-¿Se encontrará bien?
-Descuida –murmuró sin reparo, aun sabiendo quien era, no podía dejar de sentir preocupación por él. Si fuera un mortal cualquiera, ya debían estar llamando a los paramédicos y separando un hito en el cementerio, pero Naruto resistía más que eso-, hierva mala nunca muere... además, con todo lo que se ha hecho en su vida, una simple caída no le afectará en nada.
-Pero se encontraba adormecido, y esa posición no se ve nada bien.
La preocupación se pintaba en su rostro muy lentamente, no era nada que lo afectar mortalmente, pero en si, como su padre, no sentir preocupación por algo como eso era ser inhumano.
-Si no les afecta, mi casa no se encuentra muy lejos. Puedo tenerlo ahí hasta que se mejore... -tanto Iruka como Kakashi lo miraron. Tsunade, quien se encontraba detrás de ellos, asintió con la cabeza. Por ahora, alguien ajeno al problema les vendría bien.
-Eso nos ayudaría con mucho, gracias por tu apoyo...
El joven estudió al caído, de una manera muy curiosa. Tenía la frente muy marcada, como si estuviera teniendo una pesadilla o algo muy parecido. En su rastro, se veía muy triste, sufriendo un dolor mental muy lejano a la realidad ¿Por qué tipo de cosas debió haber pasado este muchacho para acabar de esa manera? Solo Kami sabría la verdad. Se retorcía en el suelo de una manera deprimente, intentando buscar un abrazo que no encontraría en ningún lugar. Casi le daban ganas de lanzarse al suelo y abrazarlo hasta que se calmara.
-Me parece muy curioso este muchacho ¿Recién llegan de Rusia, verdad?-Iruka lo miró estupefacto, pero luego asintió.
-¿Te contó algo?
-Me mencionó un poco, pero no es na de los cual deban preocuparse.
Kakashi asintió con la cabeza y lo cargó para entregárselo.
-Cuídalo bien, por favor.
-Descuide, lo tendré mañana bien listo para la escuela, lo enviaré junto con mi hermano.
Y con Naruto en brazos, se retiró por un apartado entre las sombras.
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Su cabeza se sentía dar vueltas, como si le hubieran metido una pequeña bomba en el cerebro y esta estuviera quemando cada uno de sus músculos cerebrales. Intentaba en vano abrir los ojos, pero cada vez que lo intentaba, sus parpados parecían ir en contra de su voluntad y se volvían a cerrar.
Benditos dardos tranquilizantes y su potente anestesia.
Recordaba levemente los sucesos de lo que debió de haber sido hace un par de horas, los disparos y una muy dolorosa caída, claro que por ser solamente él, esa distancia no podría ni matarlo, pero si atontarlo un poco y dejarlo uno que otro moretón. Luego de eso... ¿Luego de eso qué?
No recordaba nada más, ni siquiera sabía si lo habían encontrado o si seguía ahí tendido en la fría acera como un huevo revuelto. Sus parpados no parecían querer colaborar, y si hablaban de movimiento, con las justas y podía sentir algo en las yemas de los dedos.
-Que assssco~ de vida –gritaba, pero estaba seguro que con las justas se oiría como un susurro, conocía muy bien los efectos de los dardos rusos.
-¿Ya te encuentras bien?
La voz ajena lo alarmó, en si el no reconocerla. Ahora con más ganas intentaba abrir los ojos en un vano intento, se estaba preocupando. Empezó a hiperventilar desquiciadamente, ni siquiera sus gritos podrían ser oídos por la bendita anestesia.
-Ale... aléjate de mí, yo no hice... hice nada –gritaba, pero el otro no debía escuchan nada más que un mísero susurro.
-Tranquilo –intentaba decir, sin más Naruto no se las dejaba fácil-. Naruto... cálmate, soy yo, Itachi.
Y como un potente reactor, sus parpados se abrieron como dos escotillas, mostrando un cálido azul que por estar en anestesia se veía como un sumamente hermoso cielo libre de nubes.
-¿Dónde estoy? –murmuró a medias.
Podía observar un muy retocado techo de madera, como el de una casa japonesa imperial. Era una de esas que habían sobrevivido mucho tiempo en pie y eran heredados de nobles familias, con solo unir a Itachi, un maestro de una escuela cualquiera, con la nobleza, le generaba muchas lagunas mentales.
Gracias a sus yemas, podía sentir en que se encontraba acostado, y si su información no le fallaba, aquello era un futon japonés.
-Es la casa de mis padres, que desde hace algunos años se ha vuelto mía y de mi hermano.
"Hermano"
-Sasuke –esputó a medias.
-Correcto –sonrió, y niveló el cuerpo de Naruto hasta dejarlo sentado-, juro que creí que era una gran ave lo que había caído en ese momento, jamás imaginé que tú andarías saltando edificios.
Sus mejillas se enrojecieron, no sonrojaron... Naruto no se sonroja.
-Pues, yo no creería que caería encima de ti, ni siquiera lo hubiera imaginado.
-Ya somos dos.
La casa era una al estilo japonés, con todo y sus corredores de madera; las ventanas dentro de aquella morada eran de papel y un gran muro los dividía del exterior. Parecía una pequeña laguna, un gran verde frondoso rodeaba la casa en todas las direcciones, y como parecía encontrarse cerca al patio interior (Por decirlo, era una casa en el centro del gran jardín, y en el centro de esta, había otro jardín más pequeño) podía tener una vista privilegiada de una pequeña laguna artesanal. El suelo parecía finamente pulido y lustrado, sin ninguna mancha de polvo, y la pared de su habitación, o mejor dicho la habitación en la cual se encontraba, tenía un muy interesante tapiz de diferentes diseños. Siendo realistas, aquel cuarto no parecía ser uno de invitados, más bien se encontraba muy bien amueblada.
En una de las esquinas, podía apreciar un lindo escritorio, con una laptop a medio apagar en el centro. En la otra, un muy formidable armario, la cual parecía estar a punto de explotar. Para su derecha, había una alfombra rojiza muy extravagante y un par de espadas kendo descansaban al pie de la entrada. El gran futon quedaba en vergüenza a comparación de la gran cama que se encontraba en la parte central del cuarto, era una gigante, donde podría dormir hasta un elefante. Y al costado de esta, una pequeña mesa de noche con unas revistas, que él catalogó de cosas para adolescentes. Si tuviera que dar su opinión, podría ser que una persona con un buen estilo de vida y con un pequeño vicio a la tecnología dormía ahí.
¿Itachi? Seguramente, pero él no parecía del tipo en el cual desearía tener un armario a punto de explotar, o un par de revistar de "Moda joven" encima de su mesa de noche.
Sin embargo, a pesar de toda la hermosura que podría desprender aquel cuarto, había algo que desentonaba en todo el espacio, y no podía ser nada más que la cara de amargado que Sasuke le regalaba desde la entrada.
-Hola Sasuke –le saludo cordialmente Itachi-, te estaba esperand... -pero a Sasuke no le importaba nada que tuviera que ver son su hermano en ese momento.
-¿Qué crees que haces en mi casa, Umino?
____
Lamento la larga demora, pero estuve de viaje para ver a mi abuelo (tiene cancer) y no me dejaron coger la laptop por largos ratos.
Posterior a eso, aun no arreglan mi computadora, y no saben lo complicado que es escribir por la pantalla... inclusive ahora una tortuga podría ganarme al escribir. Hago mi mejor esfuerzo, pero encima se me acaba de vencer el antivirus y tengo miedo de que todo se me borre. Tal vez lo único positivo de todo es que ya entré a vacaciones, y tengo todo el tiempo del mundo para escribir.
Voten y comenten por favor, no me abandonen (Me duele cuando por cosas como estas no puedo escribir y ustedes se aburren de mí)
Espero que pueda publicar pronto, aun me hace falta el maratón de Navidad, Año nuevo y bajada de reyes.
Sayonara~
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Buscado por amar
Fanfiction(Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) (Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) (Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) Siempre fue tratado como un ser sin corazón. Desde su más reciente vasallo hasta sus altos mandos, todos creían que tarde o tempr...