Encerrados | Harry Styles

Capítulo 7

Juliette's POV

Estaba muy asustada, demasiado. Al igual que él, por cierto siento que lo conozco pero no sé de dónde.

-Muy buenas tardes a los dos -suena la voz de un hombre pero no tengo idea de dónde proviene.

El chico y yo nos volteamos a ver al mismo tiempo con un rostro de duda.

-Estoy seguro de que en estos momentos hay una infinidad de preguntas en sus cabezas, lamentablemente no todas las podré contestar y algunas de las respuestas que les pueda dar no serán de su agrado -dio una pequeña pausa-. Bueno, tal vez la mayoría de ellas.

¿Qué diablos estaba pasando? ¿Qué pasará conmigo ahora y con ese chico que estoy segura conozco?
No puedo hacer memoria, estoy demasiado estresada dándome cuenta de qué es lo que sucede.

Quiero irme, quiero escapar. Tal vez esto era un mal sueño, eso espero. No puedo quedarme aquí un minuto más.
¿Qué pasará ahora?

Estamos encerrados.

Ambos tratamos de descubrir de donde proviene esta misteriosa voz, comenzamos a girar nuestras cabezas por todos lados para averiguar.

-¿Quién eres? ¿Qué hacemos aquí? -digo a la nada.

-Señorita Monroe, que gusto escuchar su voz -vuelve a decir el extraño- escuche que se puso algo... dura con los guardias.

-Esos no son guardias, son secuestradores, al igual que tú.

-Yo diría que soy un simple, digamos observador -el humor sale de su voz y hace que me enoje aún más.

-Maldito imb...

-¿Qué hacemos aquí? -interrumpe él.

-Señor Styles, que bueno que comience a participar. Podríamos explicarles que hacen aquí pero eso podría interferir con nuestra experimentación, no serviría de nada tenerlos aquí.

-¿Experimentación con qué? -digo para sonar dura.

-Con su nuevo estilo de vida, con sus actitudes, su manera de tratar el nuevo contexto de las cosas.

-¿Cuándo terminará esto? -vuelvo a decir de la misma manera.

-Cuando tengamos lo que queremos, tengan paciencia.

-¿Qué nos harán? -dice el chico con la cabeza gacha.

-Nosotros nada, dejarlos adaptarse.

Hay una pausa, ya no sé que preguntar ¿Qué podría preguntar en esta situación? Supongo que él tampoco tiene alguna otra pregunta.

-Bueno, supongo que no hay más preguntas que puedan ser contestadas así que continuaré con la introducción de su nuevo hogar. En el fondo del cuarto hay dos puertas, la del lado derecho es un baño, no queremos que estén sucios -dice con una pequeña carcajada- la del lado izquierdo es un vestidor, ahí encontrarán la ropa necesaria para un mes, después será cambiada. Su ropa sucia pueden dejarla en la pequeña caja de metal que está dentro del vestidor. Recibirán 3 comidas al día, los queremos igualmente sanos. Sus comidas las recibirán debajo de la puerta principal. No intenten hacer algo con eso, sólo una parte de la puerta se abre y les aseguro que no caben ahí.

Este hombre me está mareando y sacándome de mis casillas.

-Quiero informarles que sabemos todo sobre ustedes y sus vidas, cada paso que dieron en los últimos meses fueron estudiados. No traten de engañarnos porque claramente nosotros somos los maestros en eso. Si es que sienten en algún momento que avanzan un paso nosotros ya estaremos dando el cuarto, no intenten nada y no lo digo porque nos puedan llegar a arruinar algo sino porque pueden arriesgar su salud, sus vidas.

-¿Qué rayos está diciendo? -él está espantado, los dos.

-En el escritorio que tienen dos libretas y plumas, sus nuevos diarios. Es algo psicológico, los ayudará a no perder la cabeza, los necesitamos cuerdos. Cada tres días en una de sus comidas recibirán una hoja. Cuando terminen sus comidas dejarán los platos junto a la puerta para sacarlos, en las hojas escribirán algo que quieran que sea material pero obviamente nada de celulares u otras cosas que puedan ayudarlos a escapar. Al día siguiente ustedes recibirán su pequeño regalo. Todos los días les daremos un periódico, para que estén al tanto de lo que pasa en el exterior. Puede que no se hayan dado cuenta pero no hay ninguna ventana, la luz que los está iluminando es artificial, se apagará en la noche, a las 10:00 p.m. y se encenderá de nuevo a las 7:00 a.m. Tal vez esto les ayude a saber en qué hora viven -después de hablar tanto hace una pausa-. Supongo que esto es todo así que los dejo indagar en lo que será su hogar por un largo tiempo.

-Dios, están enfermos -digo mientras llevo mis manos a mi cabeza que podría explotar en cualquier momento.

-¡Ah! Y antes de que se me olvide, señorita Monroe esas heridas se ven muy mal. Será mejor que las desinfecte, el botiquín se encuentra en el baño.

-¡Aguarda! -dice el apuesto chico junto a mí- usted mencionó que nos observarían -da un paso al frente- ¿Hay cámaras en este cuarto?

Esta pregunta que acaban de plantear esos ojos verdes es la cereza del maldito pastel, agrega a todo esto que me estarán viendo las 24 horas del día.

-Lo que puedo decirles es que podrán hacer sus necesidades en el baño con toda la privacidad que merecen -comenta con una burla imperdonable-. Hasta pronto.

-Lo que merecemos es nuestra maldita libertad -dice él con una gran furia mientras desordena y jala sus rulos con rudeza.

-No puede ser -me siento en una de las camas y no puedo más.

Comienzo a llorar y a los pocos segundos siento la mano del chico misterioso pero probablemente conocido acariciando mi espalda, tratándome de consolar.