Capítulo único

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Todo era paz en konoha, después de haber terminado la cuarta guerra ninja, si, hubieron bajas, pérdidas dolorosas de familiares, amigos, camaradas, pero, ellos se sacrificaron con honor, con una sonrisa en su rostro.

Sasuke pudo recibir el perdón de todas las naciones por su gran colaboración, más sin embargo su corazón no estaba tranquilo, necesitaba resarcir todos los daños hechos, porque aunque los demás le hubieran perdonado, él no se perdonaba así mismo, por ello, desde hace 8 meses que se había marchado de la aldea, siendo extrañado principalmente por dos jóvenes quienes lo esperaban anhelantes y con los brazos abiertos.

La víspera de navidad había llegado y con ella una fresca brisa mañanera que cubrió a la aldea de una refrescante calidez, era muy agradable saber que no había nada que pudiera perturbar la paz, aún así siendo shinobis y por el deseo desmesurado de tener más poder, nada se aseguraba.

Sakura se levantó perezosamente de su abrigada cama, había tenido una larga jornada en el hospital, las enfermedades y los accidentes nunca faltaban y más para esa época del año, era como si los problemas fueran atraídos por un imán. Pensando en ello, camino hacía la ventada donde se dedicó a observar la blanca nieve que cubría la aldea, definitivamente era hermoso y le daba un toque mágico a la misma. Sonrió para sí misma con nostalgia, pues, aunque extrañaba demasiado a Sasuke, estaba cumpliendo con su promesa, continuar con su vida hasta que el regresara. 

Un suspiro pesado salió de sus labios, dio media vuelta para salir del cuarto, bajo a la cocina y se preparó un chocolate calientito para contrarrestar el frío que sentía. Aunque le gustara estas épocas del año, más que todo por la celebración y la calidez de las personas no podía decir que el frío invernal fuera su cosa favorita, más bien, si le dieran a elegir, preferiría que siempre estuviera en primavera.

-¡Sakura-Chan!- Escuchó el fuerte y estruendoso grito acompañado por unos estresantes golpes en la puerta, ya se imaginaba quien era, Sakura frunció el ceño y se dirigió con pasos pesados a abrirle a su mejor amigo, a su casi hermano.

-¿qué quieres Naruto?, es un milagro que estés aquí tan temprano-  Aunque su voz era neutra, se podía notar cierto rastro de fastidio mientras abría la puerta para ser casi tumbada por su rubio amigo que entro a la casa como un rayo. Sakura volteo a verlo dispuesta a reclamar su poca delicadeza, dejándolo para después al verlo con una seriedad poco usual en el Uzumaki.

-Antes que me digas nada o me golpees Sakura-chan promete que irás- 

-Si naruto lo prometo- replicó sakura casi automáticamente sin saber a qué se refería su rubio amigo quien sonrió de oreja a oreja y cuando la pelirosa se dio cuenta ya había soltado la boca, las palabras habían salido solas y ya nada podía hacer, era una mujer de palabra, por lo cual, no quedaría mal.

-Bien sakura-chan te espero entonces esta noche en el club para la fiesta de navidad- una sonrisa de satisfacción se podía observar en el rostro del Uzumaki, quien en movimientos gatunos dejo la invitación en las manos de Sakura, marchándose tan rápido como llego, antes de que la pelirosa cambiara de opinión.

Aquella fiesta era una tradición en Konoha, siempre presente en noche buena, donde se reunían todos los ex novatos, maestros y amigos más cercanos para celebrar. Una noche para pasarlo en alegría y en la que casi siempre por no decir que siempre la Hokage junto Anko terminaban haciendo el show de la fiesta con su típico concurso de sake, era muy divertido ver a las imponentes mujeres borrachas, peleando, llorando y haciendo tonterías; definitivamente era la fiesta más esperada por todos, en la que podían olvidar sus problemas y simplemente pasar un agradable momento.

Bajo El Muérdago [Sasusaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora