Galletitas y Niebla

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L I L Y ' S    P . O . V :

-Black, Potter- dice la profesora McGonagall- ¿Es verdad que le gritaron a Umbridge?- nos pregunta con el ceño fruncido. Mierda, estamos jodidos.

-Bueno, sí pero...- empieza Harry yo solo ruedo los ojos.

-Tomen una galleta- dice Minnie- Es más, tomen dos-.

Harry estaba muy confundido pero yo me dí cuenta de algo, a McGonagall tampoco le agrada Umbridge, digo quién sí. Alcé mi mano y tome una puño de galletas, es bueno aprovechar cuando Minnie está de buen humor y no enojada.

-Venga Harry, toma una- le digo con una sonrisa.

Mi azabache amigo toma una galleta un poco confundido y salimos de ahí antes de que McGonagall regresé a la normalidad y nos reprenda. Caminamos hasta la Sala Común en donde estarían Ron y Hermione. La castaña me había obligado a mandarle una carta a Sirius para que supiera lo de mis sueños, Harry igual le envió una pero hasta ahora no hemos recibido su contestación.

Yo seguía un poco preocupada pero trataba de no hacerlo notar, cosa que suele ser difícil ya que los metamorfomagos somos muy sentimentales y cualquier emoción fuerte es notoria en nosotros, incluso podemos llegar a morir por depresión, esa es la razón por la que trato de no pensar mucho en mamá. Cuando ella murió, perdí mis poderes y mi cabello se quedó blanco y sin brillo como por tres meses.

-Las cosas están por cambiar Harry- le dije al oji-verde mientras avanzábamos por los pasillos del castillo.

-Lo sé- dijo con un suspiro- Dumbledore sigue evadiéndome- dice estresado.

-Hace días que no hablo con él- le dije- Pero es Dumbledore de quién hablamos, tal vez esté pasando por la menopausia o algo así-.

-Lils, eso es solo en mujeres- dice Harry negando con la cabeza.

-¿Ya viste su cabello?- exclame- Fácil puede pasar por una- dije divertida.

Harry suspira, realmente no sé como lo esté pasando él, desde el regreso de Voldemort se nota abrumado y cansado. Enojado diría yo, como si todo le molestará y le gustaría lanzarnos un Avada a todos. Su mirada ya era difícil de descifrar, no sabía que le pasaba pero había algo que si sabía, tenía que hacer reír a Harry.

-Harry- le dije tocando su hombro- ¿Quién soy?- dije cambiando mi cabello rizado y largo a uno corto liso y grasiento.

-Profesor Snape- dice serio.

-Sí- sonreí como idiota- ¿Adivinaste por la grasa y caspa de mi cabello? ¿O la nariz ganchuda?- Harry negaba con la cabeza- ¿Está atrás de mi verdad?- él asiente- Mierda- murmure.

-Señorita Black, muchos consideran la metamorfomagia como una cualidad única no como un objeto de burlas- dice con su voz áspera.

-¿Burlarse es decir la verdad?- pregunte divertida, nunca sé callarme.

-Será mejor que no tenga planes para está tarde...-

-¿Me está invitando a salir?- pregunte- Porque si esa así le digo que no me gustan tan viejos- bromeé.

-Cinco días de detención conmigo y 20 puntos menos para Gryffindor- dice serio. Mierda Lily ya cállate.

(...)

Me encontraba fregando los calderos en la oficina de Snape, estaba ya tan cansada que se me cerraban los ojos de vez en cuando.  Llevaba al menos una hora en mi castigo, si se le podía llamar así ya que los primero 20 minutos Snape se la pasó diciéndome que no heredé ese don por mi madre para hacer bromas. ¿A qué no lo sabían? Resulta que mi madre y Lily eran las besties del profesor Snape. Raro.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora