El muelle suicida

Capitulo 2

Dicho esto mi madre se retiró de mi habitación... Bueno, ático.

Que le dijera que todo estaba bien, no quería decir que así lo estaba.
Nunca me gustó contarle a mi madre todos mis problemas, ya que sentía que iba a criticarme o no quería preocuparla, no quería que mi carga la sostuviera ella.
Hoy no tenía inspiración para hacer algún poema así que mejor me puse el pijama y me recosté en mi cama, mientras escuchaba Boulevard of broken dreams de Green day.
Esta canción me describía, siempre que la escuchaba, me imaginaba recorriendo las calles de Sevilla, que tanto me gustan.

El reloj marcaba las 4:34 a.m
mis lágrimas no dejaban de correr por mis mejillas, al igual que la sangre no dejaba de correr por mis muñecas, sí, andaba cortándome de nuevo, no lo hacía hace una semana apróximadamente, pero, ya no podía más. Mierda, mañana tendré que ponerme swetters de nuevo.
Cuando la sangre dejó de salir, al igual que las lágrimas, mis ojos fueron cerrándosen poco a poco y me quedé dormida escuchando algo de Iron Maiden.

***

—Buenos días ma.– Dije mientras bajaba a desayunar.
—Buenos días Danielle... ¿Ayer estuviste en el muelle?

Odiaba cuando estaba así; un día bien y al otro mal. Un día te regala besos y al otro te regala regaños.

—No... No estuve allí por que lo piens...
—¡NO LO PIENSO, SABES QUE ES ASÍ DANIELLE!.– Me interrumpió alteradamente.

A mamá no le gustaba que fuera allí, por la fama que tenía. No quería saber que su "pequeña hija" fuera una "depresiva", "emo" una "suicida"

—¡Pues mira que te equivocas! No he estado en un maldito Muelle.
— ¿Te oyes? ¿Ese es el lenguaje con el que te diriges a mi? ¿Sabes? Hoy no saldrás, vete a tu cuarto.
—Pero...
—Dos días.
— Esta vez ganas.

No podía discutir, no esta vez.
Dejé el desayuno servido y subí al ático, obviamente no iba a comer, no ahora, no estaba de humor ni de ánimos, así que mejor me quedé viendo por la pequeña ventana del ático.
... ¿Esos? Ah vecinos nuevos, ¿con que irán a salir ahora?.
Escuché la puerta de mi casa cerrarse y al paso vi a mi mamá salir.
Esta era mi oportunidad de salir, no muy lejos, pero debía salir.
Bajé las escalas silenciosamente, Moira debería estar por ahí y no quería meterme en problemas.
Abrí la puerta despacio y saliendo cuidadosamente la cerré. Levanté la mirada encontrándome con sus ojos, al parecer, llevaba unos minutos observando mi casa y luego sólo me observaba a mi.

«Esos son los ojos más hermosos que he visto» pensé

Bajé la mirada y seguí caminando, pero aún sentía su mirada en mi.

—¿Se te perdió algo?.–Pregunté dándome la vuelta.
— Creo que ya lo encontré.– Respondió formando una sonrisa en su rostro.

«Esa sonrisa...» Pensé