19. El Acosador

641 52 1
                                    

Editado: 28/09/24
_______________________________________

Taemin atendía la heladería, ese día en particular había muchas familias con niños pequeños. Le gustaba cuando el ambiente en la heladería se ponía así. Los niños pequeños eran algo escandalosos, pero imposible imaginar algo más lindo que sus risas, o su felicidad al comer helado. Le hacían sentir cálido y hundido en una sensación de familiaridad que pocas veces tenía.

Esa vaga sensación que había sentido gran parte de su vida le hacía sonreír. No sólo era el ambiente familiar que se instalaba en la heladería, también era no sentirse solo. Una protección, que aunque no estaba seguro que todos los demás sentían, él se sentía bastante aliviado de saber que se encontraba ahí, a su lado. Siempre.

Alzó la vista, fijándose por el ventanal del lugar. Ahí estaba, esa figura tan familiar, y a la vez irreconocible -tal vez se debía a que estaba lo suficientemente lejos como para que ambas partes no pudieran identificarse-. O, ¿tal vez el contrario si podría verle a la perfección? No sabía exactamente cómo clasificarlo.

No supo descifrar el escalofrío que surcó su espalda. Fue un movimiento del contrario, un gesto casi imperceptible. Sólo lo supo al sentirlo. Una sensación desagradable le hizo saber que a partir de ahí ya nada sería igual. Quiso salir corriendo, hacia esa persona, preguntar quién era, por qué estaba ahí, y por qué ya no se sentía igual que siempre. Pero se contuvo, más que nada porque no entendía que era lo que pasaba dentro de su cabeza.

-·+·-·+·-·-·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·

Minho entró a la heladería, pensaba darle una sorpresa a Taemin, y le llevaría a una exposición acerca de Amelia Earhart. Le gustaba llevarlo a exposiciones, no sólo sentía que le estaba mostrando el mundo que tanto ansiaba por conocer, también eran actividades que él mismo disfrutaba. Era increíble que se fue a enamorar de un chico que adoraba de las mismas exposiciones que él visitaba.

Se detuvo un par de pasos después de haber cruzado la puerta. Algo le pasaba a Taemin, lo notó de inmediato. Se acercó a él, sin notar algún sonrojo en su rostro,más bien se veía algo perdido en la nada. Ajeno a las demás personas que estaban saliendo de la heladería , dejándoles solos. Le besó la mejilla, rápidamente ganando su atención. Taemin apenas se daba cuenta que él había llegado. Frunció el ceño, ¿qué se cruzaba por la cabeza de su pequeño novio consternándole de tal modo? La sonrisa que le dio era el obvio intento de esconder algo que le estaba alterando.

Taemin le siguió, en un trance que le mantenía apartado de él. Minho echó la cabeza de lado, ¿cuántas veces le había repetido ya la misma pregunta? Taemin aún no respondía. Decidió cambiar planes, sería mejor ir a ese parque cerca de ahí, donde siempre iban, y tenían esos encuentros casuales desde antes de ser novios. Le preocupaba la extraña abstracción que el joven traía en mente.

No quiso soltarle de la mano. Gesto que después agradeció, porque así pudo darse cuenta que Taemin había dejado de caminar. Se había quedado de pie, ahí, a mitad del sendero. Tenía la cabeza agachada, cubriendo su rostro con su mano libre. Sollozaba.

Minho abrió los ojos por completo, preocupado. Taemin estaba llorando. Le tomó por los hombros, obligándole a subir su mirada, le hizo quitar la mano que cubría sus lágrimas. ¿Qué le pasaba? Lloraba como si alguien hubiese muerto, o si le hubiesen hecho algo terrible.

—¿Tae? ¿Qué tienes? ¿Qué pasa? Por favor dime lo que te está afectando—. Le abrazó, buscando llenar de sosiego a afligido novio.

—Se fue. Se ha ido... Me dejó solo—. Gimoteó contra el pecho del hombre alto.

Ojos BonitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora