Está ahí

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Bueeeenoooo! Aquí está el nuevo capítulo. Un poco corto tal vez, pero es lo que tenía pensado para este capítulo y es lo que ha salido XDD Hay mucha gente que me estaba pidiendo actualizar un poquito más rápido así que me esforcé por hacer trabajar a la mente un poquito jeje A ver si puedo alejarme de "Una actualización al mes" durante las vacaciones. 

En fin, espero que disfrutéis al menos un poquito del capítulo y feliz Nochebuena/Navidad :) 

Karen observó en silencio como la chica entraba en su despacho. Elena, oculta bajo una gruesa capa azul recorrió la sala con ritmo pausado, sin levantar la mirada, y se sentó en una de las sillas de había justo al otro lado de la gran mesa de trabajo del rey. Una vez ahí se bajó la capucha que dejaba su rostro en las sombras, dejando ver su cabello negro como el carbón y sus ojos azules, extremadamente serios. Ninguno de los dos parecía querer ser el primero en iniciar la conversación y Karen se sorprendió al ver que la que dio el primer paso fue la muchacha.

—Quiero que sepas —Su tono de voz demostraba calma y serenidad, aunque había un deje de frialdad en aquellas palabras —, que no tenía ni idea de los planes de mi hermano. Si los hubiese sabido lo habría dicho, para evitar su propia desgracia —Karen estaba completamente seguro de la sinceridad en las palabras de la chica, por eso no se sorprendió con lo que dijo a continuación—, pero también quiero que sepas, que si me pides que haga o diga algo en contra de él me negaré en rotundo. Es mi familia por encima de todas las cosas.

El muchacho asintió levemente, nunca se había planteado la posibilidad de usar a Elena para ningún tipo de plan contra Christian, esa no era la razón por la que había mandado llamar a la chica.

—Elena, me temo que vas a tener que dejar tu trabajo en el castillo durante un tiempo. No puedo dejar que la hermana de un terrorista esté paseándose por los pasillos, la gente no lo aceptaría.

En su tono de voz se podía escuchar perfectamente una disculpa por aquellas palabras. A veces un rey tenía que hacer lo que se pedía de él y no lo que él consideraba justo.

—Solo será por un tiempo, hasta que las cosas se calmen. Seguirás recibiendo una ayuda económica y todo lo que necesites para vivir —La chica asintió de manera mecánica.

—Muchas gracias, su majestad —Karen tuvo que esforzarse por no fruncir el ceño, odiaba cuando la gente se dirigía a él de aquella manera. Mucho más si la persona era alguien conocido, alguien a quién consideraba un amigo.

—Eso es todo por mi parte, puedes retirarte —La chica se levantó con cuidado y anduvo hasta la puerta con pasos rápidos, no fue hasta que posó una mano en el pomo de la puerta que se detuvo, dudó unos segundos, pero acabó por preguntar.

—James... ¿James está bien? —Aquella pregunta heló al castaño. la imagen de su amigo en el claro del bosque, cuando por fin le encontró después de haberle estado buscando por horas, volvió a su mente. No era una imagen que quisiese recordar. Carraspeó intentando quitar el nudo de su garganta.

—Todo lo bien que puede estar — Con esa respuesta la muchacha pareció darse por satisfecha, ya que Karen escuchó como esta abría la puerta y seguidamente la cerraba tras de si.



A kilómetros de distancia de la capital una pequeña caravana llegaba a su destino después de dos largos días de viaje. Scapa, ocultó tras una enorme lona negra que cubría la carreta entera podía observar de reojo como pasaban de largo la entrada principal de la ciudad de su destino y el conductor tomaba un rodeo para entrar por la zona más desfavorecida. Desde su escondite podía ver las calles de la zona podrida de la ciudad. Casas destartaladas, gente durmiendo a la intemperie y niños corriendo por las plazas mugrientos y flacuchos, pero jugando ajenos a las penurias que pasaban en aquel sitio de mala muerte. Aquellas caras sonrientes le recordaban a la banda cuando apenas eran unos mocosos jugando al fútbol con un balón destrozado, pero que mientras pudiese servir para su cometido era lo más preciado para ellos. Recordar a Gray y Kyle le hizo sentirse culpable unos instantes, Nico solo había aceptados rescatarles de las celdas y sacarles de la ciudad, pero luego les había dejado a su suerte. Apartó la mirada del exterior para dirigirla a Christian que se ocultaba tumbado bajo la lona justo a su lado, también con la mirada fija en aquel grupo de chiquillos y se preguntó si su amigo estaba pensando en lo mismo que él, recordando aquellos días.

Sin rumbo (BL) (Rumbo a la guillotina 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora