Quince.

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Y te perdí.

Tenía miedo de perderte y eso fue justo lo que pasó.

Intenté que volviéramos a ser amigos. Te lo juro que lo intenté. Pero tú ya no eras el mismo. Ya no querías hablar conmigo.

Te podría decir que no, que no me importó. Pero es mentira.
Cuando te necesitaba ya no estabas.
Ni si quiera podía discutir ya con nadie.

Te eché de menos.
Pero aprendí a vivir sin ti.

Volví a creer que, en el fondo tú no eras mi media sandía y seguí adelante.

¡Quédate! Y ya veremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora