Por ti, por mi, por nosotros.

Una despedida no es siempre un adiós.

Hola pequeño, ¿te acuerdas de mi?
ya ha pasado mucho tiempo y a pesar de todo sigo aquí, como te prometí.

No hay un sólo día que no te eche de menos, y si lo niego estaría engañándome a mi misma. Recuerdo como si fuera ayer nuestro último adiós, aquel adiós que se me grabó en la piel y que todas las noches es culpable de mi insomnio. Todavía sigo sin entender por qué te fuiste, o mejor dicho, por qué me echaste de tu vida, cuando lo más bonito de la mía, era estar en la tuya.

Eras mis ganas de seguir adelante, y ahora que no estás no te imaginas lo difícil que es llevarlo todo sin ti a mi lado. Buscabas siempre la parte positiva a todos mis problemas y ahora no hay nadie que haga eso por mi. Quiero dejar de tener que expresarme en pasado, quiero que vuelvas, pero que vuelvas y te quedes, no que te vayas y me rompas otra vez. A pesar de todo sigo sin hacerme a la idea de que ya no estés aquí y cada día sigo refugiándome entre tus cosas, recordando como era tu olor que poco a poco va desapareciendo.

Me duele ver que te va tan bien sin mi, tantas promesas que hicimos y ahora me río de todas ellas...
Me iba a quedar contigo mucho tiempo, teníamos planeados todos y cada uno de los días que nos quedaban y que íbamos a pasar juntos. De ti me gustaban hasta esas cosas que no soporto en los demás, tus manías eran los pequeños detalles que te hacían único y al fin y al cabo prefería discutir contigo que hacer el amor con otro.

No te imaginas la de veces que te volvería a preferir porque después de haber conocido como sería una vida contigo, no quiero una vida sin ti. Joder, que no puedo evitar sonreír al recordar tu risa, que me rompo en mil pedazos al escuchar tu nombre y en mis ojos está la prueba, esa mirada dulce y cálida que según tú te llenaba la vida, ya no está, hace tiempo que se fue, el mismo tiempo desde que te marchaste.

¿Como has podido ser la única persona que sin primero tocarme ya me hacía sentir un zoológico entero al verte llegar de lejos? ¿como? En parte me alegro de que tú hayas sido el único capaz de eso, porque cariño, no hay nadie mejor que tú para ser esa persona que te marca la vida, esa persona de la que aunque pase toda una eternidad jamás te deshaces, que se te graba a fuego y derrite hasta al más frío de todos los corazones, no hay escudo que pueda contra ti o por lo menos yo todavía no lo he encontrado.

Nunca pensé que llegaría a esto, tener que desahogarme entre hojas de papel porque no existe ninguno que pueda escucharme y entenderme tan bien. Me conocías más que yo a mi misma, al igual que yo te conocía a ti mejor que nadie. Sabía tus miedos y tus inseguridades, y entre uno de ellos estaba perderme, que me olvidara y me alejara de ti como si nunca nos hubiéramos conocido. Ahora me doy cuenta de que estaba taaaaan equivocada, la que realmente tenía miedo era yo, estaba totalmente ciega pero en el fondo lo sabía, sabía que te acabarías yendo como todo el mundo, que no te ibas a quedar conmigo para despertarme cada día y llevarme el desayuno a la cama y que no ibas a darme un beso de buenas noches antes de dormirnos.

Y ahora, ahora más que nunca te necesito, desde que no estás los inviernos sin ti son más fríos y los domingo por la tarde ya no tienen sentido. Te quiero como no he sabido querer a nadie más y estoy segura, de que algún día podré volver a querer a alguien con la misma intensidad que te quise, pero que a ti nadie va a saber quererte como lo he hecho y lo sigo haciendo. No habrá ni una tía que vea lo que yo veía en ti, ni una que te de los buenos días como te gustan, ni una que aguante tus cambios de humor, ni una que disfrute más viéndote marcar un gol ni viendo a tu equipo remontar un partido que dabas por perdido, ni una que sepa ayudarte en tus peores días, ni una que te ponga nervioso con sólo rozarte el cuello, ni una más mi vida, ni una más.

Una despedida no es siempre un adiós, y nosotros nos dijimos tantas veces adiós que despedirnos significaba reinventar un reencuentro.