Veinte.

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Estoy tan enfadada.

El otro día te hablé para quedar, para que pudiésemos aclarar todo esto, para que volviéramos a empezar.

Pero me dijiste que no, que ya no querías quedar conmigo, que no estabas preparado, que habías quedado... La verdad que ya ni me acuerdo que excusa pusiste, quizá un poco de todas.

Lo peor es que a las tres de la mañana me llamaste borracho, ¿borracho? Pero si tú no bebías...

-Hola nena, mira el sexo como el tenis, podemos practicar de vez en cuando.

¿O sea que solo me quieres para de vez en cuando? No te quiero volver a ver en la vida. Ahora solo quiero llorar.

Te mereces quedarte solo; solo te digo eso.

¡Quédate! Y ya veremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora