Sin ese muro de hielo

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Era otro día como cualquier otro, Yuzu se despertó en esa gran cama; con los ojos aun cerrados buscaba a Mei con la mano, moviéndola de arriba abajo y a los lados, no hubo éxito, la chica de ojos violetas no estaba. Yuzu, desilusionada miró el reloj, su cara se convirtió en un poema, llegaba tarde a la escuela.

No me lo puedo creer, lo ha vuelto hacer - dijo la rubia mientras se vestía dando vueltas por la habitación - se ha vuelto a ir sin mí.

Salió de la habitación hacia la cocina para prepararse algo rápido para desayunar mientras intentaba abrochar la camisa; para su sorpresa Mei estaba sentada en la mesa de la cocina, tomándose un café y leyendo los papeles del consejo estudiantil con su cara fría y monótona. Yuzu estaba confusa, no entendía porque ella está allí, sentada, tranquila, sabiendo la hora que era; Mei noto su presencia y se acerco a ella, coloco sus manos en la camisa de Yuzu y empezó a abrocharla, la rubia seguía tan perdida que no se dio cuenta hasta que termino con el ultimo botón.

Ahora ya vistes como mandan las reglas de la escuela - digo Mei mientras volvía a por su café, antes de sentarse sintió un tirón en la manga, - Me puedes explicar que está pasando, ¿Por qué estas tan tranquila? Son las 08:00, llegamos tarde - soltó directamente la rubia de ojos verdes mientras miraba al suelo. Ayer se atraso el reloj una hora, me lo dijo mamá hace un rato, no tienes porque estresarte - Mei dijo solo eso, frio y distante como si de una puñalada se tratase, al oír eso, el corazón de Yuzu se hizo más pequeño.

Vale..., entonces iré a arreglarme para después - la chica de ojos verdes fue a su habitación como un alma en pena, mientras, Mei la observaba por encima de los papeles del consejo, al verla así algo dentro de ella crujió.

Al cabo de unos minutos, Mei, preocupada por como se había tomado Yuzu su respuesta, fue a ver como estaba, para su sorpresa la chica se encontraba tumbada en la cama, dormida y con los ojos rojos de haber estado llorando; algo dentro de ella volvió a crujir, no entendía este sentimiento, ya la dijo que esto se había acabado, pero no podía, algo la impedía olvidarse de ella. A la chica de ojos violetas la había entrado ese remolino de sentimientos que sabía que Yuzu sentía a veces. - No puede ser, es imposible, yo no siento nada por ella... - de repente sin darse cuenta empezó a recordar todo lo que Yuzu hizo por ella; por arte de magia una sonrisa se dibujo en su cara, parte de ese muro de hielo se estaba rompiendo.

Se quedó un tiempo mirando como Yuzu dormía, su respiración, como mascullaba..., solo pensar en ella se la nublaba la mente. Sin ser consciente de sus actos, Mei se tumbo al lado suyo y giro la cabeza para poder verla mejor; nunca se había fijado en lo largas que tenía las pestañas o en las pecas que adornaban su cara, otra sonrisa alumbro su cara. - No me lo puedo creer, al final lo ha conseguido - dijo la morena entre dientes, suspiro y lo dijo - te quiero... - En ese momento, nada más acabar la frase Yuzu hizo un movimiento brusco y esto hizo que Mei se asustase, la chica de ojos violetas se incorporo y miro el reloj que había sobre la mesa, ya era tarde así que decidió irse a clase; se peino el pelo y se coloco la ropa que se había arrugado de estar tumbada, iba a levantarse cuando algo tiro de ella y la volvió a tumbar, era Yuzu, la tenia abrazada por la cintura, Mei se puso colorada, no sabía cómo reaccionar ante esa situación; Yuzu se la acerco al oído y muy bajito y dulcemente dijo - Lo sabia




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