Capitulo 13 "Somewhere Only We Know"

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- Ahora, ¿Quién es el más veloz Xundia? – dijo Natsuki a una distancia peligrosa entre Xundia y él.

Xundia se alejó unos pocos pasos sin quitarle los ojos de encima. Si bien Natsuki no se tele transportaba, el era capaz de alentar el tiempo a su alrededor, por lo tanto no precisamente aparecía y desaparecía, solo se movía realmente rápido. El mayor empuñó su sable observando a Xundia, ninguno de los dos parecía estar dispuesto a retroceder, pero entonces frunció el seño y él mismo arrojó su sable a la otra esquina de la habitación, ante la confusa mirada de la pelirroja.

- ¿Por qué? – preguntó ella con el seño fruncido

- No es divertido combatir contra alguien desarmado

Xundia levantó la guardia a la par que Natsuki. Ahora que lo recordaba, el mayor era zurdo. En un abrir y cerrar de ojos Xundia volvió a desaparecer, hubo segundos de silencio en la sala cuando Natsuki se volteó topándose con la chica detrás de él. Xundia dio una patada en la parte baja de su abdomen haciendo que Natsuki se deslizara levemente hacia atrás, lo siguiente fue un puñetazo con la mano izquierda el cual el mayor repelió exitosamente bloqueándolo con su brazo derecho. Ella intentó responder ahora con su brazo derecho pero Natsuki lo sujetó firmemente con la misma mano e hizo a la menor perder el equilibrio con un golpe en su mentón. Xundia intentó reincorporarse, hasta ahora Natsuki venía a la defensiva. Se movió rápidamente hacia él y le dirigió una patada alta con la pierna izquierda pero el menor respondió de igual manera haciendo que sus piernas chocaran en el aire. Nuevamente intentó con un puñetazo pero el panda volvió a repelerlo con otra patada. Xundia dio unos pasos hacia atrás y lo observó sujetando su canilla adolorida.

- ¿Acaso me temes? – preguntó con ironía

- Ni un poco, pero te conozco lo suficiente para saber lo que intentarás

- ¡Vamos! Si tu no me enfrentas tampoco es divertido

Xundia giró sobre su propio cuerpo y dirigió un golpe al cuello de Natsuki con el canto de su mano, pero el mayor lo detuvo a escasos centímetros de su rostro. Natsuki sujetó la muñeca de Xundia y ella giró sobre si misma realizando una medialuna y ubicándose detrás de él. Rápidamente se agachó e hizo que Natsuki cayera sobre su espalda con una patada por el piso dirigida a la articulación de sus rodillas, por la parte trasera. El chico quedo adolorido en el suelo y más aún lo estuvo cuando Xundia se apoyó en su pecho con su pierna derecha.

- ¡¿Qué es lo que intentas haciendo todo esto?! – interrogó ella molesta

- ¡Yo podría preguntarles lo mismo! ¡¿Por qué se esfuerzan tanto en ayudar a los humanos?! ¡¿Qué han hecho ellos por nosotros?! – Xundia frunció el seño ante las preguntas de su mayor, por lo que imprimió más presión sobre su pecho y él se quejo ruidosamente – Si ustedes se quedaran aquí estaríamos bien, ¡no tendríamos que volver a morir! Piénsalo Xundia, ¿No hemos sufrido mucho ya? – Imágenes de vidas anteriores cruzaron fugazmente la mente de Xundia, pero no, no podía permitirse dudar

Ella se apartó y retrocedió unos pasos. Natsuki estaba adolorido y ella también, el primero el caer sería el perdedor pero, ¿Qué pasaría si ella perdía? ¿Qué se supone que planeaba Natsuki? Realmente no estaba dispuesta a averiguarlo. Él se puso de pie lentamente. Ambos dieron pasos observando al otro, formando un circulo. Levantaron la guardia nuevamente. Xundia pateó con su pierna derecha la rodilla del contrario y este intentó dirigirle una patada, pero ella la repelió. Ella intentó patear nuevamente, su objetivo eran la parte trasera de la rodilla para hacer que este perdiera el equilibrio, pero Natsuki la esquivo. Entonces, giró sobre sí misma y dirigió otra patada, esta vez apuntando a su rostro. Natsuki recibió el golpe de lleno pero entonces notó que Xundia no estaba luchando con todas sus fuerzas, puesto que fue capaz de volver a levantarse. Pasó su mirada por la habitación y se sonrió, causando cierto malestar en su menor. Entonces, desapareció. Xundia, sorprendida, miró en todas direcciones tratando de ubicarlo y el mayor apareció a sus espaldas, empuñando nuevamente su sable.

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