Capítulo 92: Lo que nos une

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¡Chan chan chan! He renacido entre las cenizas para traerles actualizaciones locas (?). La verdad es que he estado muy atareada, llena de estrés y esas cosas que sólo te pasan cuando eres un adulto trabajador X'D. Pero hoy me he tomado unos minutos dentro de mi ajetreada agenda para venir a dejarles su dosis de esta comedia-romántica que cada día se vuelve más liosa *-*9 En fin, no me enrollo más, disfruten, denle pulgar arriba o lo que se les ocurre. Nos estamos leyendo prontito, ¡matta ne!  

*-*-*-*

Hacía más de media hora que habían abandonado aquel restaurante, despidiéndose de todas esas conflictivas personalidades. Ahora lo único que restaba era recorrer el camino de vuelta a casa y prepararse para todas las actividades que aguardaban para el día de mañana. No obstante, aún había algo que se tenía que arreglar antes de que el momento de la despedida llegara.

Ni siquiera tuvo la oportunidad de sacar las llaves de su bolsa. Lo único que tenía permitido en ese momento era apreciar la seria mirada del moreno clavándose en la suya. Estaba cautiva entre él y la puerta de su apartamento.

—Recuerdo haber dejado claro de camino aquí que ese beso no fue más que laboral y que no tiene peso para ninguno de los dos —empezó a decir—. Por lo que eso no hay más que hablarse. Y ya dije que lamento el malentendido y todo ese embrollo.

—No es sobre eso que quiero hablar —se explicó, cruzándose de brazos. Le resultaba algo lioso sacar aquel tema a flote—. Es más bien sobre...

—¿Qué no escuchas lo que te digo cuando estás embobado practicando basquetbol? —sentenció, mirándole detenidamente. Él suspiró, dándole el sí—. Pues por cosas como ésas todo lo de esa foto con Kise se hizo más grande de lo que debió ser.

—Eso es lo que ocurre cuando aceptas hacer ese tipo de escenas —chasqueó enfadado. De volver a pensar en esa foto los celos nuevamente le asediaban.

—¿Por qué crees que te pregunté antier por la noche si estabas de acuerdo o no, Daiki? Pero como no te molestó...o mejor dicho, no pareció importarte, pues terminé aceptando ese trabajo —replicó—. No tienes derecho a quejarte cuando TÚ me diste permiso para ello.

—Bien, ya no me quejaré de eso más, ¿feliz? —soltó—. Simplemente no vuelvas a hacerlo con ningún otro hombre que no sea yo.

—Pues todo dependerá de que me hagas caso cuando te hable sobre mis futuros trabajos —mencionó con normalidad, pero estaba claro que era un reclamo.

—Si serás vengativa.

—Estoy en mi derecho de decírtelo, ¿no Daiki? —expresó malhumorada mientras enterraba su dedo índice sobre el pecho del moreno con persistencia.

—Eso duele, ¿sabes? —detuvo su mano entre la suya, impidiéndole a la rubia seguir con su juego—. Sólo dilo.

—¿Decir qué?

—No te hagas la tonta —recriminó—. Odio cuando finges que todo está bien y que nada te molesta. Te conozco desde hace casi un año, así que vele a ver la cara de idiota a otro.

—Ahomine —espetó, desviando su mirada hacia otro lado.

—¡Deja de llamarme así! —ahí estaba jalando los mofletes de la rubia. Ella odiaba eso desde que al moreno se le hizo manía.

—No hagas eso, Daiki —al fin le soltó. Aunque ahora estaba roja y enojada—.Te odio.

—No me odias, sino todo lo contrario —le sonrió vilmente y ella se cabreó más.

—Eres insoportable y cabezota —pronunció infantilmente.

—Sólo dilo y ya, Axelle —sentenció tras tomar el rostro de la chica, besándolo profunda y pausadamente. Había extrañado esa sensación desde ayer, por lo que simplemente no pudo contenerse por más tiempo.

Addicted to U [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora