Capítulo 3

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Desperté en mi habitación con la respiración agitada, de un salto me incorporé de la cama.

¿Qué fue todo eso? ¿De verdad tendría poderes? Esas y muchas más preguntas invadieron mi mente.

Miré la hora en el celular, eran las 4 de la madrugada. Me pasé las manos por la cara y volví a enterrar mi cara en la almohada mientras intentaba quitar de mi cabeza las dudas que me atormentaban.

Horas después, desperté por la molesta luz del sol que se filtraba por las cortinas, me levanté con pesadez y pasé al cuarto de baño.

Abrí la llave, lavé mi rostro y cuando por fin me miré en el espejo sofoqué un grito al ver que el color marrón de mis ojos estaba siendo consumido por un verde tan oscuro como las hojas de los arboles del bosque.

Pestañee varias veces, pero el color era el mismo. Mis ojos eran totalmente marrones y ahora estaban irreconocibles.

—¿Ayla? ¿Estás bien? —La voz de mi tía sonó tras la puerta.

—Mierda... —susurré.

¿Qué iba a decir? ¿Qué me compré lentillas permanentes? ¡Era algo ridículo!

Por suerte había cerrado la puerta.

—¡Ayla!

—¿Sí?

—¿Estás bien? Te escuché gritar.

—Si... estoy bien. Vete.

—¿Segura?

—Si, gracias.

—Cualquier cosa me llamas, estaré en la sala de estar.

—Está bien.

No podía dejar de mirar mis nuevos ojos, pero no comprendía...

«Tendrás cambios pero no debes asustarte, es algo normal» La voz de esa mujer retumbó en mi cabeza, pero ¿A cuántos cambios se refería?

Me sentía asustada, y no era para menos, mis ojos marrones habían desaparecido.

Comencé a caminar dentro del baño. ¡¿Que le iba a decir a mi tía?! Me repetía una y otra vez.

Volví a mirarme en el espejo y luego de minutos que fueron como horas, llegué a la conclusión de que tenía que contarle la verdad, no tenías mas opciones.

Caminé decidida hacia afuera y antes de tocar la perilla la puerta esta se abrió sin siquiera haberla alcanzado. ¿Eso era posible? Me pregunté a punto de un desmayo.

Escuché un estruendo y al volver la vista al frente, vi un vaso roto en mil pedazos a mis pies. Era mi tía, que me observaba con la boca hasta el suelo sin poder creer lo que sus ojos habían visto. Mierda.

—Tía...

—Ayla... ¿Qué? Tus ojos están...

—Yo... —Intenté acercarme a ella, pero al ver su expresión decidí quedarme en mi lugar.

—¡Explícame ahora mismo que fue eso y por qué tus ojos están de esa forma! —chilló, el miedo evidente en su voz.

—Siéntate. —Suspiré entrecortadamente mientras palmeaba un lado en la cama para que se sentara. Le explicaría algo que ni yo misma comprendía del todo.

Ella dudo un momento y finalmente accedió, sentándose a los pies de la cama con su vista fija en mi.

(...)

Cambio Radical [Novela en Dreame]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora