-¿Una fiesta? Bromeas.
La boca de David se abrió aún más cuando Arthur negó.
-Os lo dije. -James se cruzó de brazos orgulloso, jugando con la cucharita dentro de la taza de té- Sam ha cambiado.
Arthur seguía desconfiando un poco, pero no podía negar que le hacía muchísima ilusión ir a una fiesta como aquella. No había vuelto a hablar con Sam desde la conversación en el coche, pero sí se habían visto varias veces por los pasillos y el coreano había sonreído. Parecía contento de que hubiera aceptado ir.
-¿Y si es un plan para ponernos en ridículo?
Luego estaba lo que David no dejaba de defender y que a él le ponía los pelos de punta.
-¡Déjalo de una vez! -gritó James, cansado- Sam se ha dado cuenta de sus errores y quiere ser un buen hermano para hacer feliz a su padre. ¿Por qué te cuesta tanto darte cuenta?
David frunció el ceño. Estaban en el comedor, James los miraba desde el otro lado de la mesa rectangular y David había estado a punto de golpearle con el codo las dos veces que se había levantado para gruñir. La tercera su hombro sí sufrió las consecuencias.
-Porque nadie cambia de un día para otro. -se volvió a sentar y miró a Arthur, que comenzaba a cansarse de las peleas de sus amigos- Bueno, ¿vas a ir?
La cara de Arthur se descompuso. Miró a su alrededor mientras pensaba, a James que asentía confiado y a David que le advertía con una fuerte mirada ceñuda. Bufó. Cogió su taza de té y se lo bebió de un trago.
-Quiero ir a una fiesta. -confesó sin mirar más allá de la taza vacía- Pero si vosotros no vais...
-Yo sí voy. Sara me ha invitado esta mañana -James sonrió con picardía, pasándose una mano por el pelo-, así que estoy... obligado.
-David, por favor.
El aludido sacudió la cabeza.
-Tú mejor que nadie deberías saber lo que Sam es capaz de hacer.
-Pero si al final dice la verdad, nos habremos perdido la primera, y posiblemente única fiesta a la que nos han invitado.
-Arthur tiene razón. -era la primera vez en toda la tarde que sus amigos le dejaban hablar tanto. James se levantó, rodeó la mesa y se inclinó entre los dos, tomando el hombro opuesto de cada uno. David soltó aire bruscamente- ¿Vas a perderte la única oportunidad de ligar con veteranas?
Empujándolo y levantándose, David frunció mucho más el ceño.
-No necesito ir a una estúpida fiesta para follar. -se apartó el flequillo de la frente, mostrando su falsa cara de inocente cabreado- Divertíos si podéis, yo me voy a la discoteca.
Arthur dejó caer la frente sobre la mesa mientras oía la puerta de la casa cerrarse y sentía la mano de James acariciándole el pelo.
-No le hagas caso. Nosotros nos podemos divertir sin él.
Asintió contra la madera, aunque no estaba tan seguro de ello. James iba a ir con Sara, una preciosa pelirroja de su clase y de las pocas chicas de la universidad que no tenían ningún interés en Sam. Si David no iba y éste desaparecía con Sara, ¿qué se suponía que iba a hacer él allí solo?
Levantó la cabeza y miró a James con las cejas levantadas.
-¿Y si no voy, crees que Sam se enfadará?
James puso los ojos en blanco.
-¿Quieres arriesgarte? -frunciendo los labios, dejó caer la cabeza otra vez. Tendría que arriesgarse eligiera lo que eligiese, ¿verdad?- Piénsatelo; yo me voy antes de que David y su poco sentido de la orientación se pierdan.
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Hasta que el cuerpo aguante
Teen FictionArthur es un chico normal, con diecinueve años y estudiando en la universidad más barata de Londres, su único sueño es triunfar en la música. Pero su vida cambia cuando su madre se casa con el padre de Sam Lee, un arrogante cantante al que todos cre...