Capitulo 19

120 9 0
                                    

Capitulo 19

Llegué a mi casa la mañana siguiente sintiéndome como un zombie. No había podido dormir ni un solo segundo y mi cabeza dolía como los mil demonios. Kate no había dejado de interrogarme durante toda la madrugando queriendo saber qué me sucedía, recibiendo la misma respuesta en cada momento "No he podido dormir bien, mañana estaré como nuevo".

-Buenos días, hija –dijo mi padre al verme llegar-. ¿Cómo te fue anoche?

-Bien –mentí, dedicándole una sonrisa.

Era sorprendente lo mucho que mi padre había cambiado; de no importarle en lo más mínimo había pasado a ser el centro de su Universo y era incómodo para mí en muchos aspectos. Me había acostumbrado a ser como un fantasma por toda mi vida y ser tratada como un princesa de un día para el otro no era algo que me gustara en lo más mínimo.

-¿Dónde está mamá? –pregunté para rellenar el silencio incómodo que nos había rodeado.

-Se fue de viaje con unas amigas –contestó sonriendo-. ¿No te lo había mencionado? Sólo estaremos tú y yo por una quincena –llevó la taza de café a sus labios y tomó un largo sorbo-. No, perdón. Tú también te irás. Me quedaré solo.

-No creo que me vaya –murmuré sentándome frente a él en el desayunador.

-¿Por qué? –preguntó, frunciendo el ceño-. ¿Se pelearon?

-No... sólo que no estoy segura.

-¿De qué? –se puso de pie y se dirigió hacia la cafetera. Vertió café en su taza y volví nuevamente a su asiento.

-De querer conocer a su familia –suspiré-. Realmente no quiero hablar de esto.

-Está bien –rió-. Lo entiendo, no debe ser lindo hablar con tu viejo padre sobre tu vida amorosa.

-No es eso, papá –reí-. Sólo no quiero.

-¿Quieres un café? –preguntó cambiando de tema.

Negué con la cabeza para luego ponerme de pie. Besé su mejilla y me dirigí hacia mi habitación.

Desperté cerca del mediodía, por la dulce voz de mi padre susurrando algo en mi oído. Al abrir mis ojos lo encontré sentado a mi lado en la cama, vestido informalmente y con una mirada tierna. Me sonrió cálidamente y acarició mi cabello por unos segundos. Si no fuera por el dolor de mi espalda, debido a la posición en la que me había dormido, hubiese creído que era un sueño.

-La comida está servida, hija –murmuró-. Te estaré esperando en la mesa. Tengo una sorpresa para ti.

Asentí con la cabeza, media adormilada aún. Cuando se retiró de mi habitación me quedé por unos segundos pensativa sin tener una idea de cuál era la sorpresa de mi padre. Me puse de pie después de unos minutos y troné todos los huesos que pude para sentirme más relajada.

Caminé arrastrando los pies hacia el cuarto de baño, donde lavé mis dientes y recogí mi cabello en un moño desprolijo. Salí de mi habitación y caminé hacia la cocina con mi estómago rugiendo debido al hambre.

Me paré en seco en el umbral de la puerta, junto a mi padre se encontraba Justin sentado en la mesa. Ambos conversaban alegremente como si se conocieran de toda la vida.

-¿Qué haces aquí? –pregunté arisca.

-Hija –me advirtió mi padre-. Ha venido a visitarte.

Dirigí mi mirada a Justin, quién me dedicó una sonrisa incómoda. ¿Quién diablos les dijo que era una buena idea venir a mi casa después de que me llamó puta?

-Pues yo no lo quiero aquí –dije cruzándome de brazos y dedicándole mi mejor mirada de pocos amigos a Justin, aunque me estaba dirigiendo en concreto a mi padre- así que será mejor que se vaya.

-¡Destiny! –exclamó mi padre sorprendido haciendo que desviara mi mirada de Justin para posarla en él-. ¿Qué clase de bicho te picó mientras dormías?

-Ninguno –solté un suspiro-. Es sólo que no quiero que almuerce con nosotros.

-¿Por qué?

Justin se puso de pie en ese momento, provocando que la mirada tanto de mi padre como la mía se posaran en él en un nanosegundo. Se puso tenso y evitó mi mirada como si pudiese asesinarlo con ella.

-Muchas gracias por invitarme, señor –dijo arreglándose la ropa- pero será mejor que me vaya.

-No, por favor, Justin –intervino mi padre-. No sé que le sucede a mi hija pero insisto en que te quedes.

Ambos posaron su mirada en mí, esperando mi respuesta para saber qué era lo que debía hacer Justin. ¿Por qué diablos se molestaban en tomar en cuenta lo que yo pensara si, a fin de cuentas, iban a hacer lo que les entrara en ganas?

-Por mí que te la corten –dije enojada antes de retirarme a mi habitación.

Cerré la puerta con todas mis fuerzas para luego deslizarme por ella hasta llegar al suelo. Llevé mis rodillas a mi pecho, escondí mi rostro entre mis manos y respiré pausadamente intentando no llorar.

¡¿Es que acaso Justin me había visto cara de tonta?! ¡¿Cómo diablos se atrevía a venir a mi propia casa después de haberme tratado como una cualquiera!?

-¡Destiny! –exclamó Justin, del otro lado de la puerta mientras la golpeaba con el puño.

Su voz no se sentía entrecortada como solía escucharse cuando estaba enojado, al contrario, se escuchaba calma y suave como si realmente se arrepintiera de lo que había sucedido.

-¿Puedes dejarme pasar?

Tapé mi boca con mis manos, intentando que un sollozo involuntario no se escapara de mis labios. Sentí como mis lágrimas comenzaban a arder en mis ojos y a nublar mi vista pero, aún así, no iba a dejar vencerme.

-Sé que me comporté como un completo idiota anoche –susurró- y realmente lo siento. Puedo comprender que estés enojada conmigo y que quieras ignorarme pero aunque lo intentes no podrás evitarme. Te quiero, Destiny, tú mejor que nadie lo sabes; y lo de anoche fue un comportamiento inmaduro –soltó un suspiro-. No debí haberte llamado así y realmente lo siento. No me percate de lo mucho que lo sentía hasta que llegué a mi casa y pensé en lo horrible que sería llegar a Stratford solo.

Maldito estúpido. ¿Llegar a Stratford solo? ¿En serio? ¿Eso era todo lo que le importaba? ¡Y yo que pensaba perdonarlo!

-Aunque no lo creas, sé que me estás insultando ahora mismo. Y déjame decirte que no es una razón de orgullo sino que me imaginé cuando llegara a la casa de mis abuelos y todos mis sueños de presentarte como mi novia y que pudiéramos comportarnos como tales se fueran a la mierda. Por favor... Ábreme –su voz se volvió más suave a medida que pronunciaba las últimas palabras- necesito verte.

Solté un largo suspiro y me puse de pie lentamente. Con el dorso de la mano sequé las lágrimas que corrían por mi rostro y luego abrí la puerta.

-Hola... -murmuró con una leve sonrisa.

-¿Con que novia, eh? –pregunté cruzándome de brazos, intentando parecer aún furiosa aunque al escuchar esa palabra todo el enojo que me estaba consumiendo desapareció en un abrir y cerrar de ojos.

-Sí –sonrió con mayor seguridad-. Novia. Bah, sólo si quieres... Yo no querría después de que el chico que me gusta me hubiese llamado puta.

-No sabía que eras gay –reí.

Antes de que dijera algo, lo abracé con fuerza. Cerré mis ojos, a medida que sus brazos me rodeaban, intentando alejar todas mis preocupaciones de mi mente; aunque sea por unos minutos.

-Te quiero –susurré en su oído.

-Yo más –susurró, atrayéndome más hacia su cuerpo.


Say No More |Justin Bieber| |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora