Entré cuidadosamente y con el animalito en manos a la recamara de mi padre, procurando ser lo más sigilosa posible. Deposite a DJ en el suelo y este comenzó su parte de buscar los dulces esparcidos. Salí de la habitación de la misma forma en la que había entrado, Lulú no tardaría en subir. Volví a mi cuarto y empecé a vestirme.
Baje las escaleras rápidamente para luego entrar a la cocina y servirme un vaso de agua y una tostada. En mi mente solo estaba la expresión que pondría mi madrastra al encontrar mi ‘’regalo’’. Desde el almacén salió Coco con su sonrisa tranquilizadora, se notaba cansada a pesar de sus intentos por animarse.
~Adiós Coco. –dije al tiempo que le daba dos besos en la mejilla y salía hacia el coche, el chofer me esperaba pacientemente.
Todo el camino hacia el instituto fue en silencio, estaba pensando en mi padre, en mi difunta madre y en mi profesor Lucas.
Al llegar caminando a la puerta de entrada vi a María que me saludaba desde adentro. Cuando entre empecé a contarle de la pequeña broma a Lulú. Ya en el aula María me confirmo que habría un paseo hacia el Museo de Artes, por supuesto me apresure a preguntar quién sería nuestro tutor. Los latidos de mi corazón aminoraron al escuchar que era el profesor Lucas.
A eso de las 9:00 ya entrabamos en el autobús, una profesora llamada Bianca, de pelo cenizo y ojos color caramelo hablaba con su autoritario tono de voz de siempre, ordenaba con la lista el asiento de cada uno. Me toco el asiento delantero, María y mis compañeros se sentaron detrás. A mi lado un asiento estaba desocupado y pensé que iría sola. No fue así, Bianca se veía dispuesta a acompañarme, cuando no tuve más esperanzas el profesor Lucas se sentó en el asiento sin percatarse de mi presencia o de la disposición de Bianca. Suspire aliviada.
~ Buenos días señorita Elizabeth. –saludo cortésmente con una inclinación de cabeza.
~ Buenos días profesor. –pronuncie sonriente.
~Que animada la veo. –dijo Lucas en un tono tranquilo. Al ver que estaba todo sin problemas seguí hablando.
~Oh sí. Pero no puedo decir lo mismo de usted, profesor. –se notaba cansado y fatigado a pesar de su serenidad. Eran ya dos veces que no lo notaba con su alegría de siempre, como si todo eso fuera mentira. Intente olvidar esas ideas rápidamente.
~ ¿Usted cree? –pregunto, y al asentir siguió. ~Tal vez simplemente dormí mal.
Y con esto no se habló más hasta llegar al museo, antes de que muriera mi madre visite aquel museo, era hermoso en aquella época, cuando todos entramos me dio la sensación de que había perdido esa chispa en el ambiente.
Estábamos en la sala norte donde las pinturas del occidente eran alegres y complejas, con trazos descoloridos, donde empezaba una línea para nunca acabar. Me quede observando una en particular, tenía la imagen de un León, con arroyos, en los laterales y un halcón volando en el cielo, era la imagen del secreto. Aun recordaba cuando tenía ocho años, le había preguntado a mi madre si podíamos llevarnos aquel marco, ella negó delicadamente la cabeza al tiempo que me agarraba las manos. Salí de aquel recuerdo con el anuncio de Bianca de avanzar a la próxima sala en cinco minutos.
Para mi sorpresa, el profesor Lucas estaba a mi lado, observando la misma pintura del león, estaba ensimismado en algún pensamiento. Verlo en otra de sus facetas me alegro.
~ ˂˂No es, sino agua, la paredes del más fuerte, que en el instante de su muerte solo tiene una elección˃˃ ˂˂El león saca sus garras, más las aguas acorralan el gruñir˃˃ -recito con voz ronca y misteriosa.
~ No sabía que recitara. –susurre, aun escuchando el eso de las frases del profesor Lucas.
~ No lo hago. Es un recuerdo del pasado. –dijo con cierta amargura. Luego volvió a su expresión energética de siempre. ~ No sabía que te gustara el arte.
‘’Hay muchas cosas que no sabes de mi’’
~Digamos que sí. Pero, esta imagen también es un recuero. –le sonreí.
‘’Un recuerdo de mi madre. ’’
Antes de que me diera cuenta ya había transcurrido una hora en el museo. Salimos al patio lateral del lugar, era nuestro reposo, unos minutos antes de proseguir. María llego corriendo a mí, al parecer estaba feliz.
~ ¿En dónde has estado? –pregunto mi amiga, esperando una respuesta razonable.
‘’Con el profesor Lucas. ’’
~Curioseando. –conteste riendo. ~ ¿Que tienes que estas tan animada?
~Tom Mac Gregory. Estaba coqueteando conmigo. –explico lo más rápido que pudo. Mi amiga era la clase de chica que prefería leer y charlar antes de que algún chico le hablara.
~El mismo Tom del cual estuviste enamorada hace dos años. –mi voz sonó más a una afirmación que una pregunta. María asintió, embobada. ~Ya veo.
A parte de la noticia de María las otras horas pasaron con tranquilidad, no volví a ver a Lucas hasta el recorrido de vuelta en Bus. Verlo a mi lado con ese aire de paz me recordó a mi madre.
‘’Que nostalgia’’
~ ¿Podrías terminar las frases de la pintura?
Me observo un momento. Analizo algo un momento. ~ ¿La del león? –asentí. ~Mañana tenemos tutoría, ¿Qué te parece ahí?
~ Este bien. –conteste luego de un largo silencio.
Cuando el autobús aparco en las puertas del instituto Lucas se despidió con un movimiento de cabeza y luego desapareció entre los estudiantes.
‘’A veces parece que fuera de Inglaterra’’ ‘’Otras veces creo que es francés, pero sin el acento’’
Quería ver a María pero al notar que Tom la tenía en una conversación me aleje. Me dirigí al coche negro que me esperaba a una esquina más allá del instituto. Al llegar a mi casa y sentir que mi padre no se encontraba subí a mi recamara y me quede leyendo el primer libro que encontré. Coco toco la puerta varias veces para entregarme el almuerzo y avisarme de la llegada de Lulú.
‘’Oh cierto. ¡El Hámster! ‘’
Lulú aún se encontraba en la sala, entre rápidamente a su habitación y empecé a busca al pequeño animalito. Note algunas cosas fuera de orden, eso me hizo saber que mi madrastra no estuvo muy feliz con mi regalo. Encontró a DJ debajo del mueble de bronce. Lo agarre en mis manos, en ese momento Lulú abría la puerta, el mayordomo la llamo desde las escaleras y ella volvió a salir. Suspire bruscamente.
‘’Eso estuvo cerca’’ Salí de la habitación y coloque a la criatura en su jaula. Estaba segura de que mi madrastra me llamaría para saber si la culpable de que todos sus zapatos y cosméticos estuvieran a medios comer fue mi culpa, para mi sorpresa no hizo nada, y la casa se sintió sorprendentemente tranquila. Esa noche no tenía ganas de leer el libro ‘’Un tal vez’’ por lo que me dormí rápidamente.
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Un tal vez...!!!
Romance~~Soy Elizabeth,tengo 16 años y estoy enamorada de mi profesor~~ Lo que Elizabeth no sabia era el otro lado de su profesor y que un libro le ayudaría a averiguar los secretos que oculta. El libro tiene que ser cuidado y averiguar los....¿¡ acertijos...