PARTE OCHO

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Lo que restó de la comida, siguieron discutiendo sobre lo mal que lo pasaría, las reglas tontas, lo injusto de nuestra situación, asuntos legales, demandas, hablar con otros idols, pedir asistencia policial, huir, esforzarnos el doble para no necesitar a los inversionistas... etc.

Me estaba preocupando más por lo mal que ellos se sentían y por las pocas ganas que yo tenia de resistirme.

La comida terminó sin ningún incidente. Ravi y Hyuk se encargaron de recoger todo y guardar la comida que sobraba. Yo me senté en el sofá con N. Mirábamos la tele en silencio. El ambiente estaba muy relajado, habíamos coincidido en dejar de discutir por algo que aún no nos perjudicaba, hasta entonces nos uniríamos como grupo para darle solución. A final de cuentas eramos un equipo, una familia. Debíamos actuar como tal.

Mis pensamientos se habían vuelto confusos. Pensaba a medias y ni siquiera yo mismo llegaba a una conclusión. Había llegado a un punto en que no me estaba preocupando por la gravedad del asunto, sólo me limité a pensar en Leo y nuestro beso. La intimidad que compartimos hace unas horas era lo que me perturbaba. ¿En que momento nos hicimos tan íntimos? Hablar con él tal vez sería lo mejor, pero tenía miedo de saber que era lo que sentía por mi. Yo ni siquiera sabía que esperaba de él. Era mi amigo, pero se atrevió a romper con eso. La situación le dio la oportunidad de demostrarme sus sentimientos y lo hizo en el momento menos indicado.

Se hizo mas tarde. Éste día había roto con toda la calma que invadía mi vida. Ahora tenía una responsabilidad que ni siquiera creía que seria posible.

Me levanté del sillón y caminé al baño. Me asearía antes de acostarme. Pasé por el cuarto de los mayores y por impulso miré dentro para ver a Leo recostado leyendo un libro. Me seguí de largo. En el baño me dediqué a mirarme en el espejo. ¿Por que me escogieron a mi y no a otro? No tenia nada de especial, sabia que era muy guapo pero no atractivo. Era demasiado delgado y mi cara era del tamaño como de una chica. No tenia ninguna característica fuera de lo normal además de mi rostro, que me hiciera único. Me entristecía, era injusto.

Salí del baño. La casa parecía vacía, nadie hacia ruido. Me dirigí a la sala para recostarme y me encontré a Leo en el pasillo.

Su dura mirada me penetró. Parecía que nada había cambiado. Al menos, estaba aliviado por eso.

—Tu y yo debemos hablar —caminó hacia mi y agarró mi mano. Me encaminó hacia la terraza de la cocina. Llevaba en la mano el contrato — ¿Ya leíste esto?

Puso las hojas a la altura de mis ojos y las agitó en el aire.

Le sonreí. Era obvio que no así que me límite a negar con la cabeza.
Su semblante cambio al verme reír relajando los hombros.

También me sonrió. Una sonrisa muy suya, llena de dulzura.

—Lo leeremos juntos entonces.

Se pegó a mi de tal forma que nuestros brazos se tocaran. Abrió el cuadernillo y comenzó a leer. Al principio era como un clásico contrato, pero más adelante se describían instrucciones sobre el uso de mi como si fuera un objeto. Inclusive la sección de los castigos era muy denigrante.

La parte principal era una especie de instructivo de modales que yo debía aprender y que si fallaba venia un castigo especificado. También se podía descifrar claramente que yo debía ser sometido en cualquier momento. Debía callar y agradecer por lo que hacían por mi, además de que podían hacer conmigo lo que quisieran sin ninguna restricción.

Escuchando a Leo leer, pude verlo sin el miedo de que volteara y su fría mirada me helara. Podía observar sus finos rasgos y su bonita piel del mismo color que la nieve. Era afortunado de poder estar así de cerca de él, era demasiado testarudo como para ser mas cercano a alguien que no fuera N.
Leía con cuidado, a veces repetía lineas sólo para que le quedara más claro. Sus bonitas manos sostenían el papel con mucha delicadeza. Regresé mis oídos a su lectura. No quería que me preguntara si veía que no ponía atención.

Cuando terminó, alzó la vista al cielo y suspiró.

—Estoy muy preocupado, demasiado. No dejo de pensar en lo que harán. No puedo ni imaginar lo que sufrirás —su dulce voz estaba cargada de tristeza. Podía escuchar la verdad, yo le preocupaba.

Me aclaré la garganta antes de hablar.

—Pues, no lo hagas. Yo no tengo temor. Se que es muy tonto decirlo pero en verdad no estoy asustado. Quisiera que todos ustedes pudieran relajarse. Mañana veré que pasa y solo hasta entonces dejare que se preocupen —hice una pausa y deje de mirarlo —. Los conocí Leo, estuve con ellos unos minutos. Son jóvenes y tranquilos. El que habló por celular es el más apacible de los dos. No sentí peligro estando con ellos.

Leo dejó de ver la luna y volteó todo su cuerpo hacia mi. Me tomó de los hombros como en el cuarto y buscó mi mirada.

—Aún así lo que hacen es detestable. Tu no eres un objeto como para ser vendido por nadie. Eres un hombre maravilloso que no merece lo que te está pasando —apretó sus manos en mis delgados hombros —. Yo... te quiero proteger. Quiero estar contigo y me pone furioso saber que otro hombre pagará para estar contigo y que se ganará ese derecho que yo tanto he estado esperando.

De inmediato me aparté. Se estaba confesando.

Me tuve que sostener del barandal por el mareo que sentía.

Acortó la distancia que nos separaba y tomó mi mano. El corazón me dio un vuelco. Palpitaba tan rápido que hasta creía que Leo lo escucharía.

Sus mejillas se tornaron rosadas. Su mirada penetraba hasta el fondo de mi ser y me hacia marear más. Debía salir de ahí o me desmayaría.

Solté su mano con brusquedad y en un impulsó, salí corriendo hacia la sala.

Solté su mano con brusquedad y en un impulsó, salí corriendo hacia la sala

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FAMA (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora