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Baje pesadamente las escaleras dirigiéndome hacia la cocina donde no había nadie. Prepare un café, ya que mis ojos se cerraban gracias al sueño que tenía en este momento. Mire la hora, sólo faltaban 40 minutos para entrar al instituto. Busque mi bolso arriba mientras tomaba mi celular de la mesita de noche dirigiéndome hacia la puerta, donde luego cerré con llave y me dirigí a la parada del bus.
Fuera de la escuela habían chicos charlando animada mente y otros ya con su uniforme de fútbol entrando al gimnasio. Camine por el pasillo dirigiéndome hacia mi casillero donde saque los libros de las asignaturas que correspondían a las primeras horas. Salí al patio trasero sentándome bajo un árbol, faltaban 20 minutos para que el timbre sonara y se veían a algunos chicos con sus apuntes repasando. Hoy sería el último examen del trimestre de Lengua, no había estudiado, ya que mis notas no bajan de ocho sin estudio. Siempre me fue bien en el colegio, eso era un peso menos.

Las horas pasaron y nos encontrábamos en la última. El timbre sonó y en la salida se encontraba Helena. Subí la cabeza, no iba a mirar el suelo. Aunque me intimidara. Sabía lo que iba a pasar, ella me vio y se acercó sin perder tiempo.

-Vaya, Vaya, lindos moratones. Melanie, que te paso en la cara? Te queda mejor de costumbre!-

-Una guarra lo hizo, pero ya no lo hará más- la mire y abrió los ojos de sorpresa-.

-Como me has dicho?! Quien te crees idiota?!

-No vas a volver a molestarme. Primer aviso. No más-.

Su mano no tardó en deslizarse para impactar en mi megilla pero la detuve mirándola directo a los ojos para girar su mano poniéndola detrás de su espalda mientras gritaba de dolor.

-Si no lo hice hasta ahora era porque me tomaste por sorpresa en el baño, más si eran cuatro contra una.-gire más su mano y grito- no me defendía porque creía que dejarías de hacerlo -cayó al suelo- no volverás a molestarle. ¿¡Entendido!?-

-SI JODER, SUELTAME-

Callo al suelo y me miró con odio, se levantó y trató de darme un puñetazo y me corrí haciendo que cayera al suelo nuevamente y todos rieran. Se levantó y le fi una fuerte cachetada y volvió a caer al suelo. Escupió sangre.

-Esta bien, s-solo dejame joder- susurro.

Algunos aplaudieron, otros me miraron sorprendidos. Yo sólo tome mi bolso y me dirigí a casa.

(...)

Lo peor de mi día no fue haber peleado con Helena. Cuando llegue a casa estaba mama. Con un hombre, que no era papa. Me dijo que volviera luego. Pero eran las 8 de la noche y no me habría la puerta. Llovía y llovía empapándome. Sentada en la entrada de casa. Mi padre llegó de trabajar y me vio corriendo hacia mi.

-Melanie, que haces? Te has olvidado las llaves?-

-N-no, papa. Pero mama cerro con el seguro-

-¡¿Tu madre que?! Sal de ahí dejame a mi.- toco la puerta muy fuerte.- ¡CARLA ABRE EN ESTE MOMENTO!
¡JODER. ABRE LA JODIDA PUERTA AHORA MISMO!

Mama, no. Ella no tiene derecho a que la llame así. Abrió la puerta despeinada y agitada. Olía a alcohol por todo su cuerpo y reia como loca.

-¿Que queréis? Estoy ocupada.

-¿Que cojones? ¿Quien esta adentro? ¡¿Hay un hombre?! LO UNICO QUE FALTABA JODER. MUEVETE.

Un tío salió de la casa con un ojo morado y corrió a su auto medio desnudo.

-cariño. Ve a tu cuarto.-

-pero estas bien...-

-nena, por favor, yo lo arreglo.-

(...)

Nunca había escuchado tantos gritos. Pero no podía entender lo que decían. Sólo lloraba abrazada a mis piernas. Así toda la noche. Nunca había sido así. Fue peor que nunca, algo iba a cambair. Lo sentía.

crying nowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora