seguramente lo dijo por molestar.—volvió a contestar.

-No Grace, no te hagas la tonta conmigo. Ese hombre te dijo que trabajará contigo.—dijo con ese tono pícaro que solía usar para situaciones así.—Quiere decir que estarás pegadita a él.

-Ya bájale Danna, que no es para tanto, en cuanto termine la clase le preguntaré como es que quiere que trabajemos juntos.—volvió a textear.

-Ay me suena amor.—canturreaba Danna.

-Por Dios, Danna que tonterías dices.

-¿Que pasa Grace?—preguntó Bryant

-Nada, tonterías de Danna.—habló en señas. Bryant podía entender muchas veces lo que ella quería decir.

-¿Nos vamos?—preguntó el, pasándole los brazos alrededor de la cintura. Tomó su mochila y se fueron de allí.

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-Profesor Valenzuela .—gritó Amanda de lejos.

-Disculpe que lo llame así, ufff tremenda carrera la que me echado para alcanzarlo. Es por el laboratorio, me gustaría que me explicará mejor las instrucciones.—dijo con voz melosa.

-Señorita, me tendrá q disculpar pero no doy clases fuera de horario tendrá que esperar hasta mañana. Así que si me disculpa la veré en el salón de clases y con gusto le explicaré.

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-Cuéntame cómo es tu nuevo Profesor—preguntó Bryant mientras se dirigían a la casa en su auto.

-Por Dios Bryant—escribió ella

-Según Danna es el tipo perfecto.—continuó hablando.

-¿Son celos lo que percibo?—volvió a escribir.

-Nena, sabes que me muero de celos pensar que otro puede tener el ojo en ti—pero esta vez lo dijo en tono de pertenencia.

Grace, ajusto el aparato Al oído un poco, últimamente no podía distinguir los sonidos aún con la ayuda de este. Tal vez era tiempo de cambiarlo.

--¿Pasa algo, princesa?—pasándole los dedos por detrás de la oreja donde Grace se había ajustado su aparato.

-El Profesor nos puso un laboratorio.—volvió a escribir.

-¿El muy cabrón ya les dio un laboratorio? Si acaban de empezar.—dijo molesto.

-Ujum.

-Si necesitas ayuda sabes que cuentas conmigo.

-El laboratorio lo haré con el profesor.—le dijo a través de su aparato.

-¿Que dices?¿Y porqué si se puede saber? Se quedó pensativo...—Ya entiendo ese tipo quiere ligar contigo.

-¡Que obsesión que tienes...!

-Es el hombre más deseado según tus amigas—le contestó.

Me gustara o no, tenía que reconocer que el profesor era muy guapo pero parecía tener una aversión hacia mí. Llegaron a su casa y Bryant se despidió de ella con un beso en la mejilla pero a diferencia de otras veces , esta vez fue un poco más cercano a sus labios.

Bryant a veces la confundía, aunque que tenía de malo un beso, ¿o sí?

Al día siguiente...

Estaban todos conversando a la espera del profesor.

--Parece que al profesor se le olvidó el camino o se le pegó la sábana.—comentó una de las chicas .

--Pero está tan bueno que se le perdona todo. –comentó Amanda.

Sonó un portazo seguido de un profesor con cara de pocos amigos.

--Ay Grace, no hagas nada que este tipo la tome contigo. –texteó a su amiga preocupada.

Comenzó diciendo: —Pasen al frente con el tema escogido. Srta. Sullivan pase al frente.

--Grace se levantó nerviosa. Se situó frente a él como una niña esperando una reprimenda.

Sebastián le pidió el aparato.—Srta. Sullivan dado a que trabajaremos juntos, (paso unos papeles) aquí encontrará un listado con los posibles temas. —Grace se le quedó mirando. –¿Hay algún problema? ¿Porqué se queda mirando como una tonta? Es que no entiende o cómo se lo explico?—le escribió.

Negó con la cabeza (¿le había llamado tonta?) y tomó el papel entre sus manos. No sabía por qué sentía un sudor frío cada vez que estaba cerca de él. Analizó los temas y se dio cuenta de cuán complicados eran. Estaba segura que quería molestarla demostrando que era una tonta como la había llamado y no lo podría hacer. En ese momento decidió que debía darle guerra y escogió un tema sumamente difícil al fin y al cabo él tendría que ayudarla. Su fracaso sería de él y le saldría el tiro por la culata.

Cuando Sebastián tomó el papel frunció el ceño. Así que la señorita muda quería ponerle a prueba. Púes le daría de su propia medicina, de esas que nunca fallaban. Tendría un buen entretenimiento con esta chica que de tímida no tenía nada. Ya se pensaba ella que él le ayudaría. Le daría tremenda sorpresa.

--¿Cuándo podremos comenzar a trabajar en el tema?—preguntó ella.

--Tengo una agenda apretada señorita Sullivan, y solamente le revisare lo que vaya consiguiendo. No le dije que le iba hacer el trabajo. Pase por mi oficina a las 3:00, no antes.—contestó con una mezcla de cansancio y desprecio.

Grace dispuesta a protestar, lo miró directo a los ojos y escribió en su móvil: Gilipollas!!

Sebastián, leyó el mensaje y con una sonrisa le dio a entender que había comenzado una guerra que el solo ganaría.

Su amiga Danna se acercó a ella al ver su cara descompuesta. –¿Qué pasa?

--Me asignó temas súper difíciles, y sé que fue con todo el propósito de molestar.

--Entonces, ¿si van a trabajar juntos?—dijo con una sonrisilla.

--Soy sorda-muda pero no inútil. Si quiere guerra pues se la daré. Total solo está de suplente, pronto se largará.

--Cierto amiga, pero mientras dure, puedes hacerlo bueno y entretenido, ¿no crees?—dijo en tono burlón.

A su amiga sí que se le había zafado un tornillo.

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Susurros del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora