XII

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"He estado teniendo ese sueño donde podemos volar, así que tal vez si nunca despertamos, podremos ver el cielo."

: : C A P Í T U L O   D O C E | La soledad es mi hábitat natural

(Megan)

Deslicé con rapidez los pantalones holgados por mis frías piernas gracias al aire gélido que había esta mañana. El suéter enroscado en mi cintura impidió algunos de mis movimientos pero el tiempo corría en mi contra y no pude fijarme en cosas insignificantes como que mis zapatos, de hecho, no coincidían cuando los calcé en mi pies sin calcetines.

Metí un par de libros y la tablet dentro de mi mochila, el celular y las llaves del cuarto con manos torpes e inquietas.

No hay lugar en mi mente para dinero ni comida, porque el reloj incrustado en la pared a mi izquierda advierte las ocho y treinta de la mañana, hora de correr por mi primera clase verdadera en la universidad.

Una mano se enroscó de mi cuello y tiró de mi cuerpo hasta la cama para obtener un caliente beso abrasador mata neuronas.

Mmmh. Son momentos así que odio mi hábito de dormir hasta tarde porque no puedo disfrutar lo suficiente de esto. 

- Quédate - susurró la misma voz del diablo en mi oído -. Te lo compensaré.

- Quinn - protesté empujando mis manos en su pecho, debo admitir que la fuerzas se derritieron en el instante en que sus manos tocaron mi piel por lo que no logré nada con mi intento de apartarle. Tampoco es como si de verdad quisiera hacerlo -. Vamos, déjame ir.

- Sí, Quinn - replicó una voz desde el otro extremo de la habitación -, déjala ir.

Sentí el cuerpo de mi novio tensarse con irritación al escuchar el tinte divertido en la voz ronca del británico. Una hermooooosa voz.

Con una violenta sacudida de su mano Kellin corrió la cortina que dividía la parte de Oliver con la de él. Sip, Kellin puso una cortina en medio de la habitación para no tener que convivir con su compañero de cuarto. Y de paso no tener que compartir la visión de mi cuerpo desnudo con su acompañante. 

Mi cara ardía aún al saber que otro chico había visto mis pechos y mis partes de chica mientras dormía. Ni siquiera podía mirar a los ojos a Oliver, y no es como si a él le perturbase molestarme con ello, de hecho lo hacía con todo el descaro y libertad del mundo.

El muy cretino asqueroso.

Era una verdadera lástima que la tela no fuese a prueba de sonido. Antier, el día en que Oliver conoció de cerca el puño de Kellin, el come mocos -apodo que Quinn le dio con cariño- nos concedió como una manera de compensación y para emular que fumamos la pipa de la paz, el privilegio de dormir en otro lugar por dos noches, para darnos un poco de intimidad y arreglar el trauma que había causado.

Y al parecer ya había terminado el tiempo establecido, amaneció el lunes y él estaba de vuelta. 

- Cierra la boca - gruñó mi novio apretando la cortina en un puño.

- Bueno, ya que ahora mi boca duele gracias a ti tengo todo el derecho de hablar, señor me creo el rey del universo - refunfuñó éste estirando su labio herido mientras hacía balancear su bolso de ropa con una mano y lo dejaba caer en su cama. La pequeña maleta que yo traje para pasar estos días con Kellin estaba lista para ser devuelta a mi cuarto o mejor dicho "mi infierno habitado por el dragón más horrible de este mundo y de todos los cuento de hadas existentes, llamado Elissa White". Un escalofrío me recorrió al pensar en ella.

Keep you ; kellin quinn [iych #1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora