Capítulo 7

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Ya nadie quiere volver a practicar conmigo puesto que mi fuerza se ha vuelto asombrosa. Siempre sucede con los novicios de los vampiros, obtienen mejores habilidades físicas sin embargo conmigo va a un nivel diferente. Tengo más fuerza de la usual por mi ser descendiente de los mellizos.

—No estés triste, de todas formas no había alguien que pudiera contigo — me dice Baekhyun para animarme.

—No estoy triste, sólo aburrido — comentó recargándome contra la pared, todos están practicando menos yo y él.

—Hmm — murmura — por cierto, ¿qué pasó con Zen? ¿No deberían estar pegados? — suspiro, ya se había tardado en preguntar eso.

—Sigo sin graduarme Baek, hicieron una excepción pero de mientras seguiremos con nuestras vidas — contesto con voz monótona.

—Se verán para que la alimentes, ¿cierto?

—Sí...

Ya no pregunta más porque se da cuenta de lo poco que quiera hablar del tema. No la he vuelto a ver desde la ceremonia y eso fue hace dos días, supongo que vendrá cuando necesite comer. Por eso quizá siento cierta molestia, como si doliera no poder verla y eso me está calando, el maldito vínculo me molesta ya.

Cuando salimos de la clase me detengo un poco, siento un mareo, Baekhyun se detiene conmigo.

— ¿Estás bien? — pregunta algo preocupado, me masajeo la cabeza con la mano y asiento.

—Yo estoy bien pero creo que Zen no — contesto, chasquea la lengua y mira hacia otro lado.

—Debe tener hambre, te acompaño — toma mi brazo y con ese apoyo nos dirigimos hacia la iglesia.

Ahí la tienen. Cuando avanzamos hacia las habitaciones vemos a varios guardias de seguridad, todos ellos vampiros de baja clase. Detienen a Baekhyun pero a mí me dejan pasar.

—Nos vemos luego — se despide él.

Agito mi mano, no me siento muy bien como para hablar en ese momento. Abren la puerta para mí y entro, en cuanto entro veo una cama, algunos pocos muebles y a ella sentada en el suelo. Me acerco lentamente, no parece estar tan mal para lo que siento, alza la vista y en cuanto me ve sonríe.

—Estaba llamándote — admite. Frunzo el ceño, de repente la sensación se va aunque siento una pulsación ligera.

— ¿Tienes hambre? — pregunto sin tanto rodeo, ella asiente.

—También quería verte — da unas palmaditas al suelo en señal de que me siente a su lado, lo hago — Es extraño, ¿verdad? La sensación de querer estar juntos todo el tiempo

—Sí... — digo en un murmullo, no tengo tantas ganas de hablar, realmente yo soy una persona que no habla mucho.

—No me gusta estar encerrada aquí, debo estar contigo — empieza a decir mientras juega con sus dedos.

—Me parece poco ortodoxo el tenerte aquí — me mira y asiente con completa seguridad.

—Lo es, pero mis padres así lo ordenan — se encoge de hombros — se les hace caso, aunque debería no, de todas formas no es como si fueran mis padres.—

— ¿Ah no?

—Bueno sí, sólo que no me criaron los dos, viví un tiempo con mi madre y otro con mi padre en Rusia, ya sabes, los vampiros viven con sus alianzas y no esposos — ríe — somos más patéticos que los humanos.

—Entiendo, yo tampoco tuve una familia — confieso de repente, no me gusta hablar de mí pero de alguna forma me siento con confianza con ella.

—Oh sí, los mellizos Do — murmura, se muerde los labios — creo que por eso eres más perfecto para mí — me observa detenidamente.

—Lo soy para cualquier vampiro Zen, mi sangre se hubiera acoplado a cualquiera — me arrepiento de haber dicho aquello puesto que parece algo dolida — igual te hubiera elegido a ti — agrego.

— ¿En serio? — no suena sorprendida sino que lo dice en un ligero murmullo.

—Creo que sí — no sueno muy convencido. Se acerca más a mí, no volteo a verla puesto que hunde su nariz en mi cuello, estoy tenso esperando que decida morderme.

—No te moderé...aún — dice con una ligera sonrisa — primero debo prepararte.

— ¿Ah sí?

No contesta porque se acerca más, pasa su pierna por encima de mí quedando montada sobre mi regazo. No puedo evitar que mis mejillas se pongan rojas, el ligero camisón que anda no ayuda mucho, su cabello está suelto y cae en el espacio que tenemos entre ambos cuerpos.

—Eres muy adorable Kyunggie — susurra pasando su dedo por mi mejilla — no puedo evitar sentir ganas de comerte cada que estoy contigo.

Trago duro, me siento tan nervioso y es que antes de que me muerda debe excitarme un poco, es como tener sexo... y yo soy el pasivo de la relación. Sus dedos son delicados y suaves, sentirse tocado por ella es un privilegio, después de todo es una princesa.

—Ahora que lo pienso, nos hemos besado desde antes de la ceremonia, ¿verdad? — Niego con la cabeza — entonces debemos hacerlo.

Toma mi rostro con ambas manos y pega su frente a la mía. Nuestros ojos se ven fijamente y nuestras respiraciones se encuentran, estamos demasiado cerca, de repente baja su mirada mis labios, sonríe pícaramente, me quiere tener a la expectativa. Su mano baja por mi oreja hasta mi cuello haciendo que levante más el mentón, su nariz va rozando la mía mientras baja hasta que sus labios están a unos cuantos centímetros de los míos.

Sopla un poco, su aliento huele muy bien, ladea su cabeza para que mi nariz deje de estorbarle y con lentitud junta nuestros labios. Sus labios son fríos pero su toque enciende algo dentro de mí que me hace sentir pequeñas descargas en mi interior. Yo soy un completo inexperto en esto, Zen parece tener más experiencia en esto, pronto mueve sus labios de una manera que me es imposible no querer seguirle el ritmo.

Abre mi boca con su lengua y se encuentra rápidamente con la mía, nuestro beso trasciende a uno más profundo. Todas las sensaciones que comienzo a tener me tienen por completo embriagado, es como si mi sangre se removiera y burbujeara esperando por obtener una mordida suya.

—Ah — suspira separándose, tenía los ojos cerrados y cuando los abre están rojos — tu sangre me pide a gritos que la beba — dice, en vez de regresar a besarme se va a mi cuello.

Desabrocha la camisa blanca que ando del uniforme, pasa su lengua por mi cuello, siento su gran deseo de querer morderme ya.

—Puedes beber — le digo pasando mi mano por su espalda.

—Gracias, estaba esperando tu aprobación — dice con un tono de voz llena de deseo.

Vuelve a aspirar con fuera en mi cuello y luego otra vez su lengua lame mi cuello. Veo hacia la puerta que está enfrente de nosotros y cuando siento sus colmillos hundirse en mí siento oleadas de placer, como si estuviera teniendo varios orgasmos. Sin poder evitarlo gimo un poco, también mi miembro tiene una erección.

Zen baja su mano hacia donde se está formando un bulto y lo acaricia logrando que gima más. Sentir que bebe de mí y que al mismo tiempo me toque me está volviendo loco, puedo venirme en cualquier momento, uso todas mis fuerzas para evitarlo pero ella abre mis pantalones sin pedirme permiso y saca mi miembro de donde estaba. Lo comienza a masajear mientras sigue bebiendo, siento tanto placer y mis mejillas están tan rojas que de un momento a otro todo se vuelve negro.


Continuará...


Royal Blood / (Kyungsoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora