II. Nuestro Hogar

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Ignacia!! Aquí está el dinero que faltaba para la cabaña que compraremos en Felpo.

– Gracias Danae. (Hoy Ignacia estaba como una niña, esta tan feliz que contagia mi alma)

– ¿Te gusta Danae? ¿Será nuestra casa? Por fin nuestra casa! Un lugar fijo donde empezaremos una vida larga y juntas.

En ese momento me abrazó y me robó un beso de los cuales no puedes resistir, tengo que admitir que me sentí muy bien, como antes, tanto como el sabor de sus labios, como lo que me acaba de decir, nuestro sueño lo hemos cumplido.

– Me gusta mucho, sobre todo la parte del beso. Le tome la carita con sutileza y besé sus labios de nuevo, era todo tan extraño, que ya casi me parecía una mera ilusión que había creado mi mente.

Un sonido tosco resonó en la puerta de la cabaña, al abrir me encontré con una sorpresa.

- ¿Roberto? Pasa por favor, ¿Cómo llegaste a mi casa?

- Hoy me encontré en el pueblo con Ignacia y me dijo como llegar. Solo estoy de pasada y quería consultar ¿Cuándo vas a ver a mi prometida?

No me había dado cuenta de que ya habían pasado tres semanas desde mi encuentro con Roberto.

- ¿Te parece si voy hoy?

- Bien, le avisaré antes de irme.

- ¿Te iras?, ¿A dónde?

- Hoy parto a batalla en pueblos vecinos, ¿Podrías quedarte con ella?, Ignacia está de acuerdo.

- No creo que importe mucho si tú, Ignacia o yo estamos de acuerdo, hay que preguntarle a Antonella y que ella decida.

- No te preocupes que de eso me encargo yo.

Amablemente tomó mi mano y su bigote rozó en ella ocasionando un cosquilleo. No sabía que pensar, que es lo que iba a hacer, como sería la reacción de Antonella después de todo este tiempo sin vernos, después del beso ofuscado.

- ¡Hola amor!! ¿Iras donde Antonella?

- Eh, bebe no lose, no sé si es correcto

- Pero Danae!, es tu amiga, la única amiga

- Ignacia lo que pasa es que...

- Que, ¿qué pasa?

- Eh, eh.... Lo que pasa es que Antonella cree que me gusta Roberto.

¡Que!... Jajajajaja (Soltó una risotada tan fuerte que el bosque le hacía retorno, la mire fijamente y comencé a reír con ella, en realidad era ridículo)

- Esa amiga tuya está loca, si a ti te gustan las chicas, a menos que a ti te guste Antonella!

Un silencio incomodo paralizó mi lengua y mi mente sin tener nada que decir... y ella comenzó a reír nuevamente a lo que asentí con la cabeza y una sonrisa escapó dando un alivio a mi rígido cuerpo.

Son las ocho de la noche, estoy parada afuera de la casa de Antonella, desde hace más de treinta minutos, sin tener el valor de entrar, un impulso hizo que cerrara mis ojos y comenzara a caminar hacia la entrada del castillo de mi princesa.

Antes de que pudiera tocar la puerta, Roberto abrió dándome la bienvenida con una gran sonrisa, tomo mi bolso y lo llevó a la habitación de invitado. Han pasado veinte minutos y aún no he visto a Antonella, ¿acaso, era que no quería verme?, Todo era tan particular, la decoración, el retrato de Antonella y Roberto juntos, son tan guapos, nunca había visto tal atracción, la conexión que ellos mostraban en aquella foto.

La Locura de DanaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora