Capítulo III: Tres son infinidad.

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Al paso que iban, fueron encontrando demasiadas arañas negras y un olor pestilente. Al adentrarse un poco en el lugar, vieron a una extraña mujer. Era muy delgada, con cabello negro, su rostro no podía verse y andaba desnuda. Lo que más llamaba la atención era que en lugar de tener piernas, tenía el cuerpo de una araña negra y grande. La extraña criatura volteó a ver a los cuatro ases, abrió la boca como si quisiera gritar y de ahí salieron muchas arañas.

—Me encargaré de ella —dijo Arthur desenvainando su espada y se aproximó hacia aquella cosa. Ese kryun no era tonto, en cuanto se dio cuenta de Arthur se dio la vuelta y lo envolvió en teleraña.

—Serás idiota —exclamó Albert sacando a su karpeka.

El as de corazones era un puño que salía de un corazón roto, alzó el dedo índice proyectándolo contra Arthur para liberarlo y el medio contra el kryun. El dedo atravesó el cuerpo de araña y eso hizo que más arañas se esparcieran por el lugar. Mientras tanto Lily se acercó a Arthur para ayudarle a liberarse antes de que esa cosa se lo comiera.

—Un idiota llamando idiota a alguien más, que divertido —sonrió Jack y aprovechó la confusión para acercarse al kryun.

Jack corrió velozmente y dando un saltó se subió a lo que quedaba el cuerpo de araña, con su espada le rebanó el cuello. Con eso las arañas se hicieron más numerosas, así que Albert se acercó y con su puño atravesó el pecho del kryun quitándole el corazón. Lo lanzó al aire y lo partió en dos, eso hizo que las arañas se hicieran polvo al instante. Después de matar al kryun el ambiente seguía igual, pero se sentía un poco menos de tensión.

—¿Están todos bien? —preguntó Lily mientras ayudaba a Arthur a levantarse.

—Esa cosa apenas me rozó, creo que el más afectado fue Arthur —respondió Jack y Arthur se levantó del suelo.

—Debes de dejar de ser tan impulsivo, debemos de trabajar como equipo para llegar a la misión con el daño más mínimo —afirmó Lily y le quitó algunas telarañas del cabello.

Todos se miraron y sin decir ninguna palabra más, fueron en dirección al carruaje. Albert golpeó la puerta y el cochero bajó para que ellos se subieran.

—En una hora estaremos en la ciudad aledaña al castillo real, nos hospedaremos en un pequeño hotel cerca del mercado —comentó el hombre y se dispuso hacer su trabajo después de dar el aviso.

"Un engreído insolente, un impulsivo sin cerebro y una niña que no sabe defenderse, el panorama no puede ser peor" pensó Jack observando la ventana. Las nubes negras dejaron de expulsar rayos, en su lugar dio espacio para una lluvia con un poco de granizo.

"Esperaba que siendo caballeros ases fueran un poco más...ordenados respecto a las misiones, Jack y Albert deben de sentirse muy orgullosos de haber matado al primer kryun, ya veremos qué pasará cuando estemos en Mauntland" habló consigo mismo Arthur mientras sacaba su daga para verse en ella.

La hora pasó algo rápido, el clima ayudó bastante a pasar el tiempo. Al llegar a la entrada de la ciudad el carruaje empezó a disminuir la velocidad, en poco tiempo habían llegado al hotel y los cuatro ases bajaron del carruaje para llegar al hotel. El conductor del carruaje se encargó de pedir las habitaciones, el hombre entregó las llaves y todos se fueron a sus respectivas habitaciones. A Jack, Albert y Arthur les tocó en una misma habitación, mientras que Lily se quedó en otra habitación sola.

"Perfecto, una noche con un par de idiotas, si estuviera en la habitación de la niña tonta estaría más tranquilo, al menos es inofensiva, en cambio Jack y Arthur son una amenaza" pensaba Albert mientras los tres entraban a la habitación.

Era algo pequeña y sólo había una cama, una mesita de noche y un par de sillas. Todos se miraron y se abalanzaron contra la cama, por suerte no se rompió por el peso de los tres brincando en ella.

—Aléjate inadaptado, yo dormiré en la cama —exclamó Arthur.

—Mejor tú y tu amiguito quédense en el suelo, yo me quedaré en la cama —dijo Jack empujando a los dos.

— ¿Dormir en el suelo? No soy animal para hacerlo, ¿por qué no mejor se largan a otra habitación? —gritaba Albert aferrándose a la cama.

En ese momento se escucharon unos golpes del techo, quizás de personas de otra habitación. — ¡Con un carajo, ya dejen de gritar! ¡Hay personas que deseamos dormir, maldita sea! —gritó una voz masculina y los tres se detuvieron.

—No podemos seguir llamando la atención, podrían echarnos de aquí —comentó Jack.

—Con la tormenta seguramente nos enfermaríamos y atrasaríamos la misión —añadió Arthur.

—Si nadie quiere dormir en el suelo, entonces deberíamos dormir todos en la misma cama —dijo Albert, ante eso Jack y Arthur le vieron con enfado.

Ninguno quería dormir en el piso, no cabían en la silla y ni hablar de la mesita. Con trabajo lograron acomodarse, Albert, Arthur y Jack estaban muy incomodos en la misma cama, ninguno de ellos pudo dormir con tranquilidad por la intriga de que uno le atacara por la noche. Mientras tanto, Lily dormía sin ningún problema, estaba muy tranquila y dormía con comodidad.

A la mañana siguiente, Jack, Arthur y Albert amanecieron cansados y con ojeras, mientras que Lily se le veía muy bien descansada. Los cuatro se encontraron en la recepción del hotel y la señorita les dio una nota del cochero, decía: Partiremos a medio día, aprovechen para ir a desayunar y recolectar algo de comida para el viaje, mucha suerte. Con esa nota se dispusieron a salir, como el mercado quedaba cerca se dieron una vuelta por ahí.

El día era muy bueno, parecía que la tormenta de ayer nada más fue una casualidad. Iban juntos de puesto en puesto comprando lo que podían llevar, los colores eran vivos y muy variados, un espectáculo para la vista.

—Al parecer no durmieron bien anoche, ahora no hablan —comentó Lily sonriendo. Ninguno de ellos les respondió y ella se río de lo que pasó.

Pasaron un par de horas y tenían comida suficiente para una semana, así que se dispusieron a volver al hotel. En la entrada estaba el cochero les esperaba con el carruaje en la entrada y volvieron a subir al carruaje. Adentro estaba un informe de lo que había pasado en Mauntland, entonces Albert lo tomó para leerlo en voz alta.

Mauntland, provincia de Lichburg.

Se han encontrado indicios altos de actividad de los kryun, al principio se subestimo la gravedad del asunto y se mandaron a los ochos de los cuatro clanes, sólo uno sobrevivió. Lo que se entendió era que grandes kryun estaban en la comarca, provenían de una cueva y estaban seguidos de unos kryun de menor rango.

Se mandaron otras tropas de todos los cuatro, tres y dos que cuenta Copitrédia a contener el ataque, los sobrevivientes están resistiendo en esa zona. No se sabe de manera exacta de donde salieron tales kryun, los agentes de inteligencia que han procesado la información y suponen que se han creado a partir de distorsiones de esa misma cueva.

Hasta ahora se han eliminado a gran parte de los kryun pequeños, sin embargo los otros siete son más difíciles de vencer y no se ha podido hacer mucho contra ellos. Del único que tenemos descripción es de un kryun que parece ser un centauro, con la peculiaridad de tener la cabeza de un caballo en lugar de un hombre, los testimonios dicen que posee un arco y flechas envenenadas como arma.

Esperamos de forma impaciente la llegada de refuerzos y sería mucho mejor que no demoraran tanto los cuatro ases, los necesitamos con urgencia.

Sin nada más que agregar, se despide el dos de corazones y redactor del comunicado, Frank Johnson.

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