Sarumi One Shots |K-project|

"Gracias"

—¿Yata-chan, dónde vas?

Detuvo sus pasos bruscamente ante la interrogante, más no se volteó hacia quién preguntaba.

—N-No es de tu incumbencia.—contestó con un poco de color en las mejillas, luego abrió la puerta y abandonó el bar.

Izumo sonrió ante la situación, y Anna meneó su cabeza de izquierda a derecha. Los dos sabían perfectamente a donde se dirigía, pero les seguía pareciendo divertido  preguntarle a Misaki y que los nervios empezaran a consumirle. Además de la vergüenza que la interrogante le provocaba. Era sin duda épico. 

                                                                                                 ***

En un abrir y cerrar llegó a Scepter 4. La teniente se encontraba en la entrada hablando con otros subordinados, y cuando avistó que Misaki se acercaba a la instalación no logró ocultar el asombro que la visita del vanguardista le daba. Se excusó de la conversación y se aproximó a Misaki.

—Yatagarasu, ¿Qué te trae por aquí?, ¿Algún pedido de la Reina Roja?—Por supuesto creyó que se trataba de algo relacionado con los clanes, nunca se le pasaría por la mente el verdadero motivo de la visita.

—Eh, no. En HOMRA todo está en orden.

—¿Entonces, a qué vienes?—inquirió, con la mirada teñida de curiosidad.

Misaki divagó en el entorno un poco, mirando en todas direcciones y pensando en como decirlo sin que sonara vergonzoso.

—¿E-Está Sa-Saru?—preguntó sin poder mirar a la teniente, que abrió los ojos más de lo normal al escucharlo.

—¿Fushimi? Sí, está dentro, ¿Vas a pasar a verlo?—Comprendió la situación enseguida, y una sonrisa decoró sus labios.

—No, quiero preguntarle una cosa solamente.—Todavía intentaba encubrirlo todo, pero solo lo hacía más obvio.

La teniente amplió su sonrisa y lo invitó a internarse en el cuartel de Scepter 4 libremente. Entre clanes ya no había adversidad alguna, por lo cual no hubo problema cuando algunos soldados de Scepter 4 vieron a Misaki pisar sus terrenos. El vanguardista caminaba tras la teniente y mientras lo hacía, inspeccionaba con una mirada crítica el suntuoso entorno. La diferencia de estilo era impresionante, todo impecable y reluciente, perfecto. Pero no cambiaría por nada del mundo el estilo rústico de HOMRA, lo hacia sentir cómodo, lo seguiría prefiriendo hasta el fin de sus días.

Llegaron y Awashima tocó un par de veces la puerta, sin obtener respuesta. Sabía lo histérico que se ponía Saruhiko cuando entraban a su habitación sin su consentimiento, así que prefirió esperar.

—¿Misaki?—Intentó, más no resultó, ocultar su tono de asombro al ver al mentado en frente de la puerta de su habitación. Traía consigo un montón de informes que revisar, y a eso se debía su ausencia. Como pudo, acomodó sus gafas, intentando conservar su semblante impasible—. Tsk, ¿Qué haces aquí? Estoy en horario de trabajo.

—¿Cómo iba a saberlo? Nunca me dijiste tus horarios.—Se defendió, adquiriendo una postura hostil, a brazos cruzados y frente arrugada.

—Jamás los preguntaste, no te quejes, además deberías avisar que vendrías, una visita imprevista es un verdadero  fastidio. No me culpes si no puedo atenderte.—Dejó caer sobre los brazos del vanguardista la torre de informes que le cubrió por completo. Awashima echó un último vistazo a la escena y se fue, ahora no tenía que preocuparse más por ellos como antes.

Finalmente el dueño de la habitación abrió la puerta y entró, disfrutando al máximo la dificultosa situación de Misaki, que no lograba verse detrás del montón de papeleo. El vanguardista se adentró en la estancia y primero que todo, se deshizo del montón se papeles, dejándolos sobre un escritorio que encontró. Ahora libre, examinó la habitación desconocida para él. Como todo lugar de Scepter 4, estaba impecable y Saruhiko siempre fue bastante ordenado, por lo cual, desorden había, pero en poca cantidad. Unas ganas de limpiar le entraron de repente.