No me arrepiento de haberle mandado dicho mensaje.
Incluso podría decir que fue algo bueno haberlo hecho, quizás no lo entendió como yo hubiese querido, pero no afectó nuestra amistad y eso me alivia.—Hey —me llamó—, ¿vamos por un helado?
—Claro.
Pasó su brazo por mi espalda, colocando su mano en mi hombro. Aún cuando había querido sacarle algo del tema del mensaje, él siempre lo evadía.
Nos dirigíamos a una heladería demasiado famosa en este lugar, "Ice Cream Dream" y debo admitir que sus helados están deliciosos. Llegamos y Josh me dijo que me sentara mientras él pedía la orden. Opté por sentarme en una de las mesas del gran balcón que había, hacía algo de fresco pero era demasiado agradable, además, la vista era muy hermosa.
Josh se sentó enfrente mío y colocó los helados en la mesa.—Chocolate para ti —corrió el plato por la mesa y cuando lo tomé, él siguió a tomar el suyo—, y vainilla para mí.
Sonreí.
Algo que me encantaba de él es que me conoce demasiado, digo, ¿cómo no iba a hacerlo? Era mi amigo de toda la vida, él era mi mejor amigo.
No podía dejar de verle. Me causaba tanta ternura la manera en la que comía su postre. Se manchaba como un bebé.—¿Qué tanto me miras? —tomó una servilleta para limpiarse la cara. Sin embargo fue en vano porque yo no aparté la vista—. Ya sé qué soy guapísimo, pero, por favor, disimula un poco que me deseas, ¿no?
Solté una carcajada.
—Ya quisieras tú que yo te deseara. Te he estado mirando porque te has manchado muchísimo. ¿Acaso no sabes comer helado?
—¡Excusas! —gritó—, siempre me dices excusas. Siempre niegas que te encanto.
—Ay, por favor, no seas ridículo.
Se encogió de hombros y sonrió.
Al cabo de un rato terminamos los helados y nos fuimos.
Durante todo el proceso de comer, habíamos peleado varias veces acerca del chupacabras, Josh se esmera en hacerme creer que existe. No concordamos ninguna vez, no logró convencerme. Pero había algo en lo que estábamos de acuerdo: en ese momento ninguno de los dos quería volver a casa.
Seguimos caminando a paso lento mientras pasábamos y dejábamos detrás de nosotros la plaza.
Nos dirigíamos directo a un parque abandonado, aunque suene siniestro, ese era como nuestro escondite, todo el mundo lo veía pero nadie se atrevía a entrar. Prácticamente ya era nuestro.—¡Créeme! Existe, lo sé. —No, no abandonaría el tema de Chupa-cabras hasta que le creyera. Se sentó en uno de esos columpios que rechinaban horrible debido al tiempo que llevaban sin usarse.
—De acuerdo, de acuerdo, te creo. —lo imité y me senté en el de a lado.
—¿En serio? —sonrió sorprendido y con los ojos abiertos igual que platos.
—No.
Solo pude ver en sus ojos algo de decepción que enseguida se esfumó.
—No necesito que me creas.
—Ya lo sé.
Y después de eso ninguno dijo nada.
Parece que nos ponemos de acuerdo para guardar silencio y aunque para algunos es algo incómodo, debo admitir que con él, eso nunca pasaba. Y me gustaba. Había algo en él que simplemente te acomodaba, no parecía molestarle en absoluto cuando el silencio se hacía presente. Me reconfortaba que aunque sean malos días y malos momentos, estar con Josh —junto con un maldito silencio— no lo hacía peor.—Josh... —le llamé.
—¿Qué pasa, Hamilton? —era muy extraño que me llamara por mi apellido, pero cuando lo hacía, no era porque estaba enojado o algo, simplemente lo hacía porque le apetecía.
—El mensaje que te envié la noche anterior... —comencé a decir.
—Nunca dejarás ese tema, ¿verdad? —negué con la cabeza—. Ven aquí.
Me levanté y él hizo lo mismo, tomó mi mano y nos alejamos un poco de lo que era "el parque". Nos adentramos al bosque. Yendo inconscientemente al lago.
Josh se sentó en el pasto y le seguí.—Sky... —comenzó—. ¿Qué es lo que te preocupa tanto?
—No lo sé —y realmente no tenía ni idea de por qué he insistido demasiado con eso.No puedo decirle que quiero saber qué piensa porque es estúpido preguntar eso. Solo fue un maldito mensaje que seguro no significó nada para él. Me conoce y sabe que lo quiero demasiado pero no me cabe en la cabeza que no se de cuenta de que he estado enamorada de él desde hace unos años.
Ante la desesperación, me tapé el rostro con las manos, dejándome caer para quedar acostada.
Él se acostó también solo que de lado. Usando su brazo como base y apoyando la cabeza en su mano.
Destapé mis rostro y lo miré.
Estaba a punto de decir algo cuando me interrumpió.—No sé muy bien a qué te referías con eso de hablarle al mundo sobre mí. —Qué estúpida, ¿cómo iba a saberlo el pobre chico, si le he ocultado mis sentimientos durante años?
—Olvídalo, no es nada. —Ni siquiera sabía que le escribía todos los días sin falta en mi libreta.
—Bueno —entonces se acostó por completo.
Esta vez fui yo la que rompió el silencio.
—Te quiero —le dije, mientras me incorporaba por completo. Crucé mis piernas y me giré para quedar en frente suyo, pero a lado.
Me miró.
Y no pude pensar en nada más.
Su mirada era como un reflejo del paraíso mismo. Era como la ilusión. Sus ojos cafés no dejaban de verme. Y en ellos podía ver más allá de su alma.
Su mirada era tan inocente, tan llena de paz. Tan llena de vida.
Y fue entonces cuando pestañeó.
Cuando existió un nuevo mundo dentro de tales, un mundo que me hipnotizó. Era una mirada distinta, tan fresca, tan tranquila. Tan suave. Me miraba con ternura.—También te quiero.
{...}
Al llegar a casa, cené con mis padres igual que siempre y seguido de eso me dirigí a mi habitación.
Aunque no tenía ni una pizca de sueño. Y en vez de escribir tenía ganas de dibujar, de dibujarle.
Tomé mi libreta junto con un lápiz y comencé a trazar. Al principio eran garabatos sin sentido pero poco a poco comenzó a tomar forma.
Al terminar, escribí a un lado, en manuscrita y muy pequeño:
Tienes los ojos más bellos del mundo y ni siquiera lo sabes. Es una lástima que los demás no se den cuenta de lo perfectos que son. Y qué mal por ellos. Y que afortunada yo.Me recosté en la cama satisfecha con mi trabajo.
Pero no podía dormir. Y si lo hacía, no habría duda de que soñaría con esos bellos ojos.<<Buenas noches, Sky>> me envió Josh.
<<Buenas noches, Josh>> respondí.Tomé el dibujo que hace unos minutos finalicé y lo abracé como si alguien fuera a arrebatármelo de las manos. Sonreí para mí.
"Jamás había conocido a alguien con una mirada tan profunda. Era increíble como a través de sus pupilas aparentaba verme, cuando en realidad, me habría las puertas a su alma. Ese bello color café que lo hace tan corriente a todos, es lo mismo que lo vuelve especial y diferente. Con cada pestañeo te lleva a nuevos mundos. Y es imposible no perderte en cada uno de ellos".Poco a poco cerré los ojos decidida a soñar con esos preciosos ojos.
Y caí en cuenta.
El paraíso está en su mirada.
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Te quiero; más de lo que debería. (Pausada)
RomanceEs inexplicable. Me haces sentir tan llena de vida cuando noto tu presencia. Me vuelvo tan vulnerable con tan sólo un pestañeo viniendo de tus ojos. Y puedo afirmar que soy la persona más feliz del mundo cuando me dedicas un "te quiero" en forma de...