Grayson quiere ser papá

Uno

Caminar se habia hecho una tarea dificil de cumplir y ni hablemos de mantener el equilibrio porque esa es una guerra completamente perdida.

Grayson se encontraba en la barra de bebidas de un bar en el centro de la ciudad, llegó con sus amigos en un principio, pero ahora no había ni rastro de ellos y con un dolor punzante en su estómago, que no lograba aplacar el dolor de su corazón, se propuso llegar al baño, pero, al primer paso, el piso comenzó a moverse y Grayson prefirió quedarse donde estaba otro momento más.

Ahora sus manos tenian algo de especial y hacian que el joven no pare de examinarlas.

Estaba muy borracho y, sin embargo, pidió otra copa más. Dejó de ver sus manos únicamente para llevarse el trago a la boca y sentir ese placentero sabor agridulce.

Después de otros dos tragos la visión se le nubló y ahora observaba una especie de nubes por todos lados, ¿Ya habia salido?, se preguntó al notar tambien un color celeste que combinaba a la perfección con el gris de las nubes.

La respuesta era no.

Seguia apoyado en el bar, pero una muchacha con camisa celeste ahora estaba parada justo en frente.

-¡Aquí estas! -Gritó emocionada abrazandolo de manera fugaz para luego volver a su posicion inicial, pero ahora cruzada de brazos, estaba muy enojada.

Grayson trató de mejorar su visión pero todo siguió igual, de pronto, sintió que lo agarraban por la cintura y tan borracho estaba, que, dejó caer todo su peso sobre quién sea que lo sujetaba.

Por otro lado, la pobre muchacha de camisa celeste tuvo que hacer uso de todas sus fuerzas para sostenerlo, pero al ser más pequeña y débil que su hermano simplemente lo dejó caer. Se lo tenía muy bien merecido el cabezota.

***

Eran las diez de la mañana, la luz se filtraba por las sedosas cortinas y eso a Grayson le fastidiaba demasiado.
Cansado, se cubrió todo el cuerpo con las sábanas más no sirvió de nada, su hermana irrumpió en su cuarto. Como odiaba que hiciera eso.

-¡Hey, Bello Durmiente! -Alzó la voz-. Es hora de despertarte. Gus te está esperando ahí abajo- Dijo muy divertida mientras tiró de las cobijas con brusquedad.

Claro que su resaca la tenía divertida, Gaby es la hermana más metiche del mundo, es sarcástica, es atrevida y es muy enamoradiza (lo último le han traido mas dolores de cabeza a Grayson que cualquier borrachera)

-Dile que no estoy -Habló con pesadez mientras trataba de encontrar las cobijas a tientas, asi tal vez podria tapar sus penas y el dolor de su pecho se aplacaria.
-Eso no va a ser posible -Le advirtió-. No puedes seguir fallandole. Eres un hermano de lo peor.
-Yo no le fallo a nadie -Afirmó Grayson mientras hacia una mueca y recordaba por qué se habia alcoholizado tanto anoche.
-¿A si? -Le miró Gaby con enojo-. Cuando no fuiste a mi recital, no llegaste a tiempo a mi cena de compromiso, nunca llevaste a Gus al Sea World, dejaste olvidada a Ross en el super...
-De acuedo, de acuerdo -La interrumpió- Tal vez si les he fallado un poco.
-Te esperamos abajo- Dijo, y dándole una palmadita en la espalda, Gaby salió del cuarto, deseando que esa resaca fuera tan larga como para que su hermano se olvidara de la palabra "fiesta"

Tras esperar un momento a que el dolor de cabeza que tenia se atenuara un poco ya que el del corazón al parecer no se iba a ir jamás, se decidió a levantarse de la cama, pero tan pronto como lo hizo quiso volver a acostarse. Su mundo daba vueltas y las ganas de vomitar estaban latentes.

-¡Rápido, Grayson! -Lo apuró su hermana con un fuerte grito desde las escaleras. Tenia que ser rápido pero era imposible cuando sentía que le estaban taladrando la cabeza.