Disclaimer: Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto. Evidentemente, no es mío porque de ser así, Sasori - mi hermoso niño - seguiría vivo.
Dedicado con todo mi cariño a Karla Inés. Muchas gracias por apoyarme tanto, por darme tantas risas y por ser tan amable conmigo. Eres adorable.
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1.
Boruto miró a los dos adultos frente a ellos. No sabía mucho sobre amor, pero no creía posible que esas personas tan siquiera se agradaran. Él había visto a muchas parejas discutir, había escuchado a Temari amenazar a Shikamaru y a Karui regañar a Chouji; mas nunca había visto esa clase de relación en un par de sujetos que dijeran estar enamorados.
Miró a Mitsuki, se veía tranquilo, acostumbrado a esas discusiones. Sarada conversaba con él, un tanto nerviosa por que esos sujetos terminaran matándose. ¿Qué harían ellos si ocurriera una batalla ahí mismo? El hokage les había dejado una misión en la que tenían que interactuar con dos miembros del antiguo equipo Taka. Ambos se habían convertido en un gran equipo de rastreo y ataque, junto con Jūgo, pero éste era requerido en la guarida central de Orochimaru. Por supuesto, fueron a ver al padre de Mitsuki antes de pedir la colaboración de Suigetsu y Karin; el hombre, de un aspecto sumamente extraño, los atendió casi con afecto.
Tanto Sarada como Boruto se sorprendieron por la relación entre Mitsuki y Orochimaru. Ambos se miraban de una forma muy extraña, como si pudieran comunicarse con los pensamientos. Sarada dijo que eso era imposible a menos que tuvieran jutsu como el clan Yamanaka. Mitsuki más tarde les explicó que se trataba de que eran familia, eran padre e hijo. Entonces, Suigetsu, que ya venía con ellos a un lado de una pelirroja chillona, Karin, dijo que ellos dos siempre habían sido raros. Karin le respondió que él era el más raro de la guarida y enseguida se sumieron en una discusión que pasó por varias pausas, mas no había terminado después de cinco horas de viaje.
En ese momento, los miembros del equipo Konohamaru se encontraban sentados sobre el césped. Su sensei no dejaba de mirar con cierto recelo a Suigetsu y a Karin, dudando también que ellos dos se quisieran como Mitsuki lo había afirmado durante una de sus pausas.
- Hey, Mikki. - dijo Boruto en un susurro.
- ¿Eh? - respondió el aludido. Sarada, que ya había apretado los puños sobre sus piernas, también atendió a las palabras de su compañero.
- ¿Estás seguro de que no se matarán? Quiero decir, se ve que se odian, dattebasa.
Mitsuki rió. Ya había imaginado que eso tendría que pasar. Él mismo había dudado en algunas ocasiones lo que Jūgo le había tratado de explicar durante varios años. La relación entre Suigetsu y Karin había sido tensa desde que se conocieron, según Jūgo, pero eso nunca había impedido que se separaran por un largo tiempo. Ya fuera el destino o el deseo, Karin y Suigetsu siempre habían terminado en el mismo lugar.
Por supuesto, no fue hasta que de verdad se vieron en una situación que los obligaría a separarse indefinidamente cuando ambos expresaron sus verdaderos sentimientos... o "gritaron" sería el verbo indicado.
- Ellos se odiaban antes. - dijo Mitsuki, admitiendo las palabras de Boruto.
- ¡Pedazo de pescado barato, suéltame! - gritó Karin tratando de zafarse del agarre de Suigetsu sobre su cintura. - ¡Que me sueltes, he dicho! - repitió, golpeándolo en el rostro, que de inmediato se transformó en agua.
- ¡Cierra la boca de una maldita vez, sucia zanahoria! - gritó él, tras tomar las muñecas de Karin y recuperar su rostro. - ¡Anormal!
- Claro, eso era antes... ¿Seguro? - musitó Sarada para Mitsuki. - Yo no los veo muy felices el uno al lado del otro.
- Sí, lo sé. - respondió Mitsuki. - Pero... Ah, bueno, tenemos tiempo. Se los contaré, ¿de acuerdo?
2.
Después de la llegada de Karin, tras la explicación de Suigetsu respecto a lo de Sarada, ella se molestó de verdad con él. No sólo por haber provocado golpes en la familia de Sasuke, sino por haber creído que ella era una cualquiera sin dignidad. Eso no lo hubiera esperado de Suigetsu, no de verdad.
Ella dejó a Suigetsu solo en el laboratorio y con una broma en la boca antes de retirarse. Jūgo la encontró en uno de los pasillos, recargada en la pared y con los dientes y puños apretados. En verdad estaba enojada. Intentó hablar con ella, pero Karin le gritó que seguramente él también había creído que ella era una mujer sin valor alguno que se dejaba seducir por cualquier idiota guapo. Jugo respondió que no creía eso de ella y que no sabía de alguien que sí lo creyera, haciendo alusión a que seguramente Suigetsu tampoco la veía de esa forma.
Karin, no obstante, lo empujó con fuerza para encerrarse en su habitación.
Todos sabían de la pequeña obsesión que ella tuvo por Sasuke, todos reconocían que Karin estuvo enamorada de su cara bonita y su fuerza; pero aunque en ocasiones incluso ella pensara lo contrario, esa época había quedado en el olvido. Sasuke Uchiha era un hombre de familia, que amaba y respetaba a su esposa; un hombre cuya vida se basaba en salvar a su hija y a Sakura. Ella fue testigo del nacimiento de Sarada, fue testigo de cómo Sasuke cuidó de Sakura durante su embarazo y de cómo su mirada cambió cuando Karin por fin sacó de Sakura a una hermosa niña con unos potentes pulmones.
Sakura sostuvo a su hija bajo la atenta y curiosa mirada de un padre primerizo. Tras unos segundos, en los que Karin admitió lo mucho que la bebé se parecía a ambos padres, Sakura le ofreció a Sasuke sostenerla.
Esa escena fue la que marcó un antes y un después en la vida de Karin. El hombre del que había permanecido enamorada, ahora le sonreía a una criatura que mágicamente había dejado de llorar desde que su padre la tomó entre su único brazo. Él ya no era el chico amargado que conoció, no era alguien obsesionado con la venganza y con su hermano. Sasuke no era un muchachito inmaduro, era un padre de familia, un esposo de una hermosa y brillante ninja médico. Ella tampoco debía seguir siendo la adolescente que soñaba con Sasuke, un imposible.
Fue entonces que su corazón atendió a las críticas de la razón y dejó al amor de Sasuke ser libre.
Desde ese día, en el que ella misma se sorprendió cargando a la pequeña Sarada y hablando con sus padres sobre los siguientes planes, Karin se convirtió en una amiga más de la familia Uchiha; ya no sólo de Sasuke. Como prueba de ello, Sakura le entregó el cordón umbilical. Y Karin lo guardó cual tesoro.
Por ello, por todo lo que Karin sintió en esa ocasión, no podía tolerar que hubiera alguien que pensara de esa manera. Mucho menos si se trataba de ese idiota ignorante. Él nunca se había interesado en ella, nunca lo suficiente como para preguntarle algo tan importante como eso.
Idiota.
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Querido corazón
FanfictionSin lugar a dudas, el amor tiene más de una expresión. Puede tratarse de una línea tierna y romántica, puede tratarse de una curva de dolor y drama, puede tratarse de espontaneidad y llegar de la nada. Puede tratarse de mil maneras; pero la que pose...