CAPÍTULO TEINTA Y UNO

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La miro con la frente en alto, no me dejo ser menos así que tomo las riendas y digo:

-No se preocupe por mi, su alteza, soy perfectamente capaz de sentarme en una silla al igual que recostarme en una cama y nadar. Aunque claro no quiero aburrirla con mis logros ni mis habilidades.- toma eso perra.

Como era de esperarse tanto la madre como la niña me matan con la mirada, el rey parece indiferente y todos los demás intentan disimular la risa o sonrisa que causé. Al parecer no hay muchas personas que contradigan o le contesten un insulto a la princesa. Que bueno que llegué yo entonces. 

Hila se sienta junto a su hermano y yo me veo obligada a sentarme en medio de los dos jóvenes. El príncipe ya no me ve con la mueca descarada de aprobación sino con una sincera sonrisa cómplice que casi me esta gritando "gracias"

-No hay mucha gente que se oponga a mi hermana- me susurra Arsen- al fin, alguien tenía que hacerlo.

Sonrío. Traen la cena con todos los platillos que se pueda imaginar una persona y los postres más deliciosos. Nadie habla porque se disfruta tanto de la comida que nadie quiere hacerlo. Pero  claro, no podía pasar por alto cuando Zeth intentó agarrarme la mano por debajo de la mesa, o cuando me dio una pequeña patada para llamar mi atención.

Los mayores, al terminar su comida dieron claras intenciones de retirase cuando la reina atacó.

-Dime, este... tu

-Kalia

-Eso, sí, Kalia, ¿no es difícil ser tan impredecible? digo, en cualquier momento podrías tener un ataque de maldad y matar a todos. La verdad es que no se como Alioth logró conseguir que mi marido te abriera las puertas de este palacio. Es inaceptable poner a todos en riesgo de un ataque de ira o de agresividad.- lo dijo todo como si estuviera platicando sobre lo rica que estuvo la cena, o como si hablara de que hay que sacar al perro, con una ceja arqueada y la boca puesta en un rictus de desprecio.

-Elina, por favor, no seas así- dice el rey.

-Tengo razón y lo sabes, además ¿te tengo que recordar lo que puede pasar si no sigues mi consejo?- el rey solo bajo la cabeza en señal de sumisión. Ya veo quien lleva los pantalones en su matrimonio.

Todos tienen cara de horrorizados menos la princesa claro.

-Reina, contestando a su pregunta... soy completamente capaz de controlar mis emociones y actos, no esta usted ni su familia en peligro de sufrir un ataque de ira, bueno, al menos no de parte mía.

Ya veía mi cuerpo colgando de una curda por el cuello, mi cabeza rodar después de ser decapitada y siendo arrastrada a las mazmorras. La reina claramente se ofendió y como mujer lanzo un gritito de indignación. Entonces el rey se parte a carcajadas. Todos nos quedamos estáticos sin saber como tomar eso.

-¡Me acaba de llamar loca y tu te ríes, miserable!

-Yo te he querido decir eso por años querida, ahora eres más que bienvenida a quedarte Kalia.

Su mujer no podía con la ira, se para de la meza y sale con fumarolas sobre su cabeza. El rey hace una reverencia y va tras su esposa.

Entra un mensajero real y al no ver al rey se dirige a Alioth.

-A llegando un ángel que quiere hablar con la protectora del señor Tellgs-

-Nombre- responde Alioth

-Raiyejel

Mi corazón se detiene, ¡por fin llego! aunque le voy a hacer burla de como le dijo el mensajero. Entra por la puerta con sus distintivas alas blancas a la espalda y sus ojos color aceituna. Corro y el abre sus brazos también corriendo hacia mi, nos abrazamos y me eleva en el aire mientras me da vueltas. Nos apretamos mucho. Vaya que lo había extrañado.  Me coloca de nuevo en el suelo y dice con una sonrisa impecable:

A prueba de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora