Comenzar de cero.

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Por fin logre encontrar a la mamá de Alex, estaba en la sala de espera, se veía bastante angustiada; me acerque a ella y le pregunte por Alex.

- Ella ahora esta bien, pero... - hizo una pausa se veía triste y preocupada ¿qué había pasado? - ella sufrió un fuerte golpe en la cabeza, todo sucedio tan rapido, ella llegó corriendo a casa, subió demasiado rápido las escaleras - ¡oh no! esto no estaba nada bien - ella tiene un corazón un tanto frágil, no pudo con tanto esfuerzo, ella rodó por las escaleras y se golpeó muy fuerte la cabeza, la trasladamos al hospital de inmediato - la pobre señora estaba a punto de llorar, yo tambien, pero me contuve, nunca me ha gustado que me vean llorar. La señora continuó su relato.

- Estuvo en coma, despertó ayer por la tarde, pero ella no recuerda nada - espera ¿qué? - el médico dijo que fue por el golpe y que seguro sus recuerdos volverán - me quedé pasmada, Alex no recordaba nada, se borraron por completo sus recuerdos y seguramente... yo entre todos ellos.

Sintiéndome completamente fuera de lugar, intenté consolar a la señora un poco, diciéndole que seguramente Alex se pondría mejor; una vez que se tranquilizó, me acompañó hasta el cuarto, para que pudiese brindarle un poco de compañía a Alex.

Entré en su habitación, Alex se encontraba sentada en su cama, leyendo uno de sus libros favoritos, a pesar de estar en el hospital y con un par de rasguños en su cara, se veía muy guapa, le sonreí cuando me vio y ella me devolvió la sonrisa.

- ¡Hola! - dijo - disculpa ¿quien eres? - mi corazón se hundió hasta el piso, me dolía esto, que no recordara nada. Con todas mis fuerzas, contuve mis lágrimas, esto era mi culpa, sabia que yo había ocasionado esto.

- Soy Fabiola, estamos juntas en la escuela, somos buenas amigas - le dije sonriendo, ocultando por completo mi tristeza. Alex tambien sonrio.

- Lo siento mucho, pero la verdad no recuerdo nada antes de ayer - dijo apenada - ya que dices que somos amigas, cuéntame sobre eso, no me gusta no saber quien soy, es realmente desesperante - me invitó a sentarme a su lado.

Le conté sobre su primer día, las cosas que disfrutamos hacer juntas y los momentos divertidos que pasamos junto con Steve.

Estuvimos un largo rato hablando y riendo sobre todo eso, pero ya era hora de que me fuera a casa; justo antes de salir de su habitación ella dijo.

- Te creo que somos buenas amigas, me siento muy a gusto estando contigo; vuelve mañana por favor - con sus palabras me hizo sentir mucha ilusión, le gustaba esta conmigo; le sonreí, asentí y me marché intentando contener lágrimas de tristeza y de felicidad, que empezaban a amontonarse en mis ojos.

Sin ti no puedo vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora