Cambios inesperados

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Kagome al sentir la tierra bajo sus pies abrió sus ojos, había regresado a la época de guerras civiles, se encontraba dentro del pozo devorador de huesos.

Los años no sólo la hicieron madurar, sus poderes se habían asentado, y su presencia como sacerdotisa se podía sentir varios kilómetros a la redonda.
Por esto su regreso no pasó desapercibido, alguien sintió a Kagome a la distancia y fue a su encuentro, ella no lo sabia pero un yōukai la observaba de lejos.
-¿Qué es lo que hace esa mujer aquí? Creí que ya no la volvería ver en este mundo.- dijo el yōukai al verla alejarse en dirección a la aldea de los humanos. -Hay algo diferente en ella, no siento ese olor a humano que desprendía antes... Su poder sin duda ha aumentado y al parecer ella no se ha percatado. Siento como una gran cantidad de demonios se acercan. Esto debe ser a causa de que sus poderes aumentaron considerablemente.-

La aldea no se encontraba muy lejos, a unos 20 minutos del pozo a pie. -"En bicicleta si que se hace mas corto el trayecto, creo que debí de haberla traído".- pensaba Kagome mientras caminaba por el bosque en busca del gran árbol sagrado. Solo habían pasado 4 años, pero sentía que los alrededores habían cambiado y estaba algo desorientada, el árbol sagrado seria su punto de referencia, era uno de los arboles mas grande del bosque y su copa se divisaba fácilmente sobre los otros. Tras unos minutos caminando lo logro ver a la distancia, había encontrado el camino.

Solo se encontraba a unos metro del árbol sagrado, cuando en el cielo apareció de una de las serpiente recolectoras de almas Kikyo, ella no se encontraba lejos. Apurando el paso, deseaba llegar rápidamente a la aldea y ver que Inuyasha se encontraba ahí, cerciorarse de que el no estaba con aquella mujer.

Al llegar a la aldea, se dio cuenta que muchas cosas habían cambiado. La cantidad de aldeanos se había duplicado, y muchos niños corrían por los alrededores de esta. Algunos de los aldeanos mas acianos la lograron reconocer y la saludaban al pasar. Contenta al ver el gran recibimiento se olvido por completo de Kikyo, decidió dedicarse a buscar la casa de la anciana Kaede, de seguro ahí encontraría a todos sus amigos y a Inuyasha.

No paso mucho tiempo cuando logro dar con el objeto de su búsqueda, contenta emprendió la carrera hacia la casa de la anciana Kaede, y al entrar no pudo creer lo que veían sus ojos. En el interior se encontraba su amiga Sango, con un recién nacido en los brazos y rodeada de dos niñas más. La sorpresa no fue solo para Kagome, la anciana Kaede, Sango y Rin no daban crédito de la persona que se encontraba delante de ellas.

-¡¿Kagome?! ¿De verdad eres tu? Que alegría verte de nuevo.- Dijo Sango al verla, con lagrimas en los ojos. -¡Señorita Kagome, ha vuelto!- Exclamó Rin arrojándose a sus brazos. Fue un momento conmovedor, tanto que Kagome no pudo contener las lagrimas ni un minuto más. Luego de 10 minutos de llorar de felicidad empezaron a hablar. Kagome se entero que Sango era madre y el recién nacido en sus brazos era ya su 3er hijo , ella y Miroku no habían perdido el tiempo en esos 4 años de ausencia, ya habían empezado a construir su propia familia. Por su parte Rin ahora vivía con la anciana Kaede, ya que esta creía que la joven niña necesitaba crecer en un entorno rodeada de humanos y Sesshomaru estuvo de acuerdo.

-Sango, ¿En donde están Inuyasha, Miroku y Shippo?- pregunto Kagome con el pequeño de Sango en los brazos. -Ellos están cazando demonios. Ayer recibieron la noticia de que un demonio había poseído a una joven y fueron a resolver el problema. No deben de estar muy lejos, además creo que a estas altura puede que Inuyasha ya haya sentido tu aroma y venga a toda velocidad hacia acá.- Sango no se equivocaba, Inuyasha y los demás corrían con prisa hacia la aldea, pero no porque Inuyasha hubiera sentido a Kagome, si no porque una gran cantidad de demonios se dirigían hacia donde se encontraba ella.

Por mas que apuraban el paso, Inuyasha, Miroku y Shippo, cayeron en cuenta que no llegarían a tiempo. A lo lejos podían ver como grupos de demonios de todas las direcciones se dirigían a un mismo lugar, la aldea. No es algo común ver a tantos demonios reunidos, más aun desde que Naraku y la Perla de Shikon desaparecieron.        -¿Qué sera lo que los atrae?- pregunto Miroku desconcertado ante la escena que presenciaba. -No lo se, pero no tenemos tiempo que perder.- dijo Inuyasha acelerando el paso.

En la aldea, todo era tranquilidad, todos desconocían el peligro que se acercaba cada vez mas. Mientras Sango y Kagome permanecieron en la casa de la anciana Kaede, esta fue a buscar unas hierbas que necesitaba. Fue en ese instante que sintió como una gran cantidad de fuerza maligna se acercaba a toda velocidad. Corriendo lo mas rápido que su cuerpo le permitió volvió a la aldea.

-¡¡¡Sango, se acercan grandes grupos de demonios a la aldea!!!- grito Kaede al ingresar a la casa. -¡¿Qué?! Miroku y los demás aun no regresan y no estoy en condiciones para defender a la aldea. ¿Qué es lo que los atrae a este lugar?.- pregunto Sango tratando de comprender la situación.

Fue en ese instante que Kaede pudo sentir una gran fuerza espiritual y esta provenía de Kagome, ella era la que atraía a los demonios a la aldea. -Es Kagome.- dijo señalándola. -¿De qué estas hablando anciana Kaede? Soy una simple humana, ¿Por qué atraería yo a los demonios?- Kagome no lograba comprender como ella podría ser la causa de que una gran cantidad de demonios se dirigieran a la aldea.

-Kagome, al principio ignore todo, por la emoción de tu regreso, pero ahora puedo notar claramente que emanas un gran fuerza espiritual. Recuerda que no eres una simple humana, eres la reencarnación de mi hermana y por lo tanto tienes los poderes de una sacerdotisa. Al parecer en estos 4 años tu poder espiritual se ha incrementado y eso es lo que los atrae. Se que suena descabellado, pero tienes que creerme.-

Kagome, no daba crédito de lo que escuchaba, pero si lo que decía la anciana Kaede era verdad o no, en estos momentos no importaba. Ella era la única que podía defender a la aldea. -Anciana Kaede, ve a alertar a todos los aldeanos de que permanezcan en sus casas, necesitare que me prestes un arco y flechas.- dijo Kagome, con decisión. -Pero Kagome, ¿Para qué quieres un arco y flechas? ¿No estarás pensando en enfrentar sola a todos esos demonios?- Pregunto Sango angustiada. -Soy la única que puede enfrentarlos, por lo menos hasta que lleguen Inuyasha y los demás. Por favor solo confíen en mi.

Sin más remedio la anciana Kaede hizo lo que Kagome le pedía, debía confiar en ella. Solo esperaba que Inuyasha, Miroku y Shippo regresaran pronto. Si bien no dudaba de los poderes de Kagome, ella sola no podría contra todos esos demonios.

En noches de luna llenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora