Laura entró en su habitación por la noche y encendió la luz. Había sido un día agotador. Su madre y ella habían ido a un parque a pasar todo el día, se llevaron comida y por la tarde dieron una vuelta en bici por todo el parque. Laura ahora mismo necesitaba descansar, por lo que se quitó la ropa, se puso su pijama y se dirigió a su cama. Pero antes de llegar oyó una risa seca que provenía de debajo de su cama. Laura se quedó sin saber qué hacer. Solo se quedó de pie sin hacer ningún ruido por si volvía a oír la risa. Al cabo de unos minutos, pensó que había sido imaginaciones suyas por estar tan fatigada. Se metió en la cama. Pero volvió a oírla. Se levantó rápidamente, y pudo ver cómo algo se movía de abajo. Al mismo tiempo, vio cómo algo de un tono marrón-verdoso salía de su cama. Parecía una mano y cada vez salía más y más. Hasta que finalmente observó cinco pequeños dedos del mismo tono. Repentinamente, más abajo, un pie también se materializó delante de ella. Lo que fuera estaba preparándose para salir, y Laura lo sabía. Percibió una masa grande y uniforme, y pudo ver una hilera de dientes en una boca demasiado pequeña, y unos ojos. Unos ojos grandes y amarillos, muy amarillos. Entonces la boca y la sonrisa se hicieron más grandes y el monstruo se puso de pie. No tenía pelo ni tampoco orejas, pero se acercaba, cada vez más, hasta que Laura sintió su aliento en la cara. De un repentino ataque de furia, cogió a Laura y la tiró al suelo. Lloró, como nunca había llorado. A sus 8 años ya era una chica muy fuerte, pero lloraba de impotencia y de miedo ante aquel ser. Sin embargo, procuró no emitir ningún sonido para que el monstruo no volviese a fijarse en ella. Parecía distraído, miraba la puerta, miró a Laura con una sonrisa y volvió a fijarse en la puerta. Apagó la luz .Ella solo pudo ver un brillo metálico entre sus asquerosas manos y después algo que chocaba contra la puerta. Había cerrado la puerta, ya nadie entraría.... ni saldría. Se volvió hacia ella, esta vez con una cara de victoria y rabia. Y lentamente, pero sin pausa, se acercó.Y esta vez,sería la última...
A la mañana siguiente,la madre tuvo que forzar la puerta de la habitación para poder entrar, pero deseó no haberlo hecho. Lo único que encontró fue una sala vacía, sin muebles, ni nada que delatara que un día antes había sido el dormitorio de su hija. Pero lo peor fue mirar las paredes. Palabras y más palabras escritas en rojo que goteaba por toda la sala y que tiempo después descubriría que era sangre. "LO SIENTO; ME LA LLEVÉ; AHORA ES MÍA; NO VOLVERÁS A VERLA" eran algunas de las oraciones que vio y que la aterrorizaron. Se tiró al suelo y empezó a llorar. Desde aquél día no volvió a ser la misma. La policía no se creyó la versión de la madre por lo perturbada y excitada que estaba, por lo que nunca se buscó a la muchacha que se perdió en una noche en Madrid. Nunca se volvió a saber de ella. Actualmente su madre se encuentra encerrada en el manicomio de Madrid de donde nunca saldrá si no deja de decir que alguien se llevó a su hija y no admite la versión que las autoridades prefieren creer: que fue ella quien mató a su hija y que simuló un secuestro con la propia sangre de su hija. Aunque nosotros sepamos que no fue así,que fue un ser, monstruo, como queráis llamarlo,quien en una noche se llevó a Laura.