Capítulo 11

508 50 3
                                    


-¿Qué quieres prima? –Preguntó un poco amargado el hombre, nada más abrir la puerta. Aquello, le recordó a Lucas en Sicilia, la noche anterior a la boda.

-Yo...

-Sí, claro... -Siguió éste, sin darle oportunidad a decir más de dos palabras-. Puedes entrar, y por que no, ducharte a la vez con mi prometida... Estoy seguro, que contigo esa actividad la hará más encantada que cualquier otra conmigo... -Y soltada aquella parafernalia, salió del dormitorio cerrando la puerta en seco.

-¿Y a éste que le ocurre? –Preguntó Marta a la chica, que estaba sentada en los pies de la cama.

--------------------------------------------------------------------------------

-Nada, que está tonto... -La miró sonriendo-. ¿Qué te pasa?

-Eh conseguido escaparme por los pelos de Marcus... -suspiró Marta-. Les mentí a los niños diciéndoles que les iba a montar el tobogán...

-¿En serio? –Sonrió divertida Patricia, mientras se asomaba a la ventana-. ¡Es verdad! Ahí esta... Y Alberto, se acerca ahora a él...

-Siento mucho, si eh provocado que os enfadarais...

-¿Enfadarnos? ¡Que va, mujer! Solo que tú primo, es un poco cascarrabias. Además, ya me va bien que coja un poco de celos... Así, lo tendré mimándome un poco más...

-¡OH! –La miró sorprendida Marta-. Que pillita que llegas a ser.

-Yo, y muchas mujeres de éste planeta. Los celos, se han utilizado muchas veces para que tu pareja se de cuenta de que aún eres carne fresca...Que pueden perderte muy fácilmente, con uno que nos preste más atención.

-Lo sé... -suspiró-. Pero ya ves como utilizó Marcus, a la chica rubia por que yo bailaba con Diego...

-Por lo que me ha comentado Alberto fue la rubia que pilló despistado a Marcus –Se rió-. Y por lo visto, lo enganchó como un pulpo...

-Pero...

-Yo le creo. Además, que hombre se atrevería hacer eso con la parte masculina de la familia de la novia delante...

-Pero jugando a darme celos...

-Solo haría parte del baile, que es lo que estaba haciendo él...

-Bueno da igual... Lo único que sé, es que se ha puesto furioso por lo de Diego... Me llevaba a rastras al dormitorio, diciéndome que ya era hora de zanjar el asunto...

-¡Que me dices!

-Lo que oyes... Suerte, de la aparición de los niños... Sino, ahora me hallaría en mí cama...

-¿Quieres decir?

-Te lo digo... -Se rió-. Y mira, que eh estado tentada a dejarme llevar... ¡Pero no!

-Hay hija como eres... Yo soy tú, y ya me lo habría ventilado –soltó a carcajadas.

-Ya lo veo, tú eres igual que mi amiga Susan... Sois las dos muy ligeras de...

-¡Eh, oye! –Le tiró el cojín de encima de la cama.

-Anda, métete en el baño conmigo mientras me ducho... -Le pidió.

-De acuerdo, me cojo mi ropa y me ducho también allí.

Eran las tres de la tarde, cuando algunos se tomaban el segundo café, mientras que el grupo de las chicas dormitaba en las tumbonas junto a la piscina.

-Que pereza –Se desperezó Alberto, mientras bostezaba-. Creo que me voy a echar una buena señora siesta.

-Tú novia, ya lo esta haciendo –Se rió su madre Antonia-. No valéis para salir de fiesta.

Saga Edificio XIV- Líos De Oficina- Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora