La Magia de la Navidad

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DISCLAIMER: NARUTO Y SUS PERSONAJES © MASASHI KISHIMOTO
“La Magia de la Navidad” © SAKURA_TRC, 2015

El timbre de la puerta principal alertó a los miembros de la familia Namikaze que tenían un visitante. La hermosa madre, que se encontraba en la cocina preparando unas galletas para regalar a sus amistades y las de su familia, fue a atender al no escuchar a ninguno de sus hijos bajar corriendo por las escaleras.

Frente a la puerta de la casa de los Namikaze se encontraba el mejor amigo de su hijo envuelto en una chaqueta negra y una bufanda azul marino. El frío invernal en Tokyo era más fuerte que los años anteriores– Buenos días, Sasuke-kun.

- Buenos días, Kushina. ¿Se encuentra Naruto? –preguntó rápidamente para evitar perder más tiempo del que fuera necesario.

- Debería estarlo, aunque no lo he visto desde el almuerzo –Kushina pudo darse cuenta que Sasuke miraba hacía la calle rogando a los dioses que Naruto estuviera listo– Si quieres puedes subir a buscarlo a su habitación.

Sasuke suspiró derrotado y asintió perdiéndose por las escaleras a la planta superior de la vivienda. Kushina conocía el temperamento explosivo de Sasuke y también el increíble sentido de puntualidad que él poseía; y para su pesar su hijo era todo lo contrario.


Al llegar al final de la escalera, Sasuke, pudo escuchar el alboroto que provenía de la habitación al final del corredor. La inconfundible voz de su atolondrado amigo que parecía estar peleando con alguien– ¡Oh, vamos! No me dio tiempo de envolverlo. Además, a ti te quedan mejor las envolturas de regalo.

- Olvídalo. Tuviste una semana para comprar al menos una bolsa para regalo. Me rehúso a hacerlo –y esa otra voz la conocía tan bien como conocía la de Naruto. Era la voz de la menor de la familia Namikaze.

- No seas mala, Sakura-chan –rogaba Naruto arrodillándose frente a su hermana menor– Es la última vez que te pido un favor.

- ¿La última vez? –Sakura se cruzó de brazos claramente indignada de las palabras de Naruto– Eso mismo me dijiste la semana pasada cuando prometiste que iríamos al cine y cambiaste de opinión en cuanto te recordé que solo quedaba una semana para Navidad.

Sasuke aprovechó la “hermosa” postal frente a él: Naruto lloriqueando de rodillas ante su hermana menor, que era obvio lo estaba despreciando. Estaba seguro que la fotografía le ayudaría a su mejor amigo a rememorar el momento una y otra y otra vez. CLICK. Se escuchó provenir del celular al tomar la fotografía.

Los hermanos Namikaze voltearon a la puerta de la habitación y se encontraron a Sasuke de pie recargado en el marco de la puerta– ¡Teme!/¡Sasuke-kun! –gritaron al mismo tiempo con diferentes entonaciones.

Sakura miró su cuarto verificando que todo se encontrara en su lugar. A Naruto lo único que le importaba era revisar lo que su “mejor amigo” había captado con la cámara.

- ¡Borra esa foto, teme!

Sasuke sonrió arrogante y bloqueó su celular antes de que si quiera su amigo llegara hasta él– Si te preocupa como saliste, no hay mucho que decir. Solo que te ves increíblemente patético.

Naruto se jaló los cabellos desesperado matando a su hermana y a su mejor amigo con la mirada– ¡¿Por qué justamente hoy se unen para complicármelo todo?!

El visitante volteó a ver a Sakura provocando que agachara la mirada– ¿Qué fue lo que la pequeña molestia te hizo?

Sakura se encogió al escuchar uno de los apelativos con los que Sasuke solía llamarla. Sin darle oportunidad a contradecir al amigo de su hermano, Naruto empezó su propio alegato– Solo le pedí que me ayudara a envolver el regalo de Hinata y se enojó.

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