Veintidós.

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El otro día te vi con tus amigos.

Estaba en un bar tomando algo con una amiga cuando de repente te vi.

Estabas dos mesas más adelante. Te estabas riendo.

Y me sentí tan tonta, por no poder parar de mirarte aún con lo enfadada que estaba contigo; por haberme dado cuenta de que no me querías, de que había sido una apuesta para ti y de que habías jugado conmigo.
Pero, no era capaz de ir a hablar contigo. Incluso me olvidé de dónde y con quién estaba.
Solo escuchaba tu risa.

Y ahí, me empecé a dar cuenta poco a poco de que me seguías importando. Aunque te hubiese jurado odio eterno, no podía odiarte.

Entonces, poco a poco, comenzaste a girar la cara. Sentía que sabías que estaba ahí, mirándote. Sentí que me buscabas.

Y fue cuando me viste.
Nos quedamos mirándonos a los ojos.
Sentí que se había parado el tiempo.

Entonces alguien chasqueó los dedos delante de mi cara y me di cuenta de dónde y con quién estaba. '¡Vuelve chiqui! Te has empanado. Jo, ¡estás más rara! ¿Estás bien?'

-Sí. Sí perdona, es que estoy un poco distraída.

Mi cabeza me rogaba que no te mirara, que fingiera que no estabas ahí, a unos metros de mí.
Pero no podía evitarlo, volví a girar mi cara deseando encontrarme con tus ojos, pero ya no me estabas mirando.

-¿A dónde miras tanto? -Me dijo mi amiga.

-¿Qué? A ningún sitio. Bueno, si quieres nos vamos ya de aquí...

Pero fue demasiado tarde, ella ya había girado su cabeza y os había visto.

-Ey, pero mira quiénes están allí. Son estos. ¡Vamos a saludarles!

Me quería morir. Oficialmente quería que la tierra me tragase.
¿Por qué tenía que conoceros?, ¿por qué teníamos que pertenecer al mismo grupo de amigos?, ¿por qué la vida era tan injusta?, ¿por qué?

¿Sabes cuál era el problema? Llámame mal amiga pero nunca le había contado lo que había sucedido entre nosotros. No lo vi necesario. Antes de que pudiera contárselo ya lo habíamos dejado... Lo que tuviéramos. Pero sé que todos tus amigos si lo sabían y cuando nos visteis aparecer nos mirasteis con cara rara, o eso sentí yo.

Cuando me quise dar cuenta mi amiga ya estaba hablando con vosotros y comenzó a saludaros, os dio dos besos a cada uno. ¡Dos besos!

Me muero. Me quiero morir de verdad.

Empecé a saludar a cada uno y tu te quedaste el último. Sentía que mi corazón se iba a salir del pecho. Te di dos besos rápidamente y me intenté poner lo más lejos de ti.

No sé cómo, pero acabamos pasando el resto de la tarde con vosotros.

En un momento te acercaste a mi y me dijiste: '¿podemos hablar?' Mi corazón me rogaba que me lanzara a tus brazos y que te pidiera que dejáramos de ser tan tontos. Los dos nos queríamos y aún así seguíamos con este paripé. Pero de mis labios solo salió un 'en otro momento, a solas'.

Debo ser la persona más idiota del mundo entero.

¡Quédate! Y ya veremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora