*Narra Marnie*
Eran las cuatro de la mañana cuando comencé a oir golpes. Mierda, las putas cervezas. Salté de la cama lo más rápido que pude y me dirigí al lugar de donde provenían los golpes. Evidentemente, allí estaba mi hermano, gritándole a mi madre y tirando cosas.
- ¡TORA BASTA!
- ¡N-NO... N-NO ESTOY B-BO... BORRACHO M-MA-MAMÁ...!
Dios, estaba horrible, tan horrible que daba miedo. Le estaba tirando cosas a mi madre, de entre ellas una foto con mi difunto padre. Corrí hacia él y le agarré, con tan mala pata que se giró y me dio un golpe con un jarrón.
- ¡TORA HIJO! ¿¡QUÉ HACES!?
- M-MA-MAM-MAMÁ...
Me soltó y yo caí al suelo, aún traspuesta por culpa del golpe.
- Cariño...
Mi madre se arrodilló a mi lado y me acarició la cara. No podía verla con claridad, pero tenía magulladuras por toda la cara.
- E-esta n-niña... del... del diablo... ¡M-MUÉRETE!
Ignoré ese comentario, tan común en él. Intenté levantarme pero seguía bastante mareada.
- Mamá... llama a la policía...
- ¡NIÑA DEL D-DIABLO! ¡N-NO LLAMA-LLAMARÁS...
Antes de que pudiera terminar la frase, un grupo de policías irrumpió en el dormitorio de mi madre y con muchos esfuerzos, consiguieron llevarse a mi hermano. Las dos nos quedamos en el suelo, mi madre llorando y mi cabeza sangrando como una fuente.
- Perdone señora...
- Dígame.
- ¿Ese joven tiene algún parentesco con ustedes?
- Es mi hijo...
- Gracias. ¿Su nombre?
- Él es Tora Hashimoto. Mi hija se llama Marnie Madarame, yo soy Naomi.
- Sus apellidos...
- Lo sé, no tienen el mismo padre... ¿Pueden mirarle la herida a mi hija por favor?
- Claro, disculpe señora...
Al cabo de unos minutos un señor vino y me vendó la cabeza entera, media hora después me habían puesto puntos y estábamos en una habitación en el hospital. Mi herida no era lo peor, a mi madre le había roto un brazo, y además todos aquellos moratones no se curarían rápido.
- Perdone, Naomi, ¿puede dejarme a solas con su hija?
- Claro, ahora mismo salgo.
El policía se acercó a mi camilla y se sentó en uno de los sillones.
- ¿Tu edad?
- Veinte, recién cumplidos.
- ¿Ésto ocurre mucho?
- Cada día, es una pesadilla.
- ¿Por qué no llamaron antes?
- Digamos que mi madre no era capaz de ver que su hijito se había convertido en un demonio...
- ¿Qué sucedió exactamente?
- Yo estaba durmiendo, entonces escuché golpes, me levanté corriendo y entonces vi que él estaba... bueno, tirándole cosas a mi madre y gritándole... me llamó niña del diablo, como siempre, y entonces al intentar hacerle parar me estampó un jarrón en la cabeza.
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Maldita conciencia
Teen FictionRyu, un joven de 18 años que comenzó a estudiar publicidad porque sus padres querían deshacerse de él, se da cuenta de que desde pequeño, ha sido un chico problemático por el mero hecho de que se preocupa demasiado por las injusticias y termina cobr...