Capítulo 1

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  "¡Legolas! ¡Ordena tu habitación o te daré de comer al Balrog!" –le advirtió Thranduil a su hijo pequeño de 500 años. 

Sentado en el suelo y rodeado de cientos de juguetes, el elfling de cabellos dorados miró al rey del Bosque Negro. 

"¿Por qué?" 

"¿Por qué? –rugió el rey-­. ¡Tu habitación es un desastre peor que una pocilga! ¿Y me preguntas por qué?" 

Legolas bajó la cabeza y sus labios empezaron a temblar. En silencio, comenzó a recoger los guerreros de juguete dispersos a su alrededor (las figuras de madera habían sido bellamente talladas por las talentosas manos del Comandante Linden). Después de ellos, el príncipe recogió animales y una pelota del suelo. Un olifante de peluche había perdido su cabeza y la pelota había derribado hacía rato una urna. 

Thranduil lo miraba, comenzando a sentir remordimientos por haberle gritado a su hijo. Su culpa se profundizó cuando las lágrimas brillaban en los ojos plateados de Legolas mientras el elfling guardaba sus juguetes en una gran cesta de mimbre que había en una esquina. Suspirando, el rey se arrodilló junto a su hijo. 

"Legolas, ven aquí." 

El elfling miró a su padre con incertidumbre. Thranduil abrió los brazos e intentó convencerlo de nuevo. 

"Ven aquí, cariño." 

"¿No estás enfadado?" –preguntó el príncipe tentativamente mientras grandes lágrimas cayeron sobre sus mejillas. 

Thranduil negó con la cabeza. 

"No, hijo. No estoy enfadado contigo." 

Sin más dilación, Legolas se lanzó al cálido abrazo de su padre. 

"¿No me vas a gritar a otra vez?" 

"Hmmm, no puedo prometerte eso. Pero si te portas bien, no te daré de comer al Balrog." 

"¿Lo prometes?" 

"Lo prometo" –asintió Thranduil con seriedad, mirando amorosamente al elfling en sus brazos. 

Keldarion, el príncipe heredero del Bosque Negro con 1500 años y que había estado mirando la escena desde la puerta, se echó a reír. 

"¡Padre, lo estás echando a perder!" 

"¡Kel! –gritó Legolas alegremente. Saltó de los brazos de su padre y corrió a los de su hermano mayor-­.¿Acabas de volver de tu viaje? ¿Todavía no es la hora de tu práctica con la espada?" 

"En realidad, sí. He ido a coger la espada a mi habitación" –Keldarion le sonrió a su hermano pequeño. Legolas se estaba entusiasmando tanto que sus mejillas ya estaban sonrojadas de anticipación. 

El príncipe más joven agarró la mano de su hermano y tiró. 

"¡Ven! ¡Quiero verte practicar!" 

Poniendo los ojos en blanco hacia su padre, Keldarion dijo: 

"Lo que tú digas, mocoso. Vamos." 

Thranduil se rio. 

"¿Quién lo está echando a perder ahora?" 

*****************************

Legolas vio, asombrado, el combate entre Keldarion y el Comandante Linden, el líder de los guerreros de Mirkwood. El príncipe heredero mejoraba cada día. Su agarre era firme y sus ataques se habían vuelto más seguros y fuertes, consiguiendo casi vencer al elfo mayor. ¡Y eso que Keldarion era varios miles de años más joven! 

El Retorcido LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora