Paper love || HanJoo

Paper love

Armándome de valor, llame a la puerta rezando para que fuera él quien abriera. Ni siquiera sé que me llevó a cometer esta locura, pero ya no había marcha atrás. Por una vez debía ser sincero conmigo mismo aunque eso significara perder su amistad y con ella todo mi mundo. Mientras estaba perdido en mis pensamientos fui colocando las cosas que había preparado. Por suerte fue él quien abrió por lo que pude empezar con mi plan perfectamente calculado.

Antes de que pudiera decir una sola palabra hice un gesto con la mano de que no dijera nada y empecé con mi propósito. Encendí un pequeño mp3 con altavoces donde comenzaron a sonar villancicos acordes con la época del año en la que estábamos. Escuché la voz de un chico desde dentro de la casa preguntando quien era.. "Di que es alguien cantando villancicos" susurré cogiendo un taco de cartulinas escritas y así di por iniciado el plan.

Le enseñe la primera cartulina donde había escritas frases que habían salido de lo profundo de mi corazón aunque con un toque algo divertido para no sentirme totalmente idiota. Al acabar de pasar la última cartulina había hecho mi declaración de amor. La primera y única. de mi vida, que más o menos decía esto:

"El año que viene, con suerte... estaré saliendo con alguno de estos chicos -había pegado fotos de hombres famosos- pero, por ahora, déjame decirte, sin esperanza ni otros fines, simplemente porque es Navidad (y en Navidad se dice la verdad) que para mi eres el hombre perfecto y mi corazón desolado siempre te amará hasta que te veas así. –esta vez escogí la foto de una momia- Feliz Navidad"

Solo por ver su sonrisa mereció la pena haber venido hasta aquí. Tras recoger todos los carteles me di la vuelta y comencé a alejarme de esa casa.

- ¡¡Byungjoo!! – me giré y vi como Hansol corría como una mariposilla revoloteando hacia mi.

Le miré esperando que dijera lo que fuera que tuviere que decir, pero sin más agarro mi abrigo y tirando de mi me besó. Fue un simple roce de labios pero hizo que mi corazón hiciese un triple giro mortal invertido y sin red. El no dijo nada mas, simplemente sonrió y se fue corriendo a su casa donde le esperaba su marido.

- Suficiente... -asentí para mi mismo- Es suficiente.