#ScarsOneShot❤

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Pero el viento volvió a soplar, traía un perfume que él conocía bien, y el sonido de un beso que fue llegando despacio hasta posarse en sus labios.

*Perspectiva desconocida*

Cuando quiso volver a experimentar esa calidez, abrió los ojos y vió que de nuevo ella había vuelto a desaparecer, pues lo bueno nunca es duradero, tiene una fecha límite, por eso lo denominamos bueno, porque es algo que ocurre cuando menos te lo esperas y te alegra el día.

Porque en un mundo donde reina la oscuridad siempre  hay ese pequeño agujero por donde se cuela algo de esa cálida y gloriosa luz, ese algo que por más más que solo veas negatividad te traerá esa visión positiva que necesitas, lo más mínimo que sea, pero marcará la diferencia.

Ese algo, era ella, su pequeño agujero de luz, la que lo salvó de ser engullido por las tinieblas.

La que lo salvó de si mismo.

WILL

Llegué con mamá al parque infantil, tenía muchas ganas de aprender a montar mi bici nueva, papá me la había regalado cuando cumplí los siete, admito que tenia un poco de miedo de caerme, pero debía aprender para poder ver a mamá sonreír, es lo que mas me hace feliz.

Mamá me ayudó en todo momento, colocó el casco sobre mi cabeza y me alentaba a que subiera sobre la bici, estaba muy nervioso, ya no usaría las pequeñas ruedas traseras y podría caer al piso, pero igualmente lo intenté.

Pedaleaba lentamente algo inseguro y con los pies a cada rato en el suelo.

-Vamos Will, yo se que tu puedes- Esa era mamá.

-Hijo confía en ti mismo, si lo haces lograrás hacer cualquier cosa que te propongas, siempre.- Nunca olvidaré lo que me dijo papá.

Pedalee sin mirar al suelo, cada vez ganaba más velocidad, me gustaba, y oía como mamá y papá me animaban, no podía estar más contento, dirigí la vista hacia mis padres, solo fue un segundo, pero valió para que me desviara y chocara contra una niña.

Caí al suelo junto con ella, mi bici por suerte no recibió un gran golpe y se salvó.
Un llanto repentino hizo que dirigiera mi vista hacia la niña la cual con sus mejillas sonrosadas y mojadas estaba en el suelo.
Me sentí avergonzado por haberla hecho llorar.

-Ehm...niña...yo..lo siento mucho..-traté de disculparme.
Ella seguia llorando y por lo visto no tenia pensado dejar de hacerlo.

Me levanté del piso y le tendí una mano para ayudarla a levantarse, sus ojos cristalinos me miraron curiosos, ella se quedo callada dudando entre aceptar o no, al final la cogió y se levantó con dificultad, ella se quejó al ver sus rodillas magulladas con restos de sangre, me sentí culpable de haber causado tal accidente.

Me arrodillé ante ella y saqué un pañuelo de mi bolsillo, comencé
a limpiar sin hacer presión alguna, me daba miedo hacerle mas daño del que ya le había hecho.

Me levanté y por primera vez la miré a los ojos, se me hacia imposible dejar de mirarla, sus ojos azules hipnóticos, su corto cabello rubio, sus mejillas rojizas y esos delgados labios, era una niña muy linda.

-Me has hecho daño-dijo ella con voz suave, casi pareció un murmullo.

No me salían las palabras.

-Mm..si, esto.. yo lo siento.- dije mirando al suelo.

Ella se río, la miré sorprendido.

-Eso ya lo has dicho.
- ¿No estas triste?

-Lo estaba.
-¿Me perdonarás?
-A lo mejor.- dijo riendo y mostrando pequeños hoyuelos.
-¿Como que a lo mejor?

Ella se dio media vuelta dispuesta a marcharse, pero antes de que lo hiciera la tome de la mano.

-Espera
-¿Que?
-No me has contestado.

Ella se encogió de hombros.

Yo señalé su cabello, y la mire asustado.

-U-una araña...

Ella comenzó a gritar, y yo me tire a reir.

Cuando se dió cuenta de que era una broma me miró enfadada, como cuando mama me regañaba por romper algo.

Tragué asustado, ella se acercó lentamente, comenzó a hacerme cosquillas, y se subió sobre mi mientras yo intentaba deshacerme de ella rápidamente sin éxito alguno.

-P-para ni...ni-ña...
-Tengo nombre.
-Y yo que se como te llamas.
-Inténtalo.

-Mm...Melisa.
-No
-Eh...Lola
-Nooo
-¿Anna?
-Casi

-Pues sueltame ya.
-No has dicho mi nombre.
-SI, te llamas Anna
-Pues no, me llamo Annaleigh.-me enseño su lengua y luego se arrepintió, pues me había dicho su nombre.

-Annaleigh, bajate ya.
-Nunca- se cruzó de brazos con una sonrisa de autosuficiencia.

-Me has obligado a hacerlo.

Me acerqué a ella y uní mis labios con los suyos, lo había visto en algunas pelis y pensé que eso a las chicas les molestaría, pero ella se quedó estática, mirándome fijamente cuando nos separamos.

-Me has besado, puaj, ahora tengo toda tu saliva en mi boca.

- Haberte bajado.

Unas risas conocidas nos hicieron voltear, mis papas, nos habían tomado una foto.

-Will...

-Asi que el niño que me besó se llama Will...-susurró ella.

- Y la niña a la que le gustó se llama Annaleigh.-dije canturreando.

Vi como se marchaba, cuando menos lo esperé ella se giró.

-Adios niño que besa mal-saludo con la mano.

-Adios Annaleigh, algún día te encontraré - esto último lo dije en un susurro.






*Perspectiva desconocida*

Luego desapareció.

Ella nunca regresó.

Y él no la volvió a buscar.

Hasta que el destino los unió.

"Acción y reacción, todo en perfecta sincronía, así es el Universo....Y si es acaso que no llega a lograrlo buscará interminablemente una forma de hacerlo".

Y así fue, no ocurrió como en los cuentos que nos relatan cuando somos pequeñas,aquellos donde el príncipe azul rescata a la hermosa princesa.
Will no era ningún príncipe azul, ni Annaleigh era una princesa, pero el amor que se tenían mutuamente superaba las expectativas de cualquier cuento.

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