Danielle.
Un timbre.
Dos timbres.
Tres timbres.
Colgué, antes de que pudiera llegar al cuarto.
Respiré hondo mientras guardaba mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón y miraba al frente de nuevo. Hacia bastante tiempo que no usaba la bicicleta. Pero no sabía por qué razón, aquel día vi ese viejo medio de transporte que solía compartir con mi hermana menor hacia algunos pocos años y... sentí que tenía que usarla.
Así que me coloqué mis audífonos, tomé mi mochila y comencé a pedalear por la calle sin rumbo alguno. Dejé sonar las canciones en aleatorio, esperando que de esta manera pudiera pensar tranquilamente.
Porque vamos, necesitaba pensar, y mucho.
Por fin habían acabado mis exámenes finales, lo que significaba que sólo necesitaba los resultados para decir que era libre. La última semana mantuve mi cabeza bastante ocupada con el instituto, así fue como pude bloquear un poco mi mente con respecto al asunto de la universidad.
No había hablado con Charlie en todos esos días, intenté llamarla varias veces. Algunas me colgó ella... otras colgué yo antes de que pudiera contestar.
Aquella tarde hacía frío y las calles estaban curiosamente solitarias. Hice un recorrido bastante largo sin darme cuenta, pues en mi cabeza estaba bastante ocupada procesando cada detalle. De hecho no estuve tan al pendiente del camino por donde iba hasta que un auto me tocó la bocina, creo que estuvo a punto de atropellarme.
En fin. El punto es que no importaba cuánto lo evitara, siempre llegaba a la misma pregunta, que sólo se repetía una y otra vez:
¿Lo que hice estuvo tan mal de verdad?
Vamos, cuando tomé la decisión de no irme, nada más pensaba en Charlie y en mí, realmente ni siquiera me importaron las consecuencias que eso pudiese llevar. Pero cuando vi la reacción de ella al enterarse, comencé a dudar bastante de todo.
Yo ya no sabía nada.
Cuando empezó a oscurecer me fijé en la calle por la que pasaba, y me di cuenta de que estaba bastante cerca de uno de mis lugares favoritos. No dudé en ir ahí.
La cafetería era la misma a la que fui con Charlie la primera vez que salimos juntas, pero también era exactamente el mismo lugar al que solía ir con mi hermana menor a pasar el rato. El sitio tenía un significado muy grande para mí.
Además, ahí trabajaba una persona con quien de hecho, necesitaba hablar.
Me senté en mi mesa habitual, en una esquina alejada del resto de personas y esperé, pues sabía que la camarera del lugar no tardaría en llegar.
—Hacía tiempo que no venías sola aquí, los últimos meses venías con Lottie —y entonces Lena, mi mejor amiga, estaba ahí, con la pequeña libreta de pedidos en una mano y un lápiz en otra—. ¿Lo de siempre, Williams?
Asentí, sin mirarla siquiera.
Hasta donde tenía entendido, ella seguía enojada conmigo por no haberle hecho caso cuando me aconsejó sobre el tema de la universidad, y yo era lo suficientemente orgullosa como para no querer admitir que tenía razón.
Mis manos estaban entrelazadas por encima de la mesa, y mantuve la vista fija en ellas para evitar a toda costa los marrones ojos de mi mejor amiga.
—La rubia con la que te fuiste la otra vez estuvo aquí hace un rato. Preguntó por ti. Dice que no le contestas las llamadas.
—No tenía ganas de hablar con ella —respondí simplemente.
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¿Qué me estás haciendo, Charlie?
RomansaLuego de un accidente devastador en el que Danielle Williams perdió a las personas más importantes de su vida, ella no quiere saber nada más respecto a su pasado. Para su mala o buena suerte, un año después de aquel desastre que la cambió para siemp...