Capitulo único.

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Niall siempre tenía pesadillas y esa noche no era la excepción.

Harry no estaba durmiendo, eran las 3:02 am, pero él estaba alerta, escuchando los ruidos que provenían de afuera, escuchando todo con sumo interés, con inquietud, vislumbrando sombras en la obscuridad, observando algo que golpea su ventana, Harry, que no es de asustarse por las cosas que suceden en la obscuridad, busca encontrar algo lógico para explicar el golpeteo que no le permite centrarse en sus problemas, le toma dos minutos concluir que es la rama del árbol de afuera, aunque el recuerda haberla cortado.

De pronto, su mente regresó a lo que lo acongojaba esa noche: a sus más grandes temores. Porque él también estaba asustado, sólo que él no le temía a lo mismo que Niall. A diferencia del rubio, el pequeño chico de ojos verdes le aterraba lo desconocido, a lo que se enfrentará el día de mañana cuando estuviera en esa sala y presencie cómo sus padres firman los papeles de divorcio.

Sin embargo, aunque eso le quitara el sueño esa noche, Harry estaba cansado, exhausto de todo; de las constantes peleas de sus padres cada vez que él los visitaba, de que su hermana lo culpara de esas peleas y de que Niall tuviera pesadillas todas las noches.

—Harry, ¿estás despierto? —Murmuró Niall en la obscuridad.

Harry fingió dormir, así que cuando sintió el peso caer en su cama, ni se inmutó.
—¿Harry?, Hazz tengo miedo. 

Harry rodó los ojos, ahora sabía que, ni aunque fingiera dormir, Niall lo dejaría en paz. Pero él lamentó tanto pensar de esa forma, porque, casi pudo sentir el sudor correr por la piel del rubio, de cómo el miedo transpiró en la habitación.

—Harry, soñé con él de nuevo— Dijo con temor en sus palabras.
Y con esas simples palabras logró que Harry se tensara y se girara rápidamente hacia él.
—Lo siento, sólo, sólo estoy cansado— Respondió mientras lentamente se acercó al rubio y lo tomó de la mano para tratar de tranquilizarlo, para tratar de transmitirle paz atraves de sus palabras.
—Lo lamento Harry, pero... Tengo mucho miedo.
Los ojos azules de Niall se llenaron de agua y Harry de nuevo se quebró.
Lo atrajo hacia él y lo abrazó.

—Tranquilo Niall, todo estará bien— Murmuró y comenzó a acariciar el brazo del rubio.
—Pero, ¿y si él vuelve?

¿Cómo podía hacerle entender que él no podría volver?
Estaba en la cárcel, con pena de muerte, no saldría, al menos no vivo.
—Ven aquí—Dijo y lo apretó más, para casi fundirse en uno sólo.


Y Harry supo que había dado en el clavo, las palabras exactas para calmar a Niall, al menos esta noche.


Y es que era tan difícil, porque el chico no se conformaba con estar en la misma cama, sino que, lo que él quería era que Harry lo abrazara toda la noche.


Porque así sería hasta el fin de los tiempos, ya que Harry estaba enamorado de él y Niall estaba enamorado de Harry.

Sólo que Harry no era lo suficientemente listo, tanto que no se había dado cuenta antes. Harry se propuso esa noche que trataría de aprender más sobre la inteligencia de autoconocimiento, ya que muchas veces le costaba trabajo saber que era lo que quería. 


Claro que él si sabía cómo se sentía el rubio, por eso le incomodaba al principio que él se metiera en sus sabanas todas las noches.


Pero ahora todo estaba claro, estaba locamente enamorado de él, esa era la razón por la cual se ponía celoso de George y de Collen, cada vez que alguno coqueteaba con el chico de ojos azules.

Y es que vivían juntos por una razón, era porque Harry era la cura para las pesadillas de Niall, además de que Niall era el calmante para la agitada vida de Harry.


Psicólogos y terapeutas trataron el caso del rubio, sin ningún éxito. Lo único que podía calmar al chico eran los brazos de su enamorado, de su Hazz.
—Hazz...— Habló Niall.
—¿Sí?— Dijo Harry. Y se percató de que ya no estaba escuchando el golpeteo de la rama o lo que sea que fuere, que ahora sólo podía oír la hermosa voz del otro chico. Que, aunque aquel ruido continuara de fondo, su cerebro lo filtró para sólo escuchar a su amado.
—¿Me quieres?
Harry, se percató del temor en sus palabras. Así que, lo abrazó más a su pecho y con suaves caricias le susurró en el oído—Te quiero más que a mi vida.

El rubio sonrío y como un niño pequeño, sin malicia, junto sus labios con los de Harry. Un suave beso que expresaba sin palabras como se sentían ambos respecto al otro. 


Al separar sus bocas a Harry se le cerraron los ojos.
—Hazz...
—¿Mmm? —Murmuró queriendo saber que era lo que el rubio tenía para decir.
—Te quiero y mucho— Dijo y dio un beso en la frente de Harry.
—Y yo a ti cariño, y yo a ti.

Y como cada noche, se durmieron en los brazos del otro. Harry decidió esa noche que, cuando se terminara lo del divorcio de sus padres se iría con Niall.  Al final de cuentas, él ya no tenía nada a lo que aferrarse a la fría ciudad de Holmes Chapel, su familia no era más eso, se habían convertido en personas con los mismos recuerdos y compartían un mismo sentimiento; desprecio.


Y Niall, bueno, no tenía a nadie. Su madre había muerto al igual que su padre. Y el único familiar que tenía era su hermano, pero Greg lo odiaba. Constantemente lo culpaba de cosas en las que el dulce rubio no tenía nada que ver.

Harry quería ir a Bradford, allí estaba Louis quien se había casado con Eleanor hace meses, sin olvidarse de Liam, que vivía a sólo a unas cuadras de la casa de sus amigos. Allá los esperaba una nueva vida, una linda y alegre. Una vida que ellos compartirían. Allí podrían casarse y ¿quién sabe? hasta tener hijos.

Allá serían felices porque se acabaría todo. Todo, porque, incluso las pesadillas que más atormentaban a Niall se esfumarían, ya que, desde ahora en adelante, Niall no volvería a dormir solo; Harry estaría cada noche con los brazos bien abiertos para su rubio.

Harry beso la frente del chico y cerró los ojos para ahora sí, poder dormir.
Una sonrisa se curveo en los delgados labios del rubio.

Al parecer, la pesadilla se había terminado. 

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