-Despierta, vamos Alan, ya es hora-Una dulce voz interrumpe la oscuridad del sueño en el que me encontraba sumergido.
-Por favor, despierta ya- Pide gentilmente la misma voz, aquella que me resulta tan familiar. Pero el sueño me tiene absorto, atrapado en sus desagradables mentiras
-¡Al! Te hemos esperado mucho ya, por favor, despierta- Canturrea en tono suplicante
Siento un ligero peso recargarse en mi espalda, puedo sentir el cuerpo de alguien acostado sobre el mio. Puedo sentir la manera en que se arrastra sobre mi, acercándose a mi oído, puedo también sentir su respiración rozando mi piel.
Mi pulso se acelera ligeramente y mi piel se eriza, pero mi mente sigue afuera, perdida en un mar oscuro.
-Obedece a Liz o de lo contrario me veré obligada a tomar otros métodos- La voz que suena justo al lado de mi oreja es distinta a la anterior , mucho mas melódica pero ni la mitad de amable.
La oscuridad en la que me encontraba se ve sustituida poco a poco por la sorpresa, empiezo a sentirme como si llevase todo este tiempo bajo el agua y estuviese saliendo a la superficie.
Antes de poder decir algo o levantarme, una sensación punzante invade mi cuello, aplicando presión. Una sensación punzante y ... Húmeda.
-¿Acabas de morderme?- salen las palabras de mi garganta sin mucha fuerza, como si estuviese afónico.
-Te dije que usaría otros métodos, además no me puedes decir que no te ha gustado, inmediatamente después has despertado- dice juguetona, mientras se mueve de un lado a otro, aún sobre mi espalda.
Una dulce risa suena desde el otro lado de la habitación.
-No te hagas ideas, estaba apunto de pararme antes de que lo hicieses.- Digo, esforzandome por mantener una seriedad en mi voz- Además ¿que esperas para bajarte de mi?
-¿Por que siempre tienes que ser tan aburrido?- Me reclama e inmediatamente después rueda, abandonando mi cuerpo y colocándose a mi lado
-No seas tan dura con el, Roma- Escucho a Liz defenderme, con su gentil voz- Seguramente aún se encuentra confundido.
Con un poco de esfuerzo consigo voltearme boca arriba, para encontrarme con una chica (19 años) de tez clara, cabello lacio y oscuro, con sus ojos azules fijos en mi; acostada a mi lado. Encontrarla tan cerca después de tanto tiempo me sorprende, una sensación de regocijo abarca mi pecho, pero no puedo permitirme sentirme de esa forma puesto que necesito mantenerme realista; es imposible que esté aquí.
-¿Eres de verdad? ¿Realmente estas aquí? Si no es así, esta es una broma de mal gusto.- Le digo, muy seriamente. -No es divertido que se burlen de mi de esta manera.
-¿Por que no te acercas y pruebas tu suerte, marinero*?- dice Roma, con tono bromista, mientras simula con sus labios la pose para recibir un beso. Drástica mente cambia su expresión por seriedad y añade- Si nos crees capaz de jugar con algo tan importante como volverte a ver, eres un idiota.
Acto seguido se voltea mientras refunfuña sonoramente, dándome la espalda para enfatizar su indignación, con ese gesto tan característico en ella.
-Le haz hecho sentir mal - me regaña liz, la chica (12 años) morena de cabello rizado y castaño oscuro, con ojos del mismo color.- Pídele una disculpa.
No puedo negar que me de disgusta el que se molesten conmigo, sin embargo algo en mi carácter inmaduro me impide actuar de la manera que me gustaría, pedirle disculpas y abrazarle, por lo contrario decido justificarme.
-Pero si ha sido ella quien ha empezado.- le trato de convencer- No es justo que me regañes a mi.- ahora con un poco de frustración infantil en mi tono de voz.
-Alan, pídele una disculpa a Roma.-Me insiste, dejando en claro que no cambiará de opinión.
Trato de mantener la postura de que yo no he hecho nada malo, pero al final me resigno en silencio.
-Disculpa Roma, no quería hacerte sentir mal.-Digo, como si recitase un texto que me han forzado a aprenderme.
-No, Al, tienes que ser honesto.
Apenas Liz termina de hablar, Roma se voltea, dándome la cara de nuevo. Claramente ella esta esperando a que le pida disculpas, lo cual solo me hace sentir deseos de llevarle la contraria (Dado que siempre he tenido ese tipo de relación con ella) pero al final la volteo a ver y noto tristeza en su ojos, conforme le sostengo la mirada, comienzan a ponerse vidriosos.
Toda mi compostura y afán por llevar la contraria se derrumba al instante, puesto que yo he creído que ella solo fingía la indigancion; no imaginaba que estuviese realmente triste.
-Lo siento mucho Roma, de verdad ¿me podrías perdonar? ... Juro que no fue mi intención hacerte sentir mal. Yo solo quería ...
Fui interrumpido por un abrazo de parte de Roma, lo cual me sorprendió bastante, pero le recibí con cariño y le devolví el gesto.
-Eres un estúpido.- fue todo lo que dijo, pero me gusta pensar que un "pero así te quiero " quedó flotando en el vacío creado por su silencio.
Poco a poco relaja su agarre, hasta que se separa completamente de mi, puedo notar que sus mejillas de encontraban húmedas, lo cual me conmueve enormemente.
-Liz- Dice con una voz apenas audible, aun agitada y entrecortada.
La chica asiente, mientras se retira en silencio. Antes de que alcance la puerta le llamo por su nombre.
-Oh, Alan ¿Sucede algo?- me pregunta con su característica amabilidad.
-¿A donde vas?- le pregunto, mas por instinto que por un acto consciente.
-Yo, yo esperaré afuera- me explica, como si hablase con un niño pequeño. Lo cual en lugar de molestarme solo me hace sentir a gusto.
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Sueños ~ Susurros Del Anhelo
RandomPequeñas historias acerca de aquellos grandes o pequeños deseos que rondan nuestro subconsciente, plasmadas en este medio con el afán de entretener y ¿por que no admitirlo? Compartir un poco de mi