capitulo 4: Brillo Perverso.

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-Oye Asashi-kun.- La niña tiro de la remera del mayor haciendo que este se volteara.- ¿No te sientes, raro?.- Preguntó haciendo una mueca.

-¿Raro?.-Preguntó confundido.

-El otro día, estaba con Shin, y me descontrole, casi hago algo malo inconscientemente, era como si algo más fuerte que yo me dominara.- Explicó.

El pelirrojo estaba por responder, pero fue interrumpido por un castaño que entro a la habitación apurado y cerro la puerta detrás suyo.

-Casi, casi muerdo a Yuki.- Dijo agitado con un nudo en su garganta.

Los tres quedaron en silencio.

Era más que claro lo que pasaba, estaban comenzando a entrar en "esa" etapa que todos lo que nacían como vampiros pasaban.

Y a la corta edad de 9 años, era un gran peso sobre sus espaldas.

Siempre habían tomado sangre que su madre conseguía, y por mucho tiempo fue suficiente, pero la bestia quería atacar, quería tener una presa con la cual jugar.

La genética actuaba, y los niños eran sometidos a un sentimiento demasiado perturbador para su edad.

-Papá me hablo de esto, no quiero hacerlo.- Negó con la cabeza el castaño.- No quiero lastimar a nadie.-

La otros dos asintieron con la cabeza de acuerdo con lo que había dicho el menor.

-Tengo, una idea.- Murmuro la niña lo suficientemente alto para que los niños la escucharan.

-¿Que piensas?.- Preguntó el pelirrojo.

-Bueno...- Comenzó a jugar con los dedos de sus manos nerviosa.- Si bebo la sangre de alguno de ustedes dos, no habrá necesidad de lastimar a alguno de nuestros amigos. Aparte nuestras heridas sanan rápido y no quedaran marcas.- Explicó haciendo que sus hermanos abrieran los ojos sorprendidos. 

Ambos tragaron en seco, pero ninguno dijo nada. 

Cuando las palabras estaban por salir de la boca de la niña. 

El sonido de la puerta abriéndose sin aviso hizo que los tres niños saltaran sorprendidos. 

-Es hora de cenar.- Aviso el pelirrojo con la mirada clavada en los menores. 

Noto un leve cambio en los niños, principalmente en el pequeño pelirrojo, pero no dijo nada y desapareció de la habitación. 

(...) 

Cada uno se encontraba sumido en sus pensamientos, cada uno en distinta habitación, cada uno con la misma sed. 

La niña no aguanto mas, y al salir de su habitación y caminar por el pasillo, entro en la primera habitación que se encontró. 

-¿Hikari-chan?.- Pregunto el castaño confundido al ver a su hermana entrar tan repentinamente en la habitación. 

La pequeña no le dio tiempo a reaccionar, lo tenía acorralado contra la pared y en un movimiento brusco clavo sus pequeños colmillos lentamente en el cuello de su hermano. 

Un gemido de dolor se escapo del pequeño. Y aunque le dolía, prefirió quedarse estático, dejando a su hermana saciar su sed. Sabía lo que ella estaba sufriendo, el se sentía igual,  por lo que trato de no soltar ningún quejido para no llamar atención de sus padres que seguramente ya se encontraban durmiendo. 

Cuando la niña reacciono y ese brillo perverso desapareció de sus ojos, se separo con brusquedad de su hermano tapándose la boca con las manos y con una expresión horrorizada en su rostro. 

-Esta bien Hikari-chan, se que lo necesitabas.- Dijo el niño con una expresión entre comprensiva y cansada. 

-Lo siento Ryu.- Se disculpo la niña agachando la mirada arrepentida y apenada. 

El niño se limito a negar con la cabeza con una sonrisa dibujada en su rostro. 

El sonido de la puerta abriéndose hizo que ambos giraran el rostro. Unos ojos verdes lima se asomaron con un brillo perverso y divertido en su rostro. 

-Así que deciden jugar pero no invitarme. Eso es muy malo.- Dijo con un tono juguetón cerrando la puerta detrás de el y con una sonrisa de costado. 

-Asashi-kun..-Susurro la niña el nombre de su hermano mayor con el ceño fruncido. 

Todo en  el se veía diferente, de por si era un niño coqueto y juguetón, pero un aura oscura lo rodeaba haciendo que la niña diera un paso hacia atrás un poco asustada. 

Ryu observo a su hermano fijamente, sentía exactamente lo mismo que el, un fuerte dolor palpitaba con fuerza en sus gargantas, los pequeños colmillos se asomaban, a diferencia de la niña, ninguno de ellos había saciado su sed. 

-Hikari ven aquí.- Ordeno el castaño con tono autoritario y demandante, la niña soltó un suspiro y obedeció a su hermano sin decir ni una palabra. 

La pequeña mano del castaño apretó el mentón de la niña y lo elevo con suavidad, se acerco a su cuello y lentamente clavo sus colmillos. 

Un leve quejido se escapo de los labios de la menor. 

Pasaron unos minutos hasta que el niño se separo, ella soltó un suspiro cansado y se dejo caer en uno de los sofás. 

El pequeño castaño hizo una mueca de disgusto y por un minuto se sintió disgustado consigo mismo por haber lastimado a su hermana. 

-Me toca.- Fue lo que logro escuchar antes de verse acorralado por el mayor, los colmillos de este se clavaron sin precio aviso en el cuello del menor. 

Cualquiera diría que esta era una escena incomoda, pero ellos no se sentían así, se sentían aliviados de poder tener una espalda donde respaldarse. 

Habían levantado un muro bastante alto que nadie debería cruzar, una burbuja que no se debería reventar, un pacto de sangre, un juramento de hermanos. 

Nadie los separaría nunca, nadie se interpondría entre ellos, sea quien sea que lo intentara, no saldría vivo. 

(...) 

-Tu hermana es muy mala Asashi-kun.- Se quejo una pelirroja rozando sus pechos contra el brazo del chico. - Me dijo que yo era una zorra, dile algo Asashi-kun, la zorra aquí es ella.- Dijo siguiéndole el paso  al muchacho que se mantenía en silenció. 

Cuando ambos llegaron a la azotea el joven se safo del agarre de la chica y esta lo miro confundida. 

Observo hacia los costados hasta que se dio cuenta de algo, se encontraba justo en el centro de un triangulo formado por los trillizos Sakamaki. 

-Oni-chan, esta si que es una zorra.- Se burlo la menor con diversión mientras se balanceaba de atrás para delante en su lugar. 

-No debiste intentar interponerte entre nosotros.- Hablo el castaño con la mirada clavada en su libro de ficción.- Ahora pagaras la consecuencias.- Dijo levantando la mirada y clavando esos ojos oscuros que brillaban de perversidad en ella. 

-Eh..yo..lo sien-lo siento.- Empezó a decir la joven nerviosa con una expresión de terror dibujada en su rostro. 

Trago en seco cuando observo al mayor de los hermanos acercarse a ella.

-Buenas noches Anne.- 









La maldición Sakamaki./D.L/ pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora