Capítulo 49.

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  No reconocías absolutamente ese lado.

Pensabas: Busca el árbol con flores naranjas, muy bien. Allá está... ahora, tengo que cruzar estas enormes calles para llegar al árbol y girar y... derecho llegaré a la cuadra cerca de casa de Gustav. Bien, ahora... muévete.

Las calles eran demasiado anchas, lo cual te espantaba un poco. Esperabas junto a los demás peatones el cruce de la calle, pero no se detenían. Te llegaste a preguntar si algún día pararían.
Dieron el pase, todos caminaban apresurados, por lo que tuviste que seguirles el paso porque si no, terminarían arrollándote.
Cuando llegaste a una de las cuadras más cerca al árbol que ubicabas, te detuviste esperando el pase a la otra para llegar al árbol.
Después de unos minutos eternos, llegaste al árbol. Al estar ya en el citado árbol, viste a todos lados buscando la forma de recordar por donde habías pasado en el automóvil.

Pensabas: Derecha, sí, recuerdo esa casa de ahí.

Al estar segura, tomaste camino. Por suerte, te habías comprado algo de comer en el lugar, si no hubieras muerto de hambre en el camino. Pasaste por calles que recordabas cada que regresabas a casa de Gustav, no estabas perdida, pero un poco desubicada y miedosa al respecto de estar sola en Londres. De pronto, sin apenas llegar a la mitad del camino, ya te habías cansado. Viste una banca que era para los que esperaban algún tipo de autobús. Te sentaste y viste que tenías una llamada perdida, no sabías quien era, ya que no reconocías el número.
Descansaste un tanto, y luego retomaste el camino.
De pronto sentiste que había personas caminando detrás de ti. Volteaste, y era una pequeña multitud de aproximadamente un grupo de quince o diez personas. Eran como de quince años, e iban juntos como un día de sol. No les tomaste importante, pero seguiste caminando.
El día era frío, y no llevabas más que un delgado suéter. No aguantaste más, y le hablaste a Gustav.

Tu: ¿Gustav?
Gustav: ¡Hola! ¿Qué pasa? ¿Ya estás en casa?
Tu: No, ese es el problema. Sé por dónde voy, pero no tengo suéter y está haciendo un frío terrible. ¿Crees que pudieras pasar por mí? Si no puedes está bien, pero de verdad tengo mucho frío.
Gustav: No puedo salir ahorita, pero... ¿en dónde estás?
Tu: No sé la calle, pero estoy a aproximadas cuadras de tu casa.
Gustav: Bien, pide un taxi yo lo pagaré... te daré una dirección.
Tu: Okey, y yo traigo dinero.
Gustav: Bien. ¿tienes en dónde anotar?...

No tenías en donde anotar, pero por suerte había un jardín en una de las casas cerca de ahí, y escribiste en la tierra. Al colgar, el chico de la casa te descubrió haciéndolo, lo cual hizo que volvieras a poner la tierra como estaba. Lo malo era que no era tierra seca, estaba mojada, y era automáticamente lodo. No te dejó lavarte las manos, por ser "descortés con su jardín".

Pensabas: Ojalá tu jardín te coma un día de estos.

Te fuiste del lugar con las manos apestosas. Caminaste a la avenida y pediste un taxi, le diste la dirección y pudiste llegar a donde se encontraban tu tía y Gustav. No estaba lejos de la casa de Gustav, de hecho estaba más cerca de lo que pensaste. Había mucha gente, él estaba viendo la transmisión de una de las entrevistas de tu tía, ella era como una flor que florecía frente a las cámaras. El calor del lugar era un calor acogedor, como para leer un libro, o ver televisión. Oh estar con Harry (Solo tal vez)
Gustav estaba tan atento que notó mi presencia cuando olió la tierra de mis manos.

Gustav: Ah, hola –Te sonrió.
Tu: Hola. –Sonreíste avergonzada- ¿Dónde hay un lavabo? Necesito lavarme esto... -Dijiste al levantar tus palmas.
Gustav: Acá derecho se encuentran. –Dijo apuntando.- ¿Todo está bien?
Tu: Sí. Gracias. –Sonreíste-

Te dirigiste al lavabo, y lavaste muchas veces con intenciones de desaparecer el olor que se impregnó a tus manos. Cuando saliste, comenzaste a observar el lugar. Veías que varios programas de televisión se trasmitían en ese lugar. Viste a la conductora del programa de chismes más prestigiado en Londres. Hablaba de artistas con novias, y quien había mejor pareja. Deseabas salir con Harry, pero no eran pareja.
Mencionaron a los chicos de One Direction; Danielle y Liam, Eleanor y Louis y Perrie y Zayn. Sus fotos eran hermosas, jamás deseaste tanto ser del club de novias de ellos hasta el día que supiste que tenían novia la mayoría. Siempre te quedabas a pesar de que al final salieras lastimada por tantas chicas vinculadas con Harry. Esta vez te dolió más, y no solo porque fueran bastante hermosas, oh porque fueran muchas... si no porque seguro a él le dolía escuchar que le decían mujeriego, y no podías imaginarlo llorando por ello. Te alejaste para dirigirte con Gustav, quien estaba viendo unos papeles en sus manos. Te vio, y te sonrió de nuevo. Siempre lo hacía, tal vez para calmarte o porque le daba risa tu cara... tal vez la segunda opción.

Gustav: ¿Cómo has estado el día de hoy? ¿Cómo te sientes?
Tu: Bien, supongo. A pesar de que me desubiqué un momento, y moría de frío... pero nomas.
Gustav: ¿Y tu amor?
Tu: ¿Amor? –Harry tal vez- ¿Harry?
Gustav: Si, él.
Tu: él está... a lo mejor con una chica mejor que yo. Quién sabe.
Gustav: No digas eso... aunque puede ser que esté con una chica, pero no con una mejor que tú.
Tu: Gracias, supongo.

Gustav te llevó a casa. En el auto, hablaban de Harry, un tema entre ambos que jamás estaba por demás.

Gustav: Entonces dices qué... ¿Estás harta de pretender amor? O sea, defínelo.
Tu: Sí, o sea... -Aguantabas las ganas de llorar- sí, o sea de... no sé. Quiero decir... él viene me besa, se va y está con otras. No estuviera celosa si fuese su novia, porque sé que estoy con él y él podría estar con otra pero está conmigo. ¿Me entiendes? Pero estoy harta de eso... quiero ser su novia, pero si él no me lo pide en una semana más, me rindo y me regreso a mi país...

Gustav permaneció callado, y el hecho de que no te dijera nada fue tal vez un indicio de obligarte a olvidarlo. Tal vez... su silencio era como "Podrías olvidarlo, pero no lo intentas" o un "Juega contigo, ya no te ilusiones" tus lágrimas corrieron por tus mejillas, tus ojos ya no pudieron retenerlas. Limpiaste tus lágrimas antes de que Gustav lo notara. Al llegar, no estacionó el auto, lo cual te sacó de sí.

Gustav: Iré por algo para cenar, toma las llaves. –Dijo al dártelas- por favor. –Sonrió

Bajaste sin preguntarle más, tomaste las llaves y te dirigiste a la puerta. Tus ojos estabas llenos de lágrimas, no te dejaban ver bien entre la oscuridad de la noche. Abriste la puerta para prender la luz de afuera de la casa. Al hacerlo, viste...  


Let's Pretend It's Love | h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora