Capítulo 15: Felicidad en estado puro.

1K 111 31
                                    


Guillermo despertó antes que sonara su alarma. Entraba algo de luz primaveral por su ventana. Sentía que estaba muy descansado, al parecer había sido una buena noche. Tomó la decisión correcta al dormirse temprano. Entró a la ducha y aprovechó ahí esos minutos extra. Nunca sentaba mal un poco más de tiempo para relajarse bajo las gotas de agua tibia.

Cuando bajó a desayunar, su madre se veía cansada. Preparaba el huevo revuelto sin agilidad, a paso tranquilo. Su padre ya estaba comiendo mientras leía el diario.

-Buenos días... -dijo Guillermo una vez se sentó a la mesa.

-Hola hijo –respondió el padre. Su madre sólo lo miró y le sirvió su sándwich.

El ambiente estaba muy denso. Su padre no se enteraba de lo que ocurría, así que era la única persona con ánimos para conversar.

-¿Y Caro? –quiso saber Guillermo.

-Se quedó donde Sally. Se iban a ir juntas al instituto –dijo el padre.

-Ah, vale... ¿Pero vendrá en la tarde?

-Claro que sí.

Cuando terminó de desayunar, se despidió de sus padres y salió de casa para dirigirse al metro. No quería sentirse triste ya que hoy se juntaría con Samuel. Quería al menos estar de ánimos para verle, para que disfrutaran la salida juntos. Tenía todas las intenciones de que lo suyo -si es que había algo entre ellos- funcionara. Pensaba conocerlo en profundidad y aceptarlo por quien es. Pensaba quererlo con pasión y sin mesura. Para él, todos los encuentros con Samuel habían sido mágicos, dignos de remembranza y por tanto, quería pensar que sí había algo entre ellos. Y aun mejor, quería pensar que la magia la producían ellos mismos.

Cuando llegó al instituto, vio a Frank fuera de este apoyado en un muro. Tenía los cascos puestos y miraba su móvil. Estaba inexpresivo. Se acercó a él y lo saludó, intentando parecer lo más alegre posible. Aún recordaba lo ocurrido en la dulcería y su fría despedida en la estación de metro.

-Hola Guille... -le respondió él a la vez que levantaba la cabeza para dedicarle una sonrisa muy débil. Se notaba que aún estaba molesto. Quizás se sentía fastidiado o triste por la reacción que había tenido Guillermo al ver a Samuel en la dulcería.

Entraron juntos al instituto. Guillermo guardó silencio en todo el trayecto. Sentía que también el ambiente entre ellos estaba tenso.

El día transcurrió igual. Su conversación era muy banal y distante. Guillermo notaba tristeza en la mirada de Frank y se sintió culpable. Recordó cómo, al salir de la cafetería el día anterior, su amigo le explicó quién era la chica de la que se había despedido. Quizás Frank se había sentido en la obligación de hacerlo, quizás lo sintió como su deber y, al ocurrir lo de la dulcería, él estaba esperando una misma respuesta por su parte. Antes de salir del instituto, Guillermo quiso darle una explicación a Frank.

-¿Estás molesto por lo ocurrido en la dulcería? –comenzó a decir Guillermo.

-Ya te dije que no necesitas darme explicaciones.

-Es que te veo enfadado y no quiero que haya esta distancia entre nosotros... -mientras Guillermo decía esto, Frank le dirigió la mirada- Digo, somos mejores amigos –quiso aclarar él-. Si quieres que te dé explicaciones dímelo, y si no me lo dices, te las daré igual porque siento tensión entre nosotros y no me gusta.

-Vaya... Bueno, de todas formas me darás explicaciones así que, procede...

-Él es Samuel. Un chico que conocí de forma muy fortuita y con el que simpaticé muy bien... –hizo una pausa. No sabía qué decir a continuación. Quizás decir la verdad no era una opción, así que mintió- Somos amigos y no le veía hace un tiempo, fue por eso que me dirigí tan rápidamente hacia él.

De Azúcar Y Nieve (wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora