Sumergidos en el estanque templado se intercambiaban palabras y caricias.
-¿Eres el único que puede respirar la atmósfera de Marte?
-Así es -respondió él besando con dulzura su frente mojada.
-¿Qué son, pulmones biónicos o algo así?
-Algo más complejo.
Mary se inclinó sobre James y recorrió con la mano su torso.
-Es genial no tener que depender de esa maldita escafandra -susurró ella entre vapores.
-Sí, además, hacer el amor con ella puesta es un incordio.
Ella sonrió y elevó su cabeza hasta robarle un beso de sus labios.
-¿Por ahí entra la luz? -preguntó ella observando unas claraboyas de cristal en la cúpula de roca.
-Así es -contestó él sin levantar la mirada-. Por cierto, Mary...
-¿Sí?
-No me has vuelto a preguntar por lo otro.
-Estoy tan a gusto ahora mismo que no necesito respuestas. Me quedaría aquí para siempre.
James la estrechó entre sus brazos.
-Yo también -expresó él con sutileza, mirándola fijamente.
-¿Te gusto de verdad?
James se extrañó, entornó los ojos y sonrió.
-Has cambiado el sentido de tus preguntas..., egocéntrica -bromeó él.
-No, es sólo que me sorprende que esto haya ocurrido.
-¿El qué? Mary se recostó nuevamente en la roca.
-No nos engañemos. Eres un hombre... atractivo, muy atractivo.
-¿Lo soy? Ella le miró con ojos pequeñitos, torciendo el gesto y los labios.
-Lo sabes perfectamente, no te rías de mí. Podrías tener a cualquiera y, en cambio, me has elegido a mí.
-No te entiendo.
-No soy el tipo de chica en el que un hombre como tú se fijaría...
-¿Cómo? -preguntó sorprendido.
Mary tomó aire, metió la cabeza bajo el agua y buceó alejándose de él hacia una pequeña orilla de guijarros. Después, salió lentamente del estanque. De espaldas a él se giró. James la miraba con devoción absoluta.
-Mi cuerpo no es perfecto.
-¿Quién lo dice? -preguntó él sin pestañear.
-Lo digo yo, y lo dice todo el mundo.
-¿Quién es todo el mundo? -exclamó con ligeros aspavientos.
-La publicidad, las películas, los hombres, las otras mujeres... Todos.James le sonrió, observando su desnudez. Ella, empapada, miró hacia otro lado.
-Mary, ven a mi lado, por favor, tengo algo que decirte.
Ella volvió a meterse en el estanque. James estiró sus manos bajo el agua templada para acercarla. Mary se dejó llevar de los brazos, y James terminó poniéndola encima de él.
-Desde que te vi, siento algo especial por ti.
-¿En serio, James?
-Cuando te quité el casco no esperaba encontrar a la persona que encontré. Jamás pensé que bajo esa pesada escafandra estaría una mujer como tú, con esos ojos tímidos que, sin embargo, tenían auténtico fuego en su interior. Creo que me enamoré al instante de ti.