Su garganta estaba gélida por el aire frío del bosque, a cada paso que daba, inhalaba el aire del ambiente, iluminado, por la luna llena. Una luna llena eterna.
No podía escapar de ellos, ni tampoco enfrentarse a estos, eran demasiados y estaba herido por armas de plata, la regeneración tardaría mucho más.
Acabó en el borde de un acantilado, frenó por unos segundos llevandose la mano a una herida del costado y concentrándose en todos los gruñidos y aullidos de atrás.
Abajo, vacío absoluto
Al frente, el otro lado del acantilado donde seguía el bosque,
Y detrás, unos feroces hombres lobo que lo descuartizarían al verle.
Él era el último vampiro.
Se armó de valor y saltó, agarrandose de milagro al otro lado.
Apoyó los brazos y subió también con ayuda de las piernas. Siguió corriendo.
Frenó de golpe al ver otro hombre lobo delante de él, pero el frenazo le hizo deslizarse hasta estar cara a cara con el cánido.
El vampiro enseñó los dientes después que el can.
- Acabaremos contigo, Van
- Cuando los hombres lobo vuelen, "Toby".- dijo el nombre en tono burlón. El lobo gruñó por el mote y lanzo un zarpazó. No alcanzó al vampiro pero si a un árbol, que precipitó. El vampiro observó al cánido, y cuando fue a darse la vuelta, otros dos hombres lobo ya estaban delante de él.
- Maldición.- gritó Van, atrayendo a cuatro hombres lobo más.
- Eres nuestro.
Uno de ellos gimió de dolor sin razón alguna. Otro hizo lo mismo y al mirar a un lado descubrieron a un cazabestias. Van, aprovechó esto para salir por piernas lo más rápido que pudo, dejándolos atrás.Amaneció. Se colocó su capucha de la gabardina azabache de cuero, que le llegaba por los tobillos, y los guantes de cuero negro. Todo esto para poder ocultarse del sol. Estaba muy lejos de su hogar.
Confudido, se acercó a una ciudad que estaban atacando y descubrió que varios cazabestias la estaban reduciendo a cenizas.
Este mundo era habitado por cuatro tipos de criaturas:
Cazarecompensas, humanos, hombres lobo, y Van.
Fue andando tranquilamente entre el caos y vio una familia de cánidos, una madre y dos hijos, ahora en forma humana, llorando por su padre herido. Van después de observarlos unos segundos, se acercó, y por su parte solo recibió gruñidos.
- Permitidme -. Dijo, mientras mordía el cuello del padre de estos, llevándoselo a la sombra. Introdujo sus dedos en la herida sacándole la bala de plata e incorporándose él.
- No tendrás problemas con el sol.
La herida del ahora híbrido se regeneró y su familia impresionada vio como Van se alejaba.
No podría hacer mucho más con el sol presente, asi que se introdujo en las sombras lejos de aquella ciudad, se sentó y vio como lentamente ardía, hasta quedarse dormido.Cayó la noche y despertó, sonriendo. ¿El motivo de su sonrisa?
Había llegado la noche más larga del año, la cual duraba aproximádamente dos meses, tendría tiempo de acabar con varios hombres lobo.
Realmente amanecía, pero lo justo para que las plantas pudieran hacer sus funciones y los vampiros desaparecer por unas horas.Se incorporó y al girar a un lado, se chocó con algo y alzó la vista. Vio al híbrido al que ayudo.
Este lo agarró del cuello y lo puso contra un árbol. Los pies de Van no tocaban el suelo. El híbrido clavó sus ojos amarillentos en los rojizos del vampiro.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué, qué...? Cacho bestia...- dijo con dificultad. Intentando liberarse y al menos coger una bocanada de aire. Lo apartó un poco del árbol y lo estrelló de nuevo, con mas fuerza.
- ¿Por qué me ayudaste?
- ¿Tenias familia... no? - lo dijo débilmente. El híbrido lo tiró contra el suelo.
- Y la mayoría de los hombres lobo a los que mataste también, chupasangre - acercándose, tomó forma canina.
- Hey... .- Van se incorporó con una mano en la garganta -. Te hice un favor, pero si quieres puedo matarte aquí mismo...- cogió aire y el ya cánido lo agarró por el cuello, levantandolo del suelo y apretando con fuerza.
- Cuando te vi con tu familia...- apretó los dientes -. Me recordaste a mi... a mi hijo y a mi esposa... por eso te ayudé...
Intercambiaron miradas, y lo dejó caer de espaldas.
- Sandeces.- dijo yéndose
- si son sandeces, ¿por qué no acabas conmigo, eh? - se incorporó carraspeando y escupiendo sangre.
- Eres un vampiro de pacotilla, no me costará matarte.- contestó sin girarse.
- No soy un vampiro de pacotilla. Soy el último vampiro.
- Tú lo has querido.
- Bien...- su voz se volvió grave, y tomó la forma de un lobo blanco de ojos rojos, de tamaño considerable.
El híbrido se quedó impresionado.
- ¿Cómo haces eso? No eres un hombre lobo.
- [Nosotros podemos convertirnos en cuatro tipos de animales]- dijo por telepatía y gruñó. Su gruñido fue correspondido y se lanzó a por el híbrido.
Le mordió en el brazo, el híbrido se lo quitó de encima y los dos volvieron a gruñir, Van, volvió a su forma original. El can volvió a agarrarlo del cuello. Van esta vez no se cortó un pelo y cogió sus brazos, soltándose y tirándolo contra varios árboles.
- ¡papá! - Los dos miraron en esa dirección, era un chiquillo rubio, de no mas de siete años, con lágrimas en los ojos. Van agachó la cabeza, no podía matar a alguien delante de un niño, y menos si era su padre. El cánido se incorporó y volvió a su forma humana. Van exhaló y el lobo le miró.
- ¿No vas a matarme...? Ahora estoy herido - tosió sangre.
Van le miró y se acercó a el crío.
- ¡Eh! ¡No se te ocurra hacerle daño! - gruñó y cayó al suelo. Miró al chico y después al híbrido de nuevo. Van suspiró y se acerco al chico, pero pasó de largo.Se sentó en medio del bosque, estaba herido y necesitaba beber sangre. Algo se oyó, pisando las hojas secas de los árboles. Van se fijó en una silueta negra, que le tiró un cuerpo a su lado. Era él, de nuevo.
- Bebe - ordenó.
Desesperado agarró el cuerpo e hincó sus colmillos en este. Van alzó la vista.
- ¿Por qué me has ayudado...?
- Para poder matarte un día de estos.- le miró seriamente -. ¿Ya acabaste?
- Supongo.- se limpió la sangre de su boca y se incorporó, regenerándose lentamente.
- Gracias por...- miró a otro lado.
- ¿Sí, Toby? No te escucho.- dijo burlonamente. El híbrido gruñó.
- Era broma, era broma. Soy Van.- le tendió la mano.
- Yo...Black.- le dio la mano y se miraron a los ojos.
Se habían ayudado, pero quedaba aún ese odio entre lobo y murciélago.
- Será mejor que me valla.- comenzó a caminar y Black le cogió del brazo.
-...Gracias, de verdad...¿Volveremos a vernos?
- Posiblemente...- comenzó a andar de nuevo. Y Black se fue por su lado, no sin antes frenar y alzar la voz.
- Oye, ¿qué les paso a todos los vampiros?
- Los de tu raza acabaron con ellos.- dijo sin parar y convirtiendose de nuevo en lobo para echar a correr en una dirección sin rumbo.
Pasaron los días y Van consiguió volver a su casa. Habitaba en el antiguo castillo de Vlad el Empalador, mas conocido como Dracul el dragón, o simplemente Drácula. Su padre, ahora difunto.
Se despojó de sus ropajes y fue hacia el baño, metiéndose en la bañera y suspirando. El agua se tiñó de rojo.
Horas mas tarde se quedó en su gran biblioteca.
El techo era de cristal, las paredes eran estanterias llenas de libros y el suelo era verde. Nadie sabía con exactitud las medidas de esta.
Observó los libros uno a uno buscando alguno que le interesase, y un ruido le hizo sobresaltarse. El ruido venía de abajo.
Gruñó y creó una bola de fuego entre sus manos, bajando. El fuego se reflejaba en las escaleras y la pared.
Era el híbrido de nuevo, había caído un jarrón. Desvaneció la bola de fuego.
- ¿No sabes que es de mala educación entrar en casas ajenas sin permiso? Ese jarrón me encantaba y...¿qué diablos haces aquí? ¿Cómo diantres me has seguido sin que yo te detectara?
- Eh pues...en forma de murciélago.
Van suspiró.
- No te abré detectado por tu parte lobo.- suspiró de nuevo -. ¿Cuáles son tus intereses?
- venganza.
- yo no te he hecho nada - contestó, dándose la vuelta.
- a ti no...a los que hace varios días mataron a mi...
- Si han matado a alguien querido para ti, es problema tuyo, no mío.
- Han matado a mi familia.- miró al suelo -. No puedo pedirle a nadie que me ayude. Los hombres lobo al ser un híbrido me quieren matar y los humanos odian a los hombres lobo...necesito tu ayuda Van.
- ¿Mi ayuda?
- Los mios mataron a tu familia, ¿verdad?
- Sí. Verdad, pero...
- Estamos igualados.
- Mataron a mi especie, la tuya aún sigue en pie, Black. ¿Por qué los mataron?
- Por ser un híbrido.- respondió -. Solo prestame tu ayuda, te recompensaré.
- ¿Cómo, si no tienes nada?
- No lo sé...- miró a Van y este, pensando, se giró de golpe.
- Ayudame a recuperar a mi especie.- dijo espontáneamente.