Retrato de un homicida

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En una tarde larga mientras pensaba en las desdichas de mi vida, escucho como manipulaban la aldaba de la puerta de mi oficina, en la cual atendía a pobres personas dibujando a sus delincuentes para ganarme el sustento de mi vivir.

Al abrirse la puerta veo como entra alguien que me resulta familiar, una joven mujer un poco desarreglada y arrecida por las frías heladas que el invierno provoca, la recibo cortésmente con un pequeño nudo en la garganta que se forma al recordarla. Posteriormente la invito a proseguir, a lo que ella se despoja de su abrigo y toma asiento.

Al sentarse empezamos la rutina de mi trabajo, una descripción del hombre que cometió el crimen, el cual presencio para crear un cartel que se pegará en ciertas paredes de la sombría ciudad de nueva york, que cuando la noche la acuna muestra una perspectiva escalofriante e insegura; un esfuerzo totalmente inútil, ya que el egoísmo y la falta de empatía de las personas logra un beneficio hacia el delincuente; Aun así por respeto empezamos la charla de su difícil vivencia y lo que presencio como testigo del crimen.

Aunque nunca escucho este tipo de tabarras porque con unos pocos asentimientos respecto a lo que dice y preguntar sobre la última frase que relata, convence hasta la persona más inteligente del siglo xx. Pero esta vez fue diferente, esta chica fue la sobreviviente de un intento de homicidio a manos de un psicópata que no pudo completar su trabajo, el cual poseía un modus operandi muy peculiar que incluía retirarle su corazón de forma singular

Mientras la joven narraba su magnífico escape, mis pensamientos se enfocaban en la descripción de la escena, que con cada palabra que pronunciaba la dama me inquietaba aún más.

Cuando concluyo su charla e íbamos a comenzar con el verdadero trabajo note un gesto de disconformidad al detallar mi rostro, posiblemente era mi fin, pero por las reacciones de su cara note que tenía un poco más de tiempo antes de que la verdad reluciera; la joven lucía un poco nerviosa al detallar mi figura y mi rostro, me comento que le recordaba mucho a su homicida pero con diferencias en los pómulo y nariz sin incluir una tonalidad diferente en los ojos. Intente desviar el tema con una broma que logro causarle gracia, así que al pasar esos momentos de inquietud empecé con el retrato de un homicida.

Al concluir mi obra maestra, mire por la ventana y vi que el crepúsculo ya había ocurrido, la noche era parecida a un cuento de terror de Edgar Allan Poe un escenario perfecto, así que al darnos la mano para una despedida le comenté sobre mi salida y más tapujos que invente, ella intento evitarme pero al final el destino siempre concluye lo que empieza, así que al seguirla bajo la nevada y llegar a una calle aún más oscura escondida por la abstención de faroles sin transeúntes o algún baratillo cercano, termine lo que por obra del azar y la suerte no pude acabar, ya sin distracciones cometí mi acto, repulsivo ante algunos ojos pero valorado ante otros, aquellos que si conocen mis intenciones.

Lo único que quedó de ella fue un cuerpo sin corazón. Una bella alegoría, ya que en esta época quien necesita un corazón, porque todos somos muertos vivientes que solo actúan por sus instintos y su putrefacto cerebro, inhibiendo nuestros corazones y restringiendo nuestros sentimientos. Hombres y mujeres que viven sin corazón.


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⏰ Last updated: Dec 24, 2015 ⏰

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Retrato de un homicida (one-shot)Where stories live. Discover now