Dragon de Komodo

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¿Sabías que el dragón de Komodo, no se come a su presa de la primera? Primero la muerde, dejando en ella un veneno que poco a poco va matando a su presa. Este la persigue y si la presa es fuerte, la muerde una o dos veces más. No es hasta que la víctima está en el suelo, moribunda, cuando el dragón por fin viene y se la come.

Así hace con nosotros el pecado. Nos asecha, busca nuestros puntos débiles y  nos muerde. Entonces nosotros, empezando a debilitarnos, dejamos de orar, adorar. Poco a poco nos vamos muriendo. Pero antes de que lleguemos a desmayar, Él nos levanta. Jamás dudes que Él te levantará. Por qué su palabra así lo dice.

Te invito a que dejes que Él te levante.

Joven cristiano: ¡Alístate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora